https://youtu.be/Pfw6HVgsDdw
- 1 Re 2, 1-4. 10-12
- 1 Cr 29
- Mc 6, 7-13
Este texto, tan humano, de la primera lectura, nos recuerda los últimos momentos de David. “Yo emprendo el viaje de todos”. Son momentos cruciales en la vida de todos. Es ese momento en que las personas expresan su último deseo para aquellos que continúan en la tierra. Por eso, sorprende que invite a su hijo a ser un hombre. En ese consejo queda de manifiesto el contraste de dos vidas. La de David, una vida dura, exigente, batalladora, con sus momentos de luz y de oscuridad. Por el contrario, la vida de su hijo Salomón, ha sido muy distinta, con todas las comodidades que proporciona vivir desde pequeño en un palacio, cerca del rey. El hecho de indicar a Salomón que sea un hombre, es como si le estuviera recordando la necesidad de no dejarse llevar por una vida muelle, cómoda, insulsa. Para evitar esa posible tentación y para que las cosas vayan por buen camino, le da una serie de recomendaciones donde insta a Salomón a ser coherente con su condición regia, que ha de traducirse en ser fiel al Señor, a caminar por sus sendas y a cumplir sus preceptos y mandatos, tal como indicó Moisés.
En estas últimas recomendaciones de David a su hijo Salomón, podemos ver el gran énfasis que le hace sobre la observancia de la voluntad de Dios, pues en ello, es donde se encuentra la auténtica felicidad. Contrariamente a lo que hoy el mundo cree, es precisamente en la vida evangélica en donde el hombre puede encontrar la perfecta felicidad, pues ésta no está ni en el mucho saber, ni en el dinero, ni en el poder.
David le ha dado a Salomón el consejo y la regla de oro: Si quieres ser feliz, centra tu vida en Dios y busca con todo tu corazón cumplir sus mandamientos y hacer su voluntad.
No debemos desaprovechar este sabio consejo, al contrario, esforzarnos cada día en vivir de acuerdo al Evangelio.
El evangelio de hoy, precisamente, como nos explica el Papa Francisco, nos “cuenta cómo Jesús envía a sus discípulos al mundo para llevar la curación… Jesús ordena a los Apóstoles que no lleven nada para el camino, salvo un bastón: ni comida, ni saco, ni dinero en el cinturón… Invito a los cristianos a seguir un camino de pobreza, de humildad, de mansedumbre. Jesús dijo a los Apóstoles “Cualquier lugar que no os acoja ni os escuche, salid de allí y sacudid el polvo de vuestros pies”, pero hacedlo con mansedumbre y humildad.
Si un apóstol, un enviado, uno de nosotros va con la nariz en alto, creyéndose superior a los demás o por interés propio buscando algún interés humano nunca curará a nadie, nunca conseguirá abrir el corazón de nadie, porque su palabra no tendrá autoridad.”
No hay duda alguna que el mundo actual necesita —como decía Gustave Thibon— un “suplemento de alma” para poderlo regenerar. Sólo Cristo con su doctrina es medicina para las enfermedades de todo el mundo. Éste tiene sus crisis. No se trata solamente de una parcial crisis moral, o de valores humanos: es una crisis de todo el conjunto. Y el término más preciso para definirla es el de una “crisis de alma”.
“Todos nosotros tenemos necesidad de ser curados, afirma el Papa Francisco, todos, porque todos tenemos enfermedades espirituales. Todos. Y también todos nosotros tenemos la posibilidad de curar a los demás, pero con esta actitud. Que el Señor nos dé esta gracia de curar como curaba Él: con la mansedumbre, con la humildad, con la fuerza contra el pecado, contra el diablo, y vayamos adelante en este hermoso “oficio” de curarnos entre nosotros: “Yo curo a otro, y me dejo curar por el otro”. Entre nosotros. Ésta es una comunidad cristiana.”
Los cristianos con la gracia y la doctrina de Jesús, nos encontramos en medio de las estructuras temporales para vivificarlas y ordenarlas hacia el Creador: «Que el mundo, por la predicación de la Iglesia, escuchando pueda creer, creyendo pueda esperar, y esperando pueda amar» (san Agustín). El cristiano no puede huir de este mundo. Tal como escribía Bernanos: «Nos has lanzado en medio de la masa, en medio de la multitud como levadura; reconquistaremos, palmo a palmo, el universo que el pecado nos ha arrebatado; Señor, te lo devolveremos tal como lo recibimos aquella primera mañana de los días, en todo su orden y en toda su santidad». Uno de los secretos está en amar al mundo con toda el alma.
Hemos leído también que los discípulos son enviados por Jesús de dos en dos, para que no anden solos.
En la Iglesia hay gente que trata de vivir su fe sola, o relacionándose lo menos posible con nadie. Suelen ser personas serias, rígidas, tristes, huidizas, …raras. Conozco también gente que vive su fe junto a otros y suelen ser personas abiertas, alegres, que crecen y que ayudan otros a crecer. Las relaciones humanas no están exentas de conflictos pero los conflictos bien gestionados se pueden resolver muy bien. Los que no tienen remedio son los conflictos que se come uno solo.
El Señor los hizo ir de dos en dos. Hay veces que la soledad puede estar bien, pero querer andar la vida cristiana a solas con uno mismo es un suicidio.
Bibligrafía
- webcatolicodejavier.org
- Evangelizacion.org
- Dominicos.org
- Píldoras de fe.com
- Archidiócesis de Madrid.
- Vatican News.
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.