?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/NdgrHC_SN5Y
- Rom 8, 26-30
- Sal 12
- Lc 13, 22-30
San Pablo, en el texto que nos ofrece la primera lectura, invita a los fieles a dejar que sea el mismo Espíritu, que no sólo conoce nuestros corazones sino que conoce el proyecto de amor de Dios, quien ore en nosotros.
En este pasaje encontramos la Palabra de Vida que nos propone el Movimiento Los Focolares para este mes: “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman”.
Y, nos explica Letizia Magri, que cada palabra de esta frase es rica de significación.
Pablo proclama que, antes que nada como cristianos, hemos conocido el amor de Dios y somos conscientes de que toda experiencia humana forma parte del gran designio de salvación de Dios.
Dice Pablo que todo está dispuesto para realizar este proyecto: los sufrimientos, las persecuciones, los fracasos y las debilidades personales, pero sobre todo la acción del Espíritu de Dios en el corazón de las personas que lo reciben.
El Espíritu recoge y hace suyos los gemidos de la humanidad y de la creación y es esa la garantía de que el proyecto de Dios se realizará.
Se requiere que respondamos activamente a ese amor con el nuestro, encomendándole al Padre cada necesidad y dando testimonio de la esperanza en los cielos nuevos y la tierra nueva que el Señor prepara para los que confían en El.
Ciertamente, sabemos que esto no es algo que se adquiere fácilmente, es necesario orar y aprender poco a poco a escuchar la voz silenciosa del Espíritu que se mueve en nuestro corazón.
Este es un texto para repensar nuestra oración, en concreto la de petición, nos comenta Fray Juan José de León Lastra O.P. Sabemos que Jesús invitó a sus discípulos a orar, a pedir al Padre bueno: “pedid, llamad, buscad”. (No pasemos por alto el “buscar”, que no se limita a pedir, sino a poner de nuestra parte lo que podamos para alcanzar lo que pedimos). El problema en la oración de petición es saber cuándo pedimos “pan y no piedras, peces y no serpientes, huevos y no escorpiones”. “No sabéis lo que pedís” dice a los Hijos del Zebedeo cuando piden -ellos o su madre- sentarse a su derecha e izquierda en el Reino. Pablo es claro: necesitamos que el Espíritu nos ayude a saber lo que hemos de pedir, o sea lo que “nos conviene”. En la versión de Lucas cuando Jesús habla de la petición, dice “¿qué padre entre vosotros si su hijo le pide un pez le dará una serpiente… y termina: “si vosotros que sois malos sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el espíritu Santo a los que se lo piden”. Esa es la petición esencial que el Espíritu Santo nos ayude a saber qué hemos de pedir. Decía santa Teresa de Jesús “¡Qué bajo quedaríamos si conforme a nuestro pedir fuese vuestro dar!”. Quedémonos con la afirmación de Pablo: “a los que aman a Dios todo les sirve para el bien”. Es una gran petición: que sepamos descubrir el bien donde lo que aflora es el mal, al considerarlo desde un Padre que nos ama.
Esta oración no solamente da gloria al Padre, sino que atrae hacia el orante la abundancia de la gracia.
Ejercitemonos pues, en la oración y veremos a lo que se refiere san Pablo.
“Señor, ¿son pocos los que se salvan?” Nos cuestiona el texto del evangelio de hoy «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán». Sorprende la claridad y contundencia con las que Jesús responde a la pregunta. Habla de un esfuerzo que hay que hacer, de una puerta estrecha por la que hay que entrar y de muchos que no lo lograrán. Las palabras de Jesús que leemos hoy son una advertencia directa contra cualquier tipo de autocomplacencia. La comodidad burguesa, anestesiada y anestesiante –como le gusta repetir al Papa Francisco–, es un veneno mortal que mata el Evangelio de Cristo. Por eso, ser cristiano implica necesariamente un camino de renuncia, de purificación, de ascesis, de conversión. No podemos diluir las exigencias de la fe para adaptarlas a la mentalidad dominante o lo políticamente correcto. Todo lo contrario. El seguimiento de Cristo supone ir contracorriente renunciando a los aplausos del mundo, de amigos, de familiares, por permanecer fieles al Señor. Si nunca has experimentado el rechazo y la presión del mundo, entonces es que –como tantos– estás siguiendo la corriente.
Dejemos de “pasarnos de listos” y de hacer cálculos. Afanémonos para entrar por la puerta estrecha, volviendo a empezar tantas veces como sea necesario, confiados en su misericordia. «Todo eso, que te preocupa de momento —dice san Josemaría—, importa más o menos. —Lo que importa absolutamente es que seas feliz, que te salves».
«Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios». De nuevo, Jesús nos vuelve a sorprender. ¿Serán pocos los que se salven? La puerta es estrecha. ¿Serán muchos? Vendrán de oriente y occidente. Así es el Corazón de Dios, que nos pide mucho porque antes nos ha dado mucho. Debemos tener la certeza de que nunca nos va a faltar la ayuda de Dios en esta apasionante aventura. Él sabe lo estrecha que es la senda, pues Él mismo la recorrió en la Cruz. Lo ha experimentado en su propia carne, nunca mejor dicho. Por eso puede compadecerse de nosotros y auxiliarnos en nuestro desvalimiento. Nosotros no podemos. Pero Él sí. Nosotros no podemos. Pues confía en Él.
Palabra de Vida Mes de Octubre 2021
“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman. https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.