Velen y hagan oración continua.
https://youtu.be/uso6snF2AhA
- Jer 33, 14-16
- Sal 24
- 1 tes 3, 12-4,2
- Lc 21, 25-28. 34-36
Comenzamos un nuevo año litúrgico. Convendría dejar claro que, en el adviento, la Iglesia celebra dos venidas: la escatológica del Cristo glorioso al final de los tiempos, y la venida en la carne del Hijo de Dios. Por eso, el adviento tiene dos partes distintas. En la primera parte del adviento tiene una dimensión eminentemente escatológica. No está dedicada a preparar el misterio de Navidad, sino a celebrar un importante artículo del Credo, el que dice que el Señor de nuevo vendrá con gloria, al final de los tiempos, para juzgar a vivos y muertos. La primera parte del adviento no se refiere al pasado, sino al futuro; no celebra lo ya acontecido, sino lo que vendrá, afirma Fray Martín Gelabert Ballester
Dios viene a nosotros para plantar su tienda en nuestro campamento. No viene de visita. Viene para quedarse. A nosotros nos toca recibirle. Porque “vino a los suyos y no lo recibieron”. Él viene como cordero que quita el pecado del mundo, a cargar con nuestros pecados y delitos. El inocente por los culpables, para llevarnos a Dios.
Las lecturas bíblicas de esta primera semana y la predicación son una invitación a estar vigilantes para cuando venga el Señor. Por ello, es importante que en las familias se haga un propósito que les permita avanzar en el camino hacia la Navidad.
Por eso la liturgia del primer domingo nos despierta del letargo generalizado en que vivimos y nos advierte del peligro de que este adviento del Señor del año 2021 pase desapercibido en nuestras familias y comunidades. Son tantas las distracciones que nos asaltan y tantos los planes que se nos proponen en estos días, que es muy fácil que nos apartemos de lo único importante.
Se nos advierte en concreto del peligro del vicio, las borracheras y los afanes de la vida; cosas, todas ellas, muy de este tiempo prenavideño. Nosotros no podemos dejarnos arrastrar como los demás y apartar la mirada de Cristo, que viene a nuestra vida.
Por eso con el profeta Jeremías, recordemos que el Señor no puede faltar a su Palabra, por eso debemos perseverar con esperanza, alimentada con la oración, en la que, como hemos orado con el Salmista, se nos descubre la grandeza de esas maravillas que esperamos y que como nos muestra el texto a los Tesalonicenses ya se están realizando parcialmente en nuestras vidas.
En un momento propicio o tal vez después del encendido de la primera vela de la corona de adviento, los miembros del hogar podrían comenzar revisando las relaciones familiares y terminar pidiendo perdón a quienes se ha ofendido, así como dándolo a los demás.
Esto debe ser el principio de un renovado año en el que se buscará seguir creciendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Lo cual también deberá extenderse a los demás grupos con el que cotidianamente uno se relaciona, ya sea en la escuela, el trabajo, el vecindario, etc.
Quizá sea un buen momento para quedarnos cara a cara con él y preguntarle qué es lo que le podemos llevar al portal, de ofrenda, el día de su nacimiento. Seguro que nos sorprende y nos marca un camino que casi seguro que no tiene nada que ver con nuestros retos diarios del calendario de adviento que tenemos pegado con imanes a la puerta de la nevera.
Justo hoy, al comenzar un nuevo año litúrgico, debemos hacernos el propósito de renovar nuestra ilusión y nuestra lucha personal con vista a la santidad, propia y de todos. Nos invita a ello la propia Iglesia, nos dice el Rev. D. Antoni CAROL i Hostench, recordándonos en el Evangelio de hoy la necesidad de estar siempre preparados, siempre “enamorados” del Señor: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida» (Lc 21,34).
Pero notemos un detalle que es importante entre enamorados: esta actitud de alerta —de preparación— no puede ser intermitente, sino que ha de ser permanente. Por esto, nos dice el Señor: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). ¡En todo tiempo!: ésta es la justa medida del amor. La fidelidad no se hace a base de un “ahora sí, ahora no”. Es, por tanto, muy conveniente que nuestro ritmo de piedad y de formación espiritual sea un ritmo habitual (día a día y semana a semana). Ojalá que cada jornada de nuestra vida la vivamos con mentalidad de estrenarnos; ojalá que cada mañana —al despertarnos— logremos decir: —Hoy vuelvo a nacer (¡gracias, Dios mío!); hoy vuelvo a recibir el Bautismo; hoy vuelvo a hacer la Primera Comunión; hoy me vuelvo a casar… Para perseverar con aire alegre hay que “re-estrenarse” y renovarse.
En esta vida no tenemos ciudad permanente. Llegará el día en que incluso «las fuerzas de los cielos serán sacudidas» (Lc 21,26). ¡Buen motivo para permanecer en estado de alerta! Pero, en este Adviento, la Iglesia añade un motivo muy bonito para nuestra gozosa preparación: ciertamente, un día los hombres «verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27), pero ahora Dios llega a la tierra con mansedumbre y discreción; en forma de recién nacido, hasta el punto que «Cristo se vio envuelto en pañales dentro de un pesebre» (San Cirilo de Jerusalén). Sólo un espíritu atento descubre en este Niño la magnitud del amor de Dios y su salvación (cf. Sal 84,8).
El Papa Francisco una y otra vez, nos invita a “estar despiertos y orar”, como dos actitudes claves para vivir este tiempo de espera y de profunda esperanza.
Es un tiempo propicio para cultivar y resignificar la “cultura del encuentro”, con Jesús y con nuestros hermanos. El Adviento, nos recuerda el Pontífice, nos invita a un esfuerzo de vigilancia, mirando más allá de nosotros mismos, alargando la mente y el corazón para abrirnos a las necesidades de la gente, de los hermanos y al deseo de un mundo nuevo.
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2021
“Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.