?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- 2 Sam 7,18-19. 24-29
- Sal 131
- Mc 4, 21-25
La liturgia de hoy nos confronta con cómo está nuestro compromiso con Dios, como actuamos como cristianos. Seremos acaso de aquellos que esconden la luz, para meterla dentro de una olla, como nos dice el Señor en el Evangelio? Cuán antinatural resulta el repliegue egoísta sobre nosotros mismos, reduciendo nuestra vida al marco de nuestros intereses personales! ¡Vivir bajo la cama! Ridícula y trágicamente inmóviles: “ausentes” del espíritu.
Y es que, a veces, los cristianos creemos que bastante tenemos con querer ser discípulos, como para además ser misioneros. Que bastante tenemos con dejar que la luz del evangelio ilumine nuestras vidas, como para tener que llevar esa luz a los demás para que pueda alumbrar el mundo entero. Cuando Jorge María Bergoglio fue relator de la Asamblea de los Obispos latinoamericanos allá por el año 2006, inventó esa expresión de “discípulos-misioneros” que hoy, como Papa, nos propone como seña de identidad a todos los bautizados, a todos los cristianos. Alguien ya entonces le dijo que si no era mejor decir “discípulos y misioneros”. Pero Bergoglio contesto: “No, porque de lo que se trata es de que tomemos conciencia de que son dos condiciones inseparables, y con sólo una “y” entre medias, podría parecer que se puede ser discípulo sin ser misionero, o que hay dos tipos de discípulos, los discípulos a secas, y los discípulos que además son misioneros. Cuando la realidad es que del mismo modo por el cual no se puede ser misionero sin ser discípulo, tampoco se puede ser discípulo sin ser misionero.
El que tenga oídos para oír”, el que tenga la valentía de hacer silencio interior y se ponga a la escucha del Espíritu, que preste atención porque el mensaje es claro, aunque su puesta en práctica es más complicada. ¿Qué hemos de escuchar? Es la gran pregunta que nos hemos de hacer. Es el acto de sinceridad hacia Dios que nos exige saber realmente qué queremos hacer. Y para saberlo hay que escuchar: es necesario estar atento a las insinuaciones de Dios. Hay que introducirse en el diálogo con Él.
Y la conversación pone fin a las “matemáticas de la medida”: «Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará», es decir, todo lo que aporte a mi entorno, a la sociedad, de comprensión, de capacidad de reconciliación, de serenidad y esfuerzo para evitar todo rechazo o discriminación, eso me revertirá porque en el amor, entrega, generosidad, cuando más se da, más se posee. ¿Acepto el reto de dar? Porque “al que tiene se le dará”.
Es aquí donde este pasaje de Samuel, nos ilumina con la actitud de David quien nos deja ver cómo la bondad y la misericordia de Dios van mucho más allá de lo que podamos pensar. Es, pues, importante mantener en nuestra mente y en nuestro corazón la imagen del Dios que nunca se olvida de sus promesas y que es siempre generoso para dar, pues esto nos llevará, como a David, a alabar y bendecir a Dios, a darle gracias por todas sus bondades.
Entonces con estos elementos : la bondad y la misericordia de Dios, escuchar las insinuaciones de Dios para saber realmente qué queremos hacer, son lo que hace que Dios nos sorprenda siempre con su amor infinito y nos colme de sus bendiciones; y definitivamente nuestra actitud de agradecimiento y veneración, como David: “Quién soy yo y qué es mi casa, para que me hayas favorecido tanto hasta el presente?”, son el mejor medio por el que el hombre moderno puede conocer la imagen auténtica de Dios: “Si Señor tu eres Dios y tu palabra es verdadera…”, continua diciéndole David.
Abre tus ojos a las maravillas que Dios va haciendo en tu vida y glorifícalo con todo tu ser; esto traerá paz a tu vida y serás un instrumento para que Dios sea conocido y amado.
Mes de enero
Servir, servir y servir
Por la evangelización: Promoción de la paz en el mundo. Recemos para que los cristianos, los que siguen otras religiones y las personas de buena voluntad promuevan la paz y la justicia en el mundo.
Palabra de Vida.
“Nos demostraron una cordialidad nada común.” (Hah 28, 2)
Jesús nos demostró que amar significa recibir al otro tal como es, tal como él nos recibió a nosotros. Dar hospitalidad al otro, con sus gustos, sus ideas, sus defectos, su diversidad. Darle espacio dentro de nosotros, alejando del corazón toda desconfianza, juicio o rechazo. El Señor mismo nos da la fuerza de su gracia para que nuestra frágil voluntad alcance la plenitud del amor cristiano.
https://ciudadnueva.com.ar/enero-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.