?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- iss 25, 6-10
- Sal 23
- Mt 15, 29-37
En este tiempo de Adviento, la lectura del profeta Isaías nos sitúa en una comida preparada por el Señor. El banquete es como la vida en el Reino de Dios. La realidad no defrauda a los que esperan. Las lágrimas de los que sufren serán enjugadas. Ya no habrá llanto ni dolor.
Este banquete será preparado por el Señor, la esperanza es devuelta al pueblo, a quien se le quitará el velo que le impide ver su alegría, su plenitud, su felicidad. Celebremos y gocemos con su salvación será el canto de los que entren al banquete.
Muchos de nuestros encuentros de amigos y familiares los hacemos en torno a las comidas; sin embargo, muchas comidas están atadas a los ausentes. El móvil ha sustituido a la conversación sana que provoca el encuentro.
Escondemos nuestros deseos y esperanzas, somos incapaces de compartirlos por miedo al ridículo o al sarcasmo que pueda surgir entre los presentes. Escondemos también nuestras lágrimas y sufrimientos, considerando que no puede haber nadie que nos consuele. Escondemos nuestra padecer y morir porque nadie alimentará nuestra esperanza. Este es uno de los velos que cubre a todos los pueblos.
Pero hay velos que añaden más sufrimientos a los hombres: el hambre que no queremos ver, los enfermos que no queremos cuidar, los ancianos que no queremos acompañar, los niños que no dejamos nacer, los refugiados que no queremos acoger, los marginados y pobres que no queremos contemplar. Este paño tapa a todas las naciones.
El banquete de la esperanza arrancará este velo y este paño de la desolación y la impiedad alejando el oprobio de los que padecen la injusticia. Dios enjugará nuestras lágrimas de dolor y sanará nuestras heridas.
Isaías, nos dice el padre Yepes, nos habla como cuando Dios irrumpa en la historia, en nuestra historia, todo será transformado; eso nos da la esperanza de la promesa que trae la Encarnación, por eso con el Salmo proclamamos su fidelidad a las promesas y nuestra necesidad de estar en su presencia toda la vida.
El evangelio nos lleva a meditar en la gente que en medio de su dolor y angustia acuden al Señor porque ven en El un hombre distinto. El anuncia un nuevo mundo y lo respalda con su testimonio. El siente compasión; El piensa en sanar el dolor humano y también sanar las necesidades humanas. Y entonces, nos presenta el el milagro de la multiplicación de los panes, en el que vemos el preámbulo de lo que hoy nos ofrece en la Eucaristía; Jesus viene a saciarnos.
“ Este milagro, nos dice el Papa Francisco, más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad.”
Este tiempo de adviento, nos invita a meditar en esta promesa: con su nacimiento El trae la salvación a nuestra vida.
La vida del cristiano, es por excelencia la vida nueva que El nos trae.
<
p data-removefontsize=”true” data-originalcomputedfontsize=”17″>
Mes de diciembre
Servir, servir y servir
/Mantén vivo siempre en tus pensamientos la idea de que eres un servidor de los demás. Sirviendo a los demás con amor y alegría consolidas y aumentas la virtud de la Humildad. Recuerda que Dios “miró la pequeñez de su esclava” y “enaltece a los humildes de corazón”
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
? ?
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.