Hoy celebramos la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María
https://youtu.be/YtlpVO-aOXs
- Gen 3, 9-15-20
- Sal 97
- Ef 1, 3-6. 11-12
- Lc 1, 26-38
Hoy celebramos la Fiesta de la Inmaculada Concepción de María, fiesta estrechamente vinculada con el espíritu de Adviento que estamos viviendo, por eso la liturgia nos motiva a abrir nuestro corazón, e imitar esa disponibilidad de nuestra Madre a vivir una vida de acuerdo al cumplimiento de la Voluntad de Dios. O sea a vivir ese hágase.
Cuando leemos el pasaje de la caída de nuestros primeros padres en el Paraíso nos podríamos preguntar: ¿Será posible no pecar? ¿Hubiera sido posible que Adán y Eva no pecaran y que la historia hubiera sido distinta? La respuesta es: Sí.
Dios crea al hombre a su imagen y semejanza y, antes de la fundación del mundo, nos elige en Cristo, para que seamos santos e irreprochables ante él por el amor. Nos ha elegido para la santidad, para hacernos partícipes de su vida. Este plan inicial de Dios el hombre lo rompe por el pecado. El hombre, con palabras del Concilio Vaticano II, por instigación del demonio, en el inicio mismo de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios (Gaudium et spes, 13). Pero desde ese mismo momento, Dios nos promete un plan de salvación: “pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; ella te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón”. Un plan que pasa por la colaboración de una mujer. La Anunciación es un momento crucial en la realización del designio salvador de Dios. Es el punto clave en la historia de la salvación.
María es el modelo del hombre, del ser humano creado en perfección, es la imagen que reproduce el pensamiento de Dios y que hace entender que Dios no nos creó malos; que el mal y la destrucción entran en la vida del hombre por el pecado.
Por ello, cuando contemplamos el misterio de María, se revela ante nuestros ojos el proyecto de Dios cuando dijo: “Hagamos al hombre… y Dios lo creó a su imagen y semejanza, y al final vio Dios lo que había creado y vio que era MUY BUENO”. Celebrar hoy a María en esta solemnidad de la Inmaculada Concepción es una invitación de Dios para cada uno de nosotros a vivir lejos del pecado y a buscar en todo momento hacer su voluntad. María nos muestra con su vida que esto es posible. No por nuestros méritos, sino por la gracia, el poder y el amor de Dios.
María ha sido íntimamente asociada al misterio de la Redención, que se anticipa en Ella, “la llena de gracia”, “concebida sin pecado”. Pero nada de esto exime la libre respuesta de María. Dios prepara la respuesta haciéndola capaz de responder a la invitación que le va a realizar. María dijo que sí porque quiso, pero pudo decirlo porque Dios la “hizo” libre ¡Y porque lo es muy particularmente responde que sí! No deberíamos dejar de maravillarnos por el hecho de que Dios haya querido, para sacar adelante su plan, contar con la entrega libre de una criatura (muy especial, pero una criatura).
Nuestra libertad ha sido “liberada” para una entrega así. “Para esta libertad, Cristo nos ha liberado” (Ga 5,1) Qué lejos de la libertad del hombre moderno ¡Cuántas veces la empleamos para nuestros planes y caprichos y no para ponerla en sus manos! Y cuando nos los estropean nos enfadamos, nos ponemos de mal humor.
“He aquí la esclava del Señor”. El amor es lo que hace que la libertad se ponga en movimiento para darse. Entregarse a Dios es lo más razonable, pero en esta vida ninguna luz es cegadora si uno no quiere. Siempre se pueden “cerrar los ojos”. Por eso, el Señor está también a la espera de nuestro “hágase”.
No temas a lo que te pide, porque has hallado gracia delante de Dios. No temas porque para Dios nada hay imposible”. No temas a lo que te voy a pedir. Concebirás y darás a luz… No temas porque mi gracia precede a tu decisión. Así ayuda a su libertad, como tantas veces la nuestra.
En el himno de la carta a los Efesios, afirma Fray Julián de Cos Pérez de Camino, san Pablo ensalza la figura del Hijo de Dios, Jesucristo, pues, para salvarnos del pecado, nos ha anunciado el camino para ser santos e irreprochables por medio del amor.
Y como colofón, hemos contemplado uno de los más bellos y profundos pasajes de la Biblia: la Anunciación, en el que Dios cumple fielmente la promesa de enviarnos a su Hijo, nuestro Salvador, y lo hace por medio de la Inmaculada Virgen María, su más humilde servidora.
El Papa Francisco, nos dice en este día que “el Anuncio del Ángel, tiene lugar en la casa de María y no en las calles. «En esa casita de Nazaret estaba latiendo el corazón más grande que jamás haya tenido una criatura», dice.
Al igual que con María, «Dios quiere hacer grandes cosas con nosotros en nuestra vida diaria: en la familia, en el trabajo, en nuestro entorno cotidiano». Porque es ahí, insiste, que «a la gracia de Dios le gusta actuar».
La Santísima Virgen, declara el Pontífice, «se libera de la engañosa idea de que el Evangelio es una cosa y la vida otra». Demuestra que el ideal de santidad no es una «utopía» sino que se trata de «vivir cada día lo que nos sucede con humildad y alegría».
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2021
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Se-ñor!» (Lc 1, 45) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.