https://youtu.be/00LRx2RP2Zs
- Eclo 35, 1-15
- Sal 49
- Mc 10, 28-31
Que tu Iglesia se regocije al poder servirte con tranquilidad, decimos hoy en la Oración Colecta y creo que es la idea central de la liturgia de este día, en que Jesús nos responde con radicalidad a su llamado a guardar sus mandamientos y la tranquilidad descubre ese amor paciente, no precipitado que se toma todo el tiempo necesario porque lo importante es lograr el bien y no desbaratarlo por la prisa.
“Dale al Altísimo según la medida en que El te ha dado a ti,” nos dice el texto de la primera lectura; esto nos descoloca en nuestra cultura de hoy, porque estamos acostumbrados a disfrutar alrededor de nuestro yo.
Pero, precisamente, hoy se nos invita a compartir lo que tenemos con todos, a ser generosos sin mirar con quién como lo hace Jesús. Y entonces, nos deja ver que el rito tiene que ir unido a la vida, si no es así el primero queda vacío.
Así que como creyentes tenemos que tener presente que Dios nos da primero, para que nosotros respondamos compartiendo con los demás y luego Dios vuelve a darnos centuplicado. Nos dice el texto: “Dios te dará siete veces más”. Dios nos da todo, como dice el Apóstol San Pablo: “¿Qué tienes que no hayas recibido?”
Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio»
Afirma el Papa Francisco que “quizá Pedro piensa que ir detrás de Jesús es una bonita actividad comercial, porque nos hace ganar cien veces más. Pero Jesús añade que junto a esta ganancia habrá persecuciones: como si dijera: ‘Sí, vosotros habéis dejado todo y recibiréis aquí, en la tierra, muchas cosas: ¡pero con la persecución!’ Como una ensalada con el aceite de la persecución: ¡siempre!
Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino del que quiere ir detrás de Jesús, porque es el camino que Él ha hecho: ¡Él ha sido perseguido! Es el camino del abajamiento.”
Cada día recomenzamos al dejarlo todo en sus manos. Quizá nos pueda ayudar adquirir el hábito, cada mañana, de comenzar la jornada ofreciendo al Señor cuanto hagamos y haciendo un acto de abandono, que ha cada uno nos parezca. Luego, durante la jornada, nuestro ángel custodio nos podrá recordar en el momento oportuno aquel acto de abandono y la oportunidad de hacerle realidad en ese momento. Nos es tarea fácil, porque todos tenemos la tendencia a querer tener todo amarrado. Por eso le damos tantas vueltas a las cosas. Nos decimos: hay que tenerlo todo previsto, hay que estar preparados para cualquier cosa. Y no es que no hay que hacerlo, pero sin olvidar que la Providencia de Dios está detrás de todas las cosas. Eso no ayudará a vivir con más paz y serenidad. Cuando no nos abandonamos en las manos de Dios es, tantas veces, por falta de fe, de confianza en que Dios tiene todas cosas previstas, a Él no le sorprende nada ¡Dios no tiene despistes! Sólo podremos seguir de verdad al Maestro si le permitimos que Él disponga de todo lo nuestro. Nuestros bienes – muchos o pocos -, nuestros proyectos e ilusiones, también la salud… ¡Y la vida! Sabernos en cada momento siendo objeto de la solicitud de Dios, de su Providencia amorosa, nos permitirá vivir todas las circunstancias de nuestra vida de otra manera. Saber que detrás de aquella enfermedad, de aquel acontecimiento que te hace sufrir, de aquellas a necesidades que no sabes cómo podrás atender… Detrás de todo está la Providencia de Dios que quiere o permite todo ello para tu bien y para bien de todos. Asó podremos afrontar las dificultades con audacia, sin dejarnos vencer por la tristeza o el desánimo que engendran desconfianza.
Desprendidos de todo. De lo grande y de lo pequeño, de lo que tiene mucho valor en sí o poco valor, «porque poco se me da que un ave esté asida a un hilo delgado en vez de a uno grueso, porque, aunque sea delgado, tan asida estará a él como al grueso, en tanto que no le quebrare para volar. Verdad es que el delgado es más fácil de quebrar; pero, por fácil que es, si no lo rompe, no volará” (San Juan de la Cruz, Llama de amor viva, 11). Desprenderse implica también renunciar. “El que no renuncia a todos los bienes no puede ser discípulo mío” – Lc 14, 33 -. Para pasar de ser «admirador» de Cristo a ser su discípulo, hay que renunciar a todos los bienes. Renunciar, que no es “vender” – literalmente -, porque tú estás en medio del mundo y eres “como” los demás; pero sí se trata de renunciar realmente. ¿Tienes todas las cosas como si no fueran tuyas? ¿Las tienes o te tienen? ¿Son tus bienes – medios materiales, cualidades y virtudes, … – tu punto de apoyo, tu seguridad, la fuente de tu alegría? … Luego la contrapartida: “luego vente conmigo”. No: sígueme, estate cerca de mí, … ¡No! … La contrapartida a esta renuncia por Cristo es ¡” Vente conmigo!”, la llamada definitiva a estar con Él… ¡En Él!
María es modelo claro de vivir con poco teniéndolo todo, de estar abiertos a los planes de Dios, aunque en ocasiones nos desconcierte. Madre nuestra, que sepamos dejarlo todo a los pies de tu Hijo.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/05/30/para-ganar-hay-que-perder/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/17690/cat/331/recibiran-cien-veces-mas-en-esta-vida.html#modal
Palabra de Vida Mes de Mayo 2023
“ Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.” (Romanos 12, 10) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2023/04/PV-05-2023_doble.docx
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.