https://youtu.be/87Td1DOQghg?si=rJl74mYiMivK1DBV
- Jer 18, 18-20
- Sal 30
- Mt 20, 17-28
¿Qué desea mi corazón? ¿Dónde estoy real y existencialmente mientras la comunidad de los creyentes camina hacia la Semana Santa?
Hoy la liturgia nos invita en este tiempo, especialmente dedicado a la conversión, a confrontarnos frente a la envidia y el egoísmo. De las imperfecciones que causan mucho retraso en la vida espiritual y que se mezclan de manera muy sutil y nos hacen caer.
El Papa Francisco nos indica que en el texto del Evagelio: “Jesús habla de la humillación, que es su propio destino, y allí le piden apariencia, poder. La vanidad, el espíritu mundano es precisamente el camino que el diablo ofrece para alejarse de la Cruz de Cristo. La propia realización, el carrerismo, el éxito mundano: son caminos no cristianos, son caminos para tapar la Cruz de Jesús.”
Llama la atención la tremenda distancia que hay entre lo que llena el corazón de Jesús y lo que preocupa a sus discípulos. Mientras Jesús, en un ejercicio de confianza y de intimidad, les confiesa a sus discípulos que se aproxima su final, con un camino progresivo de dolor y de pérdida que culmina en la muerte. Los discípulos de lo que están preocupados es de cuál es el más importante. Jesús en clave de entrega, los discípulos en clave de acumulación de poder. Esos caminos tan alejados entre lo humano y lo divino es lo que marca la tragedia de nuestro mundo. Separados de la vid, los sarmientos nos secamos y nos perdemos.
La aparición de la madre de los Zebedeos y su petición de influir en las decisiones de Jesús iluminan muchas de nuestras formas de hacer oración y define muy bien como nos relacionamos muchas veces con nuestro Dios; “No sabéis lo que pedís”,
Es por eso que aunque nos decimos cristianos no sabemos alegrarnos de los bienes y de las bendiciones que reciben nuestros hermanos, y en ocasiones sentimos hasta coraje de que Dios los haya bendecido; no sólo en el plano económico, como nos lo presenta hoy Jeremías a quien querían atacarlo y San Mateo, sino también en el ámbito social, y se extiende al religioso. Esto, como nos lo dice Jesús, es entendible que se presente entre los paganos, en los que no están llenos del amor de Dios pero, ¿en nosotros?
Después de meditar en la primera lectura, nos sentimos identificados con Jeremías, pues como a él, también en nuestra vida, hay ocasiones en las que sentimos que todo se derrumba a nuestro alrededor; nuestra salud se debilita, nuestros negocios no van bien, la economía se viene abajo, problemas con la familia o con la comunidad.
Pero, es precisamente en estos momentos, en los que el ser cristiano se debe poner totalmente de manifiesto, ya que mientras el común de la gente se desespera y busca solucionar la crisis por sus propias manos, el cristiano invita a Dios a intervenir para poder superar juntos dicha crisis.
Capitular en el bien y la justicia en los que intentamos vivir es suicidar nuestra alma, nuestra conciencia, nuestra misión y nuestra relación con Dios. No tenemos respuesta ante la injusticia. Es legítimo el miedo y no se trata de pura valentía, cabezonería, soberbia o imposición. El justo no es justo para dar lecciones a nadie.
Qué diferente sería nuestra vida, si al ver que uno de nuestros hermanos recibe una bendición, nos alegráramos con él. Seguramente que nuestra vida estaría llena de paz y felicidad.
Ante la pregunta inicial acerca de qué desea mi corazón, creo que como creyentes buscamos y trabajamos por el bien porque solo ahí encontraremos la paz con nosotros mismos, con la imagen de Dios en él inscrita. Por eso, estoy convencida que claudicar no es la solución; el camino está en la perseverancia –muchas veces malinterpretada– y el ofrecimiento gratuito en oración y cargado de amor precisamente por aquellos que nos rechazan. El Salmista lo manifiesta orando, “Sálvame, Señor, por tu misericordia”. Esto hace que la paz permanezca en el corazón del que lo invoca, pues sabe que Dios está presto a asistirlo: “Señor en Tí confío. Tu eres mi Dios y en tus manos esta mi destino.”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/02/28/a-servir-y-a-dar-la-vida/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=28-02-2024
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2020/documents/papa-francesco-cotidie_20200311_malati-carcerati-perseguitati.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.