https://youtu.be/Q2uSVZhg0QE
- Ex 31, 15-24. 30-34
- Sal 105
- Mt 13, 31-35
Hoy la liturgia nos confronta con nuestra realidad de vida. ¿Cuántas veces nos andamos fabricando becerros? Por desgracia, este fallo, este pecado de adorar a falsos dioses lo podemos cometer cualquiera de nosotros. Ahí están el dinero, el placer, el poder… y el subir muy arriba, hasta el terreno divino, a algunas personas humanas, sin darnos cuenta que son personas humanas, con su grandeza y sus límites y puntos débiles. Ya nos avisaba el Antiguo Testamento: “no tendrás otros Dioses más que a mí”. Por eso con el Salmista debemos suplicar al Señor: “Perdona Señor, las culpas de tu pueblo.”
Nos explica el Papa Francisco: “Dios llama a Moisés para entregarle las Tablas de la Ley, pero mientras tanto, el pueblo “no tuvo paciencia” y fabrica un becerro de oro: un dios “para divertirse” con el que se “olvidaron de Dios que los salvaba”.
“Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Y muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de aquel hombre que planta una viña y después falla, porque los operarios la quieren para ellos”.
Dios, “por medio de un profeta, reprobará a este pueblo” que “no es constante, no sabe esperar, se ha pervertido”.
Dios se desilusiona: la infidelidad del pueblo. Y también nosotros somos pueblo de Dios y conocemos bien como es nuestro corazón y cada día tenemos que retomar el camino para no irnos lentamente hacia los ídolos, hacia las fantasías, hacia la mundanidad, hacia la infidelidad”.
“Pensemos hoy en esta desilusión de Dios que nos ha hecho para el amor y sin embargo nosotros vamos a buscar amor, bienestar, pasarlo bien en otros lugares y no en Su amor”.
“Creo que hoy nos hará bien pensar en este Señor defraudado: ‘Dime Señor, ¿te sientes defraudado por mí?’. Seguro que en algo sí, pero pensad y haceros esta pregunta”, dijo el Papa en su homilía.
“¿Cuántos ídolos tengo que no soy capaz de quitarme de encima y que me esclavizan? Esa idolatría que tenemos dentro. Y Dios llora por mí”.
Sin embargo, Dios “tiene un corazón tierno, un corazón de padre”. Por ello, invitó a pensar “si Dios llora por mi” y “si yo me he alejado del Señor”.
Hoy que celebramos la memoria de San Ignacio de Loyola, fiel exponente de una persona que se dejó guiar por falsos ídolos, pero cuando Dios logró transformar su corazón, se dedicó a buscar en todo momento la Voluntad de Dios y la instauración de su Reino, nos muestra como a partir de un grano de mostaza, cada uno semillas pequeñísimas entre sus manos, nutridas con la tierra fértil de su Palabra podemos crecer y así, la Iglesia se convierte en ese árbol donde los pájaros pueden venir y anidar en sus ramas. La Iglesia se convierte en esa casa que acoge, protege y congrega a todos los hombres para que puedan tener un hogar y un lugar desde el cual vivir libres, como pájaros que vuelan en libertad y no en cautividad, encerrados en una jaula mortal.
O levadura que mezclada con la harina hace fermentar la masa. se convierta en un pan que alimente y sacie el hambre de toda una familia. Para hacer presente a Cristo en el mundo no es tan necesario la cantidad como la calidad de sus testigos. El problema no es ser pocos sino insignificantes.
Así, el evangelio nos ilustra sobre cómo cada una de las parábolas de Jesús busca, por medio de imágenes, enseñarnos algo que sobrepasa a nuestro limitado conocimiento. Por ello, Jesús siempre dice: “Es semejante a…” y con ello, nos da una idea de qué es o qué significa el Reino. Jesús hoy propone dos ideas que están unidas por el término crecer. El Reino no es algo estático sino es algo vivo y que se desarrolla (imagen del árbol) y, al mismo tiempo, es algo que tiene que abarcarlo todo (imagen de la levadura).
Las dos ideas tienen en común que comienzan con algo muy pequeño, pero que terminan por abarcarlo todo. A veces, pensando en nuestros ambientes poco cristianos, podríamos sentir la tentación de decir: Todo mi esfuerzo por instaurar los valores del Reino en mi medio (escuela, oficina, barrio) es tan poco; soy el único. Jesús te dice: tú eres ese grano de mostaza, tu acción en tu propio ambiente es la levadura si eres fiel y constante, el grano crecerá y la levadura terminará por fermentar a toda la sociedad.
La obra de Dios siempre empieza con poco. Nuestra evangelización empezó con sólo doce hombres que, actuando como levadura, llagaron a impregnar a toda la sociedad con los valores del Reino. Tú y yo, a pesar de nuestra pequeñez y miseria, podemos ser también los elementos para que el Reino llegue a abarcarlo todo.
La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero… si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas de pecadoras en santas.
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/64880/cat/123/he-defraudado-al-senor.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=31-07-2023
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/07/31/53189/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Julio 2023
“Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque solo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa.” (Mateo 10, 42) https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.