- Jer 26, 1-9
- Sal 68
- Jn 11-19-27
Hoy la liturgia nos invita a meditar en la importancia de salir al encuentro del Señor y de la transmisión fidedigna del mensaje de su mensaje a pesar de que no nos aprueben.
Así, vemos como en la primera lectura describe cómo y por qué iban a juzgar a Jeremías y por qué corría peligro su vida. Dios le recordó a Jeremías que quería que se diera su mensaje completo: “No retengas palabra“. Jeremías puedo haberse visto tentado a dejar fuera las partes del mensaje que hubieran puesto a la audiencia en su contra, que sonaran demasiado duras o lo hubieran hecho parecer como un traidor. Pero por orden de Dios, no debía borrar ninguna parte del mensaje para acomodarse a él, a su audiencia ni a las circunstancias en las que se encontraba. Al igual que Jeremías, nunca debemos pasar por alto las partes importantes de la Palabra de Dios para complacer a alguien, aunque eso le costó el no ser muy feliz, pues su llamado le trajo sufrimiento, dolor, rechazo, encarcelamiento. Muchas de sus dificultades vinieron de aquellos a quienes procuraba ayudar tratando de encaminarlos en la dirección correcta. Jeremías prefiguró lo que Jesús afrontaría centenares de años después en el mismo país.
Sin duda alguna, una gran lección de fidelidad y obediencia nos da este profeta pues a pesar de décadas de fervientes advertencias y ruegos, la gente no escuchaba los mensajes dados por él de parte de Dios.
En el evangelio, vemos cómo Marta ha hecho un proceso, se ha dado cuenta con la muerte de su hermano Lázaro de qué es lo importante: salir al encuentro de Cristo aun en medio de la muerte y la incertidumbre.
Marta fue amiga del Señor. Lo eran los tres hermanos, a cuya casa se acercaba Jesús de vez en cuando para disfrutar de su amistad, descansar, compartir… La amistad es un don de Dios, que es capaz de crear lazos de humanidad que nos mantienen en la vida y nos sostienen en la adversidad.
Marta tiene cualidad muy importantes en la vida cristiana. Veamos:
- Marta reconoce el señorío y el poder de Cristo: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. A la vez que le reprocha al Maestro el no haber estado cerca, manifiesta que Jesús es el Señor de vida y muerte, sabe que sólo Él tiene poder para devolverle la vida a Lázaro.
- Marta es para nosotros, un gran testimonio de fe: “Sé que lo que pidas al Padre, te lo concederá” Marta es la que puede bendecir a Dios en todo momento, en la abundancia de tener a Cristo en su casa y poder servirle, y en la pobreza de tenerle lejos y haber perdido a su hermano, porque tiene la certeza de que es el Hijo de Dios, y de que Él todo lo puede.
- Marta es mujer llena de confianza: Marta realiza un proceso de abandono y transformación en Jesús, sale de ella misma y de sus preocupaciones para decir “Eres Tú, Tú eres el Cristo, eres el Señor de la historia, de mi historia, sólo Tú tienes poder para hacer crecer de nuevo la vida donde hay muerte”. Jesús no sólo resucita a Lázaro de la muerte, también resucita a Marta, la rescata de su propia esclavitud y le da una nueva libertad para creer, amar y confiar siempre en Dios.
Afirma el Papa Francisco: “ …En este pasaje del Evangelio vemos que la fe del hombre y la omnipotencia de Dios, el amor de Dios, se buscan y, finalmente, se encuentran. Es como un doble camino: la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios se buscan y finalmente se encuentran. Lo vemos en el grito de Marta y María y todos nosotros con ellas: “¡Si hubieras estado aquí!…”. Y la respuesta de Dios no es un discurso, no, la respuesta de Dios al problema de la muerte es Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida… ¡Tened fe! En medio del llanto seguid teniendo fe, aunque la muerte parezca haber vencido. ¡Quitad la piedra de vuestro corazón! Que la Palabra de Dios devuelva la vida allí donde hay muerte”.
También hoy nos repite Jesús: “Quitad la piedra”: Dios no nos ha creado para la tumba, nos ha creado para la vida, bella, buena, alegre…
Por lo tanto, estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sabe a muerte: por ejemplo, la hipocresía con la que vivimos la fe es la muerte; la crítica destructiva hacia los demás es la muerte; la ofensa, la calumnia, son la muerte; la marginación de los pobres es la muerte. El Señor nos pide que quitemos estas piedras de nuestros corazones, y la vida volverá a florecer a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien lo acoge y se adhiere a Él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo, no sólo no hay vida, sino que se recae en la muerte.
“Escúchanos, Señor, conforme a tu clemencia.” Decimos con el Salmista y con la Oración Colecta, pedimos por la intercesión de Santa Marta, que sirviendo fielmente a Cristo en nuestros hermanos, merezcamos ser recibido por El en la mansión del Cielo.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.bibliatodo.com/comentario-biblico/?v=VM1929&co=diario-vivir&l=jeremias&cap=26
- https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/comentario-homilia/hoy
- https://absg.adventist.org/pdf.php?file=2015:4Q:SA:PDFs:SAQ415_body.pdf
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2020/documents/papa-francesco_angelus_20200329.html
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
«Solo una cosa es necesaria» (Lc 10, 42) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.