?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/HW2hv3rwwhU
- Dan 7, 9-10. 13-14
- Sal 96
- Mc 9, 2-10
La liturgia nos sugiere en este día que celebramos La Transfiguración del Señor, nos muestra en este hermoso trozo del AT, en el cual Daniel, profetiza lo que años después los apóstoles verán con sus propios ojos. Quisiera que centráramos nuestra reflexión, no sólo en el contenido de la visión, que como sabemos, está referida a Cristo, sino en la manera cómo Dios se revela a nuestro corazón cuando oramos. Es por eso importante en nuestro diario vivir ese espacio de entrar en una relación íntima y personal con Dios.
En la vida de oración se habla de la meditación y de la contemplación. Así como en la meditación ponemos de nuestra parte, buscando, por ejemplo, una mejor intelección de los textos del evangelio o reflexionando sobre alguno de los misterios, en la contemplación somos como llevados. En cualquier caso la oración siempre ha de ser movida por el Espíritu Santo y por ello es muy conveniente invocarlo antes de ponerse a rezar.
Y la montaña del Tabor, que nos indica el texto del evangelio, como la del Sinaí, es el lugar de la proximidad con Dios. Es el espacio elevado, respecto a la existencia diaria donde se respira el aire puro de la Creación. Es el lugar de la oración donde se está en la presencia del Señor, como Moisés y Elías que aparecen con Jesús transfigurado hablando con Él acerca del Éxodo que le esperaba en Jerusalén (es decir, su Pascua).
«Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo» (Mc 9,3). Este hecho simboliza la purificación de la Iglesia. Y Pedro dijo a Jesús: «Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Mc 9,5). San Agustín comenta bellamente que Pedro buscaba tres tiendas porque todavía no conocía la unidad entre la Ley, la Profecía y el Evangelio.
«Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: ‘Éste es mi Hijo amado, escuchadle’» (Mc 9,7). La Transfiguración no es un cambio en Jesús, sino la Revelación de su Divinidad. Pedro, Santiago y Juan, contemplando la Divinidad del Señor, se preparan para afrontar el escándalo de la Cruz. ¡La Transfiguración es un anticipo de la Resurrección!
«Rabbí, bueno es estarnos aquí» (Mc 9,5). La Transfiguración nos recuerda que las alegrías sembradas por Dios en la vida no son puntos de llegada, sino luces que Él nos da en la peregrinación terrena para que “Jesús sólo” sea nuestra Ley, y su Palabra sea el criterio, el gozo y la bienaventuranza de nuestra existencia.
Se ha dicho que en la Transfiguración, Jesús mostró a sus discípulos un anticipo de su resurrección a fin de que estos no se escandalizaran en el momento de su pasión y muerte. Así lo sugiere también el texto de hoy cuando, al final, Jesús manda a sus discípulos que guarden silencio nada hasta “que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos”. Ahora ven vestido “de un blanco deslumbrador” al que después será desfigurado por nuestros pecados. También son los mismos tres discípulos que asistirán a la agonía de Getsemaní. Allí la escena será totalmente distinta pues Jesús caerá rostro en tierra. Pero, es el mismo Jesús en el que se manifiesta su condición divina y su unión con el Padre y el que, en su verdadera condición humana, carga con nuestros pecados.
La escena de la transfiguración también nos habla de nuestro progreso en la vida espiritual. Así, por ejemplo, el Papa Francisco señalaba hace unos años: “La subida de los discípulos al monte Tabor nos induce a reflexionar sobre la importancia de separarse de las cosas mundanas, para cumplir un camino hacia lo alto y contemplar a Jesús”. Y el Emérito Papa Benedicto se fijaba en que, para dicha ascensión, hay que tener en cuenta de que es Jesús quien “tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan”.
Hay momentos en que se nos hace más patente el amor de Dios, o su grandeza, o su bondad o cualquier otro atributo. Y quedamos como detenidos ahí sin discurrir nada. Entonces experimentamos un gran consuelo o somos arrebatados por la belleza o la alegría.
Si volvemos a la escena, se nos dice que los apóstoles querían permanecer allí. Sin embargo, hay que bajar del monte. La vida continúa en el valle y, en el caso del evangelio, el camino de Jesús seguirá hasta Jerusalén, primero, y después hacia la Ascensión a los cielos.
En nuestra vida espiritual pasamos por momentos distintos. Los ha de luz y los hay de oscuridad. Pero siempre hay que tener presentes las palabras del Padre que los discípulos oyeron en el Tabor: “Este es mi Hijo, el amado, escuchadle”. Vivimos de la fe en Jesús y continuamente sus palabras son la luz que guía nuestro camino.
Palabra de Vida Mes de Agosto 2021
“El que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.” (Mateo 18, 4) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.