?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Is 50, 4-9
- Sal 68
- Mt 26, 14-25
Estando a las puertas del Triduo Sacro, nos comenta Fray Antonio Bueno Espinar, este canto del Siervo de Yahvé pone delante de nuestros ojos y ofrece para nuestra reflexión orante, la actitud fundamental que contemplamos en Jesús, en el cual se realiza todo lo contenido en los cantos del profeta Isaías.
Una lengua de discípulo, dice, y el mismo Jesús afirma que él no expone sino lo que oye a su Padre. Por lo mismo, la palabra de aliento que pronuncia en lo más íntimo de sí mismo al abatido, contiene todo el amor del Padre en favor de la humanidad.
Y se trata de una actitud permanente, pues dice el profeta: cada mañana me espabila el oído para que escuche como los discípulos. De ahí que Jesús no realizará cosa distinta de lo que ve hacer al Padre y decir cosa distinta de lo que oye al Padre.
Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor. Repetimos una y otra vez en el salmo las palabras que preceden. Encontramos en el salmo 68, lo que podríamos tomar como un resumen de la Pasión del Señor. Pasión que se convierte en glorificación del Hijo para que sea glorificado el Padre en ella. Toda una paradoja. Cuando todo parece fracasar; cuando la misión pareciera verse frustrada, toda ella se convierte en alabanza al Padre, pues solamente ha buscado en todo tiempo y por todos los medios que se cumpla su Voluntad. Ese es su alimento: hacer la Voluntad del que lo ha enviado.
Es el testimonio de cómo Dios escucha a sus pobres, porque sólo en él han puesto su esperanza. Saben que Dios no desprecia a los cautivos y es su deseo que logren la liberación definitiva. Esta se consigue solamente por medio de Jesucristo.
Afirma el Papa Francisco, acerca del evangelio: “Este acto dramático marca el inicio de la Pasión de Cristo, un doloroso camino que Él elige con libertad absoluta. Él mismo lo dice claramente: “Yo doy mi vida.. Nadie me la quita: la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla”. Y así comienza el camino de la humillación, del despojo, con esta traición. Es como si Jesús estuviera en el mercado. ‘Este cuesta treinta denarios’. Y Jesús recorre este camino de la humillación y el despojo hasta el final…”
Atrevámonos hoy como ejercicio contemplativo, mirar a Judas, a quien más le valdría no haber nacido, como dice Jesús. Y en Judas observaremos el camino inverso a Pedro: es incapaz de asumir su pecado de traición cuando se da cuenta de la magnitud que tiene su mala acción. Y, en lugar de proyectarse hacia el arrepentimiento, se entrega, instigado por Satanás a la desesperación.
El caso es que nosotros debemos escoger entre Pedro y Judas como caminos paradigmáticos del cristiano: el que se cae y levanta o el que se cae y se hunde. Obviamente hemos de ser como el primero. Pero, para ello, tenemos que renunciar a mirar a los demás y buscarles defectos, hemos de empatizar con ellos, hemos de aceptar que tenemos grandes defectos que también tienen que sufrir los demás, tantas veces de modo silencioso. Y pelear contra los pecados, sabiendo que no vamos a vencerlos sin llegar a la sangre, como dice san Pablo. Pero no a la sangre del hermano, sino la propia. No la sangre física, sino espiritual, esa que brota de la vida entregada, de la abnegación, del silencio ante lo que nos parece mal o regular, del pensar que es el otro el primero que tiene que acercarse a mí porque yo he hecho ya tal o cual o tengo una posición preeminente. No: el Señor lavó los pies del traidor y sólo con eso nos habría dicho ya todo a este respecto.
Hoy os propongo esta lectura de la Pasión haciendo especial hincapié en el ejercicio de empatía con Pedro y, por qué no, tratar de meternos en la diabólica mente de Judas, pues descubriremos, en grande, actitudes que nosotros podemos tener a pequeña escala. Esto es bueno para que veamos claros los dos caminos y nos animemos a soportar valientemente los defectos propios y los de los demás. Esto último es lo que hizo Jesús permanentemente. Él, hombre perfecto, único hombre perfecto, estaba rodeado de personas imperfectas. Pero les quería en su debilidad, les amaba pese a sus defectos porque veía potencia de bien en lugar de presencia de mal. Que los sentimientos de Cristo nos ayuden a vivir mejor esta Semana Santa.
Palabra de Vida Mes de Marzo 2021
“Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos” (Salmo 25, 4) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.