?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/9zZbh7B2HaQ
- Gen 28,10-22
- Sal 90
- Mt 9, 18-26
¿Qué cosas tienen que pasar en nuestra vida para que nos demos cuenta de que Dios está con nosotros? En el pasaje de hoy de la primera lectura, advertimos cómo Jacob, no obstante y ser descendiente de Abraham y de Isaac, quienes le habían dado testimonio de Dios; de cómo Sara su abuela había concebido a su padre en la vejez y esterilidad; y de cómo los había llevado por el camino proveyendo de todo, aún no se había dado cuenta de la presencia y del poder de Dios.
Muchos de nosotros caminamos por la vida sabiendo, por el testimonio de nuestros padres y, en general, de la Iglesia, que Dios existe, incluso que es una Trinidad de personas. Sin embargo, hasta que no tenemos un encuentro personal con Jesús en nuestro corazón por medio del Espíritu, no nos damos cuenta, como Jacob, de quién es Dios.
Es hasta entonces cuando nos damos cuenta de cuánto amor ha derramado Dios en nuestro corazón, y del inmenso poder que tiene para cambiar nuestra vida.
Por otro lado, el evangelio nos invita a admirar dos magníficas manifestaciones de fe. Tan magníficas que merecieron conmover el corazón de Jesucristo y provocar —inmediatamente— su respuesta. ¡El Señor no se deja ganar en generosidad!
Es Él mismo quien quiere “obligarse” y “atarse” con nuestra fe: «Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Lc 11,9). Él es nuestro Padre y no quiere negar nada de lo que conviene a sus hijos.
Pero es necesario manifestarle confiadamente nuestras peticiones; la confianza y connaturalizar con Dios requieren trato: para confiar en alguien le hemos de conocer; y para conocerle hay que tratarle. Así, «la fe hace brotar la oración, y la oración —en cuanto brota— alcanza la firmeza de la fe» (San Agustín). No olvidemos la alabanza que mereció Santa María: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45).
El evangelio nos muestra, por un lado, la resurrección de la hija de Jairo, uno de los jefes de la sinagoga. Por otro lado, la curación de la hemorroísa, la mujer anciana que padecía flujo de sangre desde hacía doce años y que se curó al tocar el manto de Jesús.
Estos dos ejemplos, explicó el Pontífice, ilustran la importancia que el Señor da a los problemas: los grandes y los pequeños. “La mirada de Jesús se dirige tanto a los problemas grandes como a los pequeños. Así mira Jesús: nos mira a todos, a cada uno de nosotros”.
El Papa Francisco, indicó que “Jesús no sólo cura a la mujer de su dolencia, sino que la libra de sus temores y complejos, le restituye su dignidad y la reintegra en la esfera del amor misericordioso de Dios”.
Y al asegurar que el Señor Jesús “es la fuente de todo bien y de él nos viene la salvación y que nosotros debemos acogerlo con fe viva y auténtica, como demostró tener esa mujer”, recordó que éste es el modo en el que el Señor indica a la Iglesia el camino que debe cumplir para ir al encuentro de cada persona.
De ahí sus palabras al finalizar su catequesis: “Que el ejemplo de Jesús nos ayude a salir al encuentro de quien está solo y necesitado, para llevar su misericordia y ternura, que sana las heridas y restablece la dignidad de hijos de Dios”.
Palabra de Vida Mes de Julio 2021
“Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9, 22) . https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.