https://youtu.be/J6_Ju0dx2Eg
- 1 Re 17, 10.16
- Sal 145
- Heb 9, 24-28
- Mc 12, 38-44
En la lecturas que la liturgia nos propone para nuestra reflexión este domingo tenemos, como principal protagonista, a una viuda. Tanto en la primera lectura tomada del libro de los Reyes, como en el Evangelio, una viuda es la protagonista de la acción. En el libro de los Reyes la viuda asiste al Profeta Elías, en un momento de máxima necesidad para ambos, Elías le pide alimento y bebida porque se encuentra desfallecido, y la viuda que se encuentra también en una situación desesperada le responde afirmativamente y le asiste. La viuda de Sarepta está poniendo en riesgo su propia vida y la de su hijo, no les queda nada para comer, sin embargo aún a riesgo de perderlo todo responde a la petición del profeta.
El evangelio de este domingo, nos comenta Fr. José Ramón López de la Osa González, muestra el relato de un testimonio que nos presenta una de las experiencias más sublimes de la fe, solo accesible a través de la mediación de un testigo y el descubrimiento de éste por la mirada de un observador atento.
La testigo, una mujer viuda que con su testimonio evidencia la profundidad de algo para lo cual la mera razón no alcanza, porque testimoniar en este ámbito de la fe, no es algo que se exprese ni se construya con conceptos; no se trata de una confesión pública ni de una postulación, tampoco es una evidencia ni una demostración de ninguna verdad accesible por la mente. El testimonio tiene una consistencia propia y va más allá de las expresiones de cualquier diálogo. Es una forma reveladora. Revela un mensaje trascendente y está revestido de autoridad propia. Si se insertara en un diálogo o si el testigo tuviera la voluntad tácita de testimoniar y demostrar algo, se banalizaría y con ello, se invalidaría el testimonio. El testimonio necesita un testigo y un oyente del testimonio.
El verdadero testimonio comienza cuando quien observa descubre que el testigo estátestimoniando, revelando algo que no se puede comunicar con otra forma de lenguaje. Jesús vio un testimonio en lo que hacía aquella mujer porque en esa acción descubrió su lealtad para con Dios y una forma de bondad, de libertad y de generosidad que solo podían provenir del amor al y del Padre. Ella, sin saberlo, fue una testigo para Jesús. El mismo Jesús, con su mirada, la hizo tal, al ver en ella la fidelidad al amor de Dios: “…amarás al señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con todo tu ser… Y al prójimo como a ti mismo“(Mc.12, 30-31)
El verdadero testigo da testimonio a pesar suyo, sin tener la intención de hacerlo, lo hace por la fuerza de una convicción y por la fidelidad a la verdad de aquello en lo que cree, vive y sostiene su existencia.
Así, en el Evangelio Jesús, que siempre ve, donde los demás no vemos, que capta hasta el último detalle, se da cuenta de que una viuda ha dado su único capital como ofrenda en el templo, en la expresión de Marcos, ha dado todo lo que tenía. Todavía su gesto pasa más desapercibido ante los poderosos que dan lo que les sobra… ¿quién puede verla dando su ofrenda? Jesús, puede y quiere verla y la pone en medio de la acción como ejemplo de entrega.
En ambos casos, ambas viudas dan todo lo que tienen y reciben el reconocimiento y la recompensa de parte de Dios, el único que recompensa verdaderamente. Y fijémonos en la conexión profunda con el texto de la carta a los Hebreos que pone a Cristo como el que entregándose completamente, entregando su propia vida en ofrenda y sacrifico nos consigue la salvación a todos. Las viudas en tiempo de Jesús paradigma de la debilidad, de la pobreza, Jesús, el todopoderoso que ejerce su poder de una forma nueva, que se presenta como el justo perseguido, que da su vida por amor, nos invitan a ser generosos, nos invitan también a nosotros a entregarnos.
Este texto de Marcos afirma el Pbro. José MARTÍNEZ Colín, nos presenta a Cristo como Maestro, y nos habla del desprendimiento que hemos de vivir. Un desprendimiento, en primer lugar, del honor o reconocimiento propios, que a veces vamos buscando: «Guardaos de (…) ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes» (cf. Mc 12,38-39). En este sentido, Jesús nos previene del mal ejemplo de los escribas.
Desprendimiento, en segundo lugar, de las cosas materiales. Jesucristo alaba a la viuda pobre, a la vez que lamenta la falsedad de otros: «Todos han echado de lo que les sobraba, ésta [la viuda], en cambio, ha echado de lo que necesitaba» (Mc 12,44).
Pero qué difícil nos resulta vivir en clave de generosidad, y es que la generosidad exige sacar del centro de mi atención mi propia vida, mis necesidades, mis angustias… ser generosos requiere de una mirada educada, capaz de reconocer a la viuda en medio de los ostentosos donantes, que me permita ser cuidadoso con el detalle, que me permita vivir en lo que el Papa Francisco llama La cultura del cuidado como camino de paz. Cultura del cuidado para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día.
En conclusión este día, el Señor siento yo, nos hace un llamado a ser como los “anawin”. Nos explica Gustavo Daniel D´Apice Que en hebreo esta palabra quiere decir los “pobres de Yahvéh”, los que esperan todo de Dios y sólo en Él, aún poniendo todo lo posible de su parte.
Es también llamado el “resto fiel”, o el “pequeño resto”, que iba a recibir al Mesías Salvador.
Y nos explica Fray Nelson Que eran hombres y mujeres que habiendo puesto toda su esperanza en Dios, comprendieron que su única y verdadera riqueza era Dios mismo,
Creían radicalmente en Dios y teniéndolo en su corazón, les bastaba para sobrevivir. Eran sencillos, trabajadores, piadosos y buenos con todos.
Esto no los libraba de ser maltratados, o vistos como personas cortas de visión o empuje. Pero su tarea iba más allá de volverse exitosos, prósperos o llenarse de posesiones materiales.
Es curioso, incluso como, si fuéramos incluso buenos negociantes, optaríamos por la generosidad pues, como ocurre con las viudas del evangelio, al que se entrega por amor, no le falta nunca de nada, porque esta lleno de todo, está lleno de lo fundamental, está lleno del amor de Dios, pues como nos dice el Salmista, “El Señor es siempre fiel a su palabra y es quien hace justicia al oprimido”. Así que pidámosle hoy al Señor que no conceda largueza de miras y nos permita elegir lo que realmente nos colme de cualquier necesidad, su amor.
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2021
“Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.