?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/SGKdFa2THNY
- Heb 10, 12-23 o Is 52, 13-53.12
- Sal 39
- Lc 22, 14-20
El primer jueves después de Pentecostés celebramos la festividad litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.
Nos explica el Papa Francisco: :Nuestro Señor Jesucristo es el sacerdote de la Nueva Alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre…
Mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo, como Profetas, Sacerdotes y Reyes. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre.
El texto de la primera lectura, uno de los textos clásicos de esta fiesta, refiere claramente a Jesús, quien con su sacrificio se convierte en víctima, sacerdote y altar. En el momento de su escritura fue muy importante, ya que los judíos pensaban que era necesario seguir ofreciendo sacrificios por los pecados. El Autor de esta carta nos dice que ya Jesús pagó completamente por ellos, que él, por medio de su sacrificio en la cruz, se ofreció gratuitamente al Padre para que todos los hombres fueran perdonados por su sangre derramada en su pasión.
Dado que Jesús es Dios, su sacrificio se convierte en algo pleno y perfecto, y perdura por los siglos, siendo así que ya no necesitamos ningún otro sacrificio. En virtud de nuestra humana fragilidad, Dios quiso que, este sacrificio eterno y perfecto, fuera no solo recordado sino que se mantuviera en el Pueblo con el fin de introducirlo en el ambiente del misterio que se mueve en “su tiempo” en el maravilloso kairos de Dios. Es por eso que, cada vez que se celebra la Eucaristía, misteriosamente nos trasladamos al Clavario para entrar en la dinámica maravillosa de la eternidad de Dios. Jesús ahora, por medio del sacerdote, realiza la ofrenda de sí mismo, ya que en ese momento es el mismo Cristo, pues el sacerdote actúa “in persona Christi, para continuar en una dinámica perenne el misterio del Calvario y, con ello, nuestra propia redención.
Dos acciones pueden ser consideradas como las propias del sacerdote ministerial, nos indica el padre Fernando Muñoz: la reconciliación y la celebración de la eucaristía. De manera particular, en la Eucaristía actualiza de nuevo la Cena y posibilita a la Iglesia comer el cuerpo y beber la sangre de Cristo, elementos sin los cuales, como lo dice el mismo Jesús no se pude tener vida, no se puede resucitar. Jesús ha sellado una nueva alianza, una alianza de amor, por medio de la cual nosotros aceptamos ser su pueblo y Él ser nuestro Dios. Aceptamos vivir de acuerdo con el Evangelio y Él nos promete darnos la gracia para ser verdaderamente felices.
Con el amén que pronunciamos cuando el sacerdote levanta el cáliz con la sangre de Cristo y la patena con su cuerpo, estamos reafirmando este compromiso. Por eso, más que una aclamación, debería ser un grito jubiloso o un programa de vida. La próxima vez que participes en la Eucaristía, recuerda que después de la consagración, por medio de las palabras del sacerdote, ya no hay más pan ni más vino, sino el cuerpo y la sangre de Cristo, y que esto fue posible por el don que Dios les dio a sus apóstoles de ser con Él, sacerdotes. ¡Qué gracia infinita ha donado Cristo a su Iglesia en los sacerdotes!
Esta festividad sacrosanta ha de ser para todos los católicos un día intensamente sacerdotal. Un día para amar el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros. Para agradecer a Cristo este don inestimable. Ha de ser una jornada de santidad sacerdotal que nos reúna a todos: pastores y seglares, con un solo corazón y una sola alma, para pedir muchos y santos sacerdotes…”
Palabra de Vida Mes de junio
«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado» (Mt 10, 40)
Acoger al otro, al distinto a nosotros, es la base del amor cristiano. Es el punto de partida, el primer peldaño para construir esa civilización del amor, esa cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy. https://www.focolare.org/espana/es/news/2020/05/30/junio-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.