https://youtu.be/ySubAjJjPKU
- 1 Pe 1, 3-9
- Sal 110
- Mc 10, 17-27
¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Es nuestro cuestionamiento como creyentes. El Señor nos responde hoy diciéndonos que El nos concedió con su muerte y resurrección renacer a una vida nueva basada en la fe de que con El todo es posible.
Desapegar nuestro corazón de aquello que nos separe de esta meta y poner nuestra confianza solo en El.
Acabamos de leer pues en la primera lectura como en esta carta el apóstol Pedro, nos instruye sobre la importancia de la fe y sobre diversos temas que harán de nuestra vida una vida auténticamente cristiana.
En un cristianismo que busca acomodarse al mundo y excluir de su vida la persecución, qué importante es el hecho de que el apóstol inicie su carta recordándonos que la vida cristiana puede requerir del cristiano el testimonio vivido de manera heroica, incluso hasta dar la misma sangre, y que serán precisamente estas pruebas y dificultades las que harán que nuestra fe sea verdaderamente sólida. Si el cristiano no sabe o no acepta esta realidad ya anunciada por Cristo, vive quejándose de las incomprensiones, insultos, y persecuciones que se sufren por el hecho de ser congruente con el Evangelio, llegando incluso a diluir su fe y su manifestación ante los demás con tal de ser aceptado y valorado en la sociedad, opacando con ello la presencia de Cristo en su medio y comunidad.
Hemos visto también, como nos explica el Papa Francisco, como el apego a las riquezas nos da tristeza y nos hace estériles. Pero, aquí se está criticando el «apego» y no el hecho de «administrar bien las riquezas». Las riquezas, en efecto, «son para el bien común, para todos», y si el Señor se las concede a alguien, es «para el bien de todos, no para sí mismo, no para que las encierre en su corazón, que luego así se convierte en corrupto y triste».
El joven del Evangelio de hoy sale corriendo para alcanzar a Jesús. Tiene verdadero interés en estar delante de Él para hacerle una pregunta que considera decisiva para su vida, quiere saber cuál es el camino que conduce a la felicidad, a la vida eterna. Este joven ha comprendido la relación entre sus actos y la vida eterna. Por esto mismo quiere saber lo que ha de hacer para alcanzarla. No sé si cada uno de nosotros tiene igual de claras las cosas y pensamos que la vida eterna es un regalo que se nos dará sin “mover un dedo”, que Dios actuará en cada uno de nosotros sin contar con nosotros. Ciertamente la salvación es don gratuito de Dios, pero respeta nuestra libertad. No nos impondrá estar en su presencia y compartir su vida por la fuerza. Él está esperando nuestra respuesta. Dios no fuerza las cosas. Por esto mismo, siendo un don es al mismo tiempo tarea de cada uno. La salvación no es el fruto del mero esfuerzo personal, pero no se recibe y acoge este don sin esfuerzo.
No se trata de cualquier esfuerzo, si el de aquel esfuerzo por actuar de modo coherente, viviendo como conviene a los santos (cf. Tt. 2,3).
Entonces aunque es que es evidente que no hemos visto a Jesús, pero sí que se nos haya hecho presente a los ojos de la fe y este hecho será el nacimiento a una nueva vida, con las raíces hundidas en él, renacidos a una vida de gracia y creciendo en la fe como el sarmiento que brota del pulgar que el podador dejó en la parra, y del que saldrá el fruto.
En nuestra vida cristiana tenemos que aprender a superar esa visión que reduce la fe a una cuestión de mero cumplimiento. Nuestra fe es mucho más. Es una adhesión de corazón a Alguien, que es Dios. Cuando ponemos el corazón en algo, ponemos también la vida y, en el caso de la fe, superamos entonces el conformismo que parece hoy atenazar la existencia de tantos creyentes. Quien ama no se conforma con dar cualquier cosa. Quien ama busca una relación personal, cercana, aprovecha los detalles y sabe descubrir en todo una ocasión para crecer en el amor. Quien ama se da.
El Señor se acuerda siempre de su alianza, acabamos de orar con el Salmista. Si nuestra confianza sigue anclada firmemente en Cristo resucitado, nada podremos temer. Todo lo tenemos porque se nos ha dado en Cristo. Nada necesitamos fuera de él y con él tenemos todo. Pongamos nuestra fe en la llegada a la meta y llegaremos a alcanzarla, porque el Señor recuerda siempre su alianza, su promesa.
Bibliografia
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/02/28/mandamientos-y-bien-del-hombre/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.