- Sof 3, 14-18 En el Folleto de la Misa de hoy; Rom 12, 9-16b
- Salmo tomado de Is 12, 2-3. 4bcd e. 5-6 (R: 6b)
- Lc 1, 39-56
Esta fiesta de la Visitación de María a su prima Isabel es de origen franciscano; los frailes Menores ya la celebraban antes del año 1263. Toda la liturgia nos invita a la alegría, al júbilo y a proclamar las maravillas que Dios hace con su pueblo y con cada uno de nosotros. Él es el Dios-con-nosotros. Está en medio de nosotros. Nos salva y expulsa a todos nuestros enemigos, a todo lo que supone una amenaza contra nosotros y nos libra del oprobio que pesa sobre nosotros por nuestros pecados. Y, lo más importante, nos ama y se complace en nosotros.
El profeta Sofonías reivindica una Sión nueva donde se pueda estar con Dios y no avergonzarse. Y lo que suceda en Jerusalén puede ser en beneficio de todos.
Sin embargo, con dolor cada día vemos ¡Qué lejos está ahora la ciudad de esa realidad teológica! Hoy sería necesario que judíos, musulmanes y cristianos dejaran clamar al profeta para escuchar su mensaje de paz. Es verdad que el profeta ofrecía la única alternativa posible, ya entonces, y que es decisiva ahora: sólo el Dios de unos y otros, que es el mismo, es quien puede hacer posible que las tres religiones monoteístas alaben a un mismo Señor: el que nos ofrece el don de la alegría en la fraternidad y en la esperanza. Porque solamente podrá subsistir una ciudad, si todos sus habitantes se dejan renovar por el amor de su Dios, como pide el profeta a los israelitas de su tiempo. ¿Es esto realizable? Pues hay que orar y trabajar en ello, pues una religión que no proporciona alegría, no es una verdadera religión. Más aún: una religión que no proponga la paz, con todas sus renuncias, no es verdadera religión. ¡Jerusalén, no tengas miedo a la paz!
El salmo tomado del profeta Isaias, nos muestra el que consuelo de Dios tras la prueba es como el arco iris después de un temporal espantoso: no sólo signo del final del peligro, sino un triunfo simplemente bello, un prodigio gratuito que serena de nuevo el corazón. La alegría de Dios sobreabunda, Desde lo hondo del ser sube a El un canto de gratitud; pues ahora tenemos un conocimiento nuevo del Señor, de nosotros mismos y también del tiempo difícil que acabamos de atravesar: sólo al dar gracias se intuye la respuesta al «porqué» gritado hace mucho o inarticulado, «porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación»
Una vez comprendido esto, todo encuentra su sitio en un designio inaprensible, todo entra en la paz. Nos volvemos testigos del amor de Dios sin ni siquiera damos cuenta: el Señor es la Fuente de la salvación; es muy sencillo, ¿por qué no invitar a todos a que saquen agua con nosotros de ella? No basta con hablarle del agua a un sediento, sino que es preciso indicarle la fuente y llevarle a ella… ¡Y cuánta sed hay a nuestro alrededor! Sin embargo, calmarla está verdaderamente al alcance de la mano. Sólo es menester el valor de la fe humilde y de sus pasos cotidianos: la Iglesia nos ha trazado un sendero derecho para llegar a la Fuente.
Vemos en el texto del evangelio como hoy participamos de un hecho salvífico donde María nos lleva a Jesús que santifica al precursor, en aquel lugar histórico y de gran significado en las colinas de Judea. Ella nos enseña el servicio humilde y la caridad solicita que todo cristiano ha de asumir teniendo los cuidados y ternura, con los cuales María manifiesta en sí misma la misericordia de Dios.
La experiencia de sabernos “habitados” por Dios, de saber que Él está con nosotros y nos ama, que nos elige a pesar de nuestra pequeñez y debilidad, nos hace salir de nosotros mismos e ir a los demás.
Y por último, la experiencia de Dios conlleva la disponibilidad. María se puso en camino y fue aprisa para ayudar a su prima, para proclamar las grandezas de su Dios. El cristiano es “portador de Dios”, debemos ser imagen de Cristo: sus manos, sus pies, su voz, su mirada, para que todos puedan contemplarlo y llegar a Él a través de nosotros. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en nosotros: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Así se proclama la grandeza del Señor con la alabanza y el servicio sirviendo constantemente y teniendo la posibilidad así de ver su rostro.
Y es que como nos decía San Juan Pablo II: “Es proclamada bienaventurada por su actitud de total entrega a Dios y de plena adhesión a su voluntad, que se manifiesta con el «sí» pronunciado en el momento de la Anunciación.”
Esta fiesta que nos muestra como es el corazón de María nuestra madre basado en la experiencia de la mano de Dios, nos debe llevar a preguntarnos: ¿Cómo es nuestra fe?, ¿Es una experiencia gozosa, aunque no privada de sufrimiento, que nos hace dar testimonio del Dios que nos ama y nos salva? ¿O por el contrario, es la confesión, sin compromiso, de un credo?
María es proclamada bienaventurada por su actitud de total entrega a Dios y de plena adhesión a Su Voluntad, que se manifiesta con el «sí» pronunciado en el momento de la Anunciación., aunque no privada de sufrimiento, que nos hace dar testimonio del Dios que nos ama y nos salva.
En la Visitación de María, como nos decía San Juan Pablo II, encontramos reflejadas las esperanzas y las expectativas de la gente humilde y temerosa de Dios, que esperaba la realización de las promesas proféticas.
Oremos con la Oración que nos dejó el Papa Francisco, por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza para que todos nosotros peregrinos como Nuestra Madre reflejemos esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2025/05/31.html
- https://mercaba.org/LECTIO/SALMOS/2/isaias_12_01-06.htm
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/13-12-2015/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
Palabra de Vida Mes Mayo. «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero» (Jn 21, 17) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.