?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Ef 4, 32-5 ,8
- Sal 1
- Lc 13, 10-17
La liturgia de hoy nos lleva a meditar sobre cuál es el comportamiento que debemos seguir como sus hijos y por lo tanto, dejar de criticar y rechazar las buenas acciones.
Así, en la primera lectura Pablo nos exhorta a imitar a Cristo y practicar la comprensión y el perdón como El lo ha hecho y lo sigue haciendo con nosotros.
Pero también nos advierte lo que no debemos hacer y es que como nos decía el padre Javier Martin en la Homilia, debido a que no estamos teniéndolo como prioridad en nuestra vida, tendemos a relativizar cosas que no están bien, muchas de estas a las que nos hemos acostumbrado como por ejemplo, no se hable de fornicacion, inmoralidad o codicia; ni siquiera de indecencias, ni de conversaciones tontas o chistes groseros, pues son cosas que no están bien, nos dice el texto. No se ustedes, pero a mi estas dos últimas me parecieron tan reveladoras, nunca había pensado en que eso no está bien…
El evangelio nos habla de la mujer que llevaba 18 años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encubada y no podía enderezars. La palabra para esta inusual postura en la versión griega original es synkyptousa: estar completamente inclinado, arqueado, vencido.
Actividades sencillas como mirar hacia adelante son difíciles porque el cuello tiene que compensar la curvatura de la columna vertebral. El resultado es que cuando esas personas caminan lo hacen mirando hacia abajo en vez de hacia delante, debido precisamente a esa dificultad para mirar hacia delante.
El Evangelio nos dice: “de ninguna manera se podía enderezar”. No es que ella no hubiera tratado, sino que le era imposible. Las deformaciones óseas de la columna le impedían enderezarse. Indudablemente, al caminar ella no lo podía hacer con la gracia y elegancia que lo hacía antes de enfermarse. Notemos que no se hace ninguna referencia a que esta mujer solicitara su curación. El Mesías vio su condición, se compadeció de ella y la sanó.
Notemos la secuencia, en primer lugar la vio, luego la llamó, de inmediato le anunció la libertad de su enfermedad, después puso sus manos sobre ella y luego ella se endereza y es curada de su enfermedad. Ella fue a la sinagoga, es decir, el lugar donde se suponía que podría escuchar la Palabra de Dios a pesar de las dificultades que sin duda tendría para caminar. Pero fue a la sinagoga y fue bendecida.
“Cuando Jesús la vio”. ¿Qué fue lo que vio el Señor Jesús? Él vio a una mujer agobiada.. Quizás muchos que la habían visto tantas veces ni se dieron cuenta de que allí estaba ella pero había alguien que en forma especial la vio entre todas las mujeres en la sinagoga. Él la vio en su miseria y necesidad.
En segundo lugar que la llamó. ¿No es esto acaso lo mismo que espiritualmente sucede en nuestras vidas? Dios nos vio en nuestra necesidad. Mandó a su Hijo para salvarnos y nos llamó. En (Ro 8:30) leemos: “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.
La Escritura dice en (He 3:7-8): “Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la prueba en el desierto”.
En tercer lugar, le habló y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”. El término “mujer” para nosotros sería equivalente a “señora”, e implica respeto. Ahora le anuncia que es libre de su enfermedad.
Nos explica el Papa Francisco: “Y si la gente está herida, ¿qué hace Jesús? ¿Le reprocha porque esté herida? No, viene y la lleva sobre sus hombros. Y esto se llama misericordia. Y cuando Dios reprocha a su pueblo: “Misericordia quiero, no sacrificios”, habla de esto. ¿Quién eres tú que cierras la puerta de tu corazón a un hombre, a una mujer que tiene ganas de mejorar, de volver a formar parte del pueblo de Dios, porque el Espíritu Santo ha agitado su corazón?…”
Leamos “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad”. Cuando Jesús de Nazaret le dijo: “mujer quedas libre de tu enfermedad”, anunció un mensaje de liberación. Este es uno de los milagros que expresa el concepto de la libertad de las ataduras.
En esa sinagoga había muchas personas atadas. El principal de la sinagoga era uno de los que no lo sabían y probablemente estaba más atado que ningún otro. Es como si tuviera ataduras y cadenas por todos lados. Eran las cadenas de la religión vacía y del legalismo.
Por eso el jefe de la sinagoga se indignó. Él se enoja, supuestamente por el hecho de que Jesús de Nazaret hace la sanidad el día sábado, pero en el fondo se hubiera enojado igualmente cualquier otro día de la semana. Ha encontrado un pretexto para decir que lo que Jesucristo ha hecho de alguna manera no es lo correcto.
Qué peligroso es para el creyente caer en esa tentación de tratar de disminuir el acto de bondad de otro, o de alguna manera tratar de mostrar que hay un interés o propósito ulterior.
Ceguera de corazón, nos dice el padre Yepes en el audio, de los que ven lo que quieren ver. Hoy también vemos esta actitud en algunas personas que critican y rechazan el bien que hacen otras.
Termina el texto diciendo: “Cuando él decía estas cosas, todos sus adversarios se avergonzaban. Y todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas que él hacía”.
Miremos las dos reacciones de los seres humanos a la persona del Señor Jesucristo: unos lo rechazaron y se avergonzaron, otros se regocijaron.
Notemos que la Escritura nos habla de sus adversarios. ¿Cuál es tu posición ante la persona del Señor Jesús? Sus adversarios un día van a tener que reconocer que Jesús es el eterno Hijo de Dios. Por eso en (Fil 2:10-11) leemos: “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor”.
Sus adversarios fueron avergonzados. Quedaron en evidencia que eran falsos, que la hipocresía los dominaba y que no eran honestos.
Dichoso el hombre que confía en el Señor… y se goza en cumplir su sus mandamientos… en todo tendrá éxito… Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal., nos dice el Salmo. En esa sinagoga quedaron unos hombres enfurecidos porque aborrecían la verdad y la luz. Aquella mujer volvió a su casa caminando como hacía muchos años que no lo había podido hacer. Llevaba una gran sonrisa en su rostro porque ella sabía que Dios, por medio de su Hijo, había actuado en su vida y había derramado sobre ella su misericordia. Ahora podía caminar con la frente levantada y su mirada se dirigía al horizonte y al cielo.
Palabra de Vida Mes de octubre.
Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.” (Lucas 14, 11)
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.