?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Col 2, 6-15
- Sal 144
- Lc 6, 12-19
De nuevo san Pablo nos recuerda que el cristianismo, dado que está basado en una elección y decisión personal (¡Quiero ser Cristiano!), esta decisión se debe transformar en un estilo de vida.
En otras palabras, ser cristiano, implica vivir de acuerdo al Evangelio. Esto, humanamente no es posible, pues nuestra debilidad no permite que muchos de los elementos de la vida cristiana se desarrollen (por ejemplo el perdón, la renuncia, la caridad). Por ello, es necesario continuamente abrirse a la gracia de Dios y reafirmar nuestra opción por Cristo y por su evangelio. Dios no niega sus gracias a quien se las pide y, sobre todo, cuando éstas son el fundamento para que el hombre construya su felicidad y tenga paz en el corazón.
Del texto del evangelio, quisiera centrar nuestra reflexión en las primeras palabras, nos dice Fray Lluc TORCAL: «En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios» (Lc 6,12). Introducciones como ésta pueden pasar desapercibidas en nuestra lectura cotidiana del Evangelio, pero —de hecho— son de la máxima importancia. En concreto, hoy se nos dice claramente que la elección de los doce apóstoles —decisión central para la vida futura de la Iglesia— fue precedida por toda una noche de oración de Jesús, en soledad, ante Dios, su Padre.
¿Cómo era la oración del Señor? De lo que se desprende de su vida, debía ser una plegaria llena de confianza en el Padre, de total abandono a su voluntad —«no busco hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 5,30)—, de manifiesta unión a su obra de salvación. Sólo desde esta profunda, larga y constante oración, sostenida siempre por la acción del Espíritu Santo que, ya presente en el momento de su Encarnación, había descendido sobre Jesús en su Bautismo; sólo así, decíamos, el Señor podía obtener la fuerza y la luz necesarias para continuar su misión de obediencia al Padre para cumplir su obra vicaria de salvación de los hombres.
La elección subsiguiente de los Apóstoles, que, como nos recuerda san Cirilo de Alejandría, «Cristo mismo afirma haberles dado la misma misión que recibió del Padre», nos muestra cómo la Iglesia naciente fue fruto de esta oración de Jesús al Padre en el Espíritu y que, por tanto, es obra de la misma Santísima Trinidad. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13).
Y, afirma don Óscar Salazar O.P., que como los discípulos de Colosas, también nosotros recibimos la fe en Jesús, y estamos arraigados por el bautismo en la salvación que nos han enseñado. Como los Apóstoles, también nosotros debemos permanecer abiertos al mensaje de salvación que Jesús trajo a este mundo. Porque el Espíritu que iluminó e inspiró el coraje y la valentía de los Apóstoles para transmitir a todo el mundo la salvación de Jesús, ese mismo Espíritu vive en nuestra iglesia y en nosotros, y anima nuestra fe para que sea contagiosa y veraz.
“En los Evangelios, muchas páginas relatan los encuentros de Jesús con los enfermos y su compromiso por curarlos, nos explica el Papa Francisco. Él se presenta públicamente como alguien que lucha contra la enfermedad y que vino para sanar al hombre de todo mal: el mal del espíritu y el mal del cuerpo.[…] Si pienso en las grandes ciudades contemporáneas, me pregunto dónde están las puertas ante las cuales llevar a los enfermos para que sean curados. Jesús nunca se negó a curarlos. Nunca siguió de largo, nunca giró la cara hacia otro lado.”
Impresiona contemplar a Jesús y aquella multitud que le buscaba para encontrar en el el perdón la salud y la paz. Y cómo toda la gente trataba de tocarlo. Imaginemos la escena porque es conmovedora, la gente agolpándose precipitadamente hacia Jesús. Con la certeza de que ninguno quedaría excluido de su amor, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Para eso está la Iglesia en el mundo, para que todos los hombres, sean de donde sean, puedan tener esta experiencia. Como dice san Pablo en la primera lectura, todos estamos llamados a volver a nacer, a vivir la vida nueva que recibimos en el bautismo en el que nos vivificó con él, y nos perdonó todos los pecados
Y el Salmista nos invita a alabar todas sus obras y que todos los fieles le bendigamos. Que proclamemos la gloria de su reino y narremos sus proezas a los hombres, o sea que evangelicemos.
Ojalá que toda nuestra vida de cristianos —de discípulos de Cristo— esté siempre inmersa en la oración y continuada por ella.. Vivamos unidos a él, arraigados y edificados en él, afianzados en la fe que nos enseñaron, y rebosando agradecimiento.
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2021
“El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9, 35) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.