- Mac 6, 1-13
- Sal 9
- Lc 21, 5-19
Hoy recibimos una invitación al discernimiento, el testimonio en el trabajo por el Señor y la perseverancia.
La vida no está exenta de gente que quiere engañarnos, ni de problemas, pero Dios no pide nada que no podamos hacer, aunque creamos que nos faltan las energías. El espíritu de Dios siempre nos acompaña.
En este texto de la primera lectura que narra, la lucha y victoria de los hermanos Macabeos está en el origen de la fiesta judía de Janucá, que recuerda la purificación del templo reconstruido después de la abominación sufrida. Janucá simboliza la batalla ‘de los pocos contra los numerosos’; ‘de los débiles contra los poderosos; de la eterna lucha del pueblo judío por su fe y por su existencia.
Estas fiestas duraron, siguen durando, ocho días y se recuerdan encendiendo un candelabro especial de ocho brazos. En Janucá se enciende una vela distinta durante ocho noches, además de la más alta, conocida como shamash (Pixabay).
Tal vez este episodio de victoria sobre los que profanan el templo del Señor, quiera dejarnos un mensaje sobre la intransigencia de Dios con sus enemigos y la ayuda que su mano otorga a los que siguen sus sendas. Antíoco, profanador del templo, muere; Los Macabeos, vencen y viven. La abominación levantada sobre el altar se vuelve polvo ante la fuerza de Dios.
En el texto del Evnagelio se nos anima a buscar la luz y la fuerza que emanan de Jesús. Con ellas seremos capaces de avanzar en el camino, aunque este no será fácil para sus seguidores.
En esta época igual que en tiempos de Jesús se alzan voces que prometen una vida mejor, nuevos caminos, nuevos maestros, pero no seamos ingenuos el mensaje del evangelio es claro «no debemos seguir a quién nos aleja de Jesús, pilar de nuestra fe»
Afirma el Papa Francisco: “Jesús desplaza la atención de estos aspectos secundarios —¿cuándo será? ¿cómo será?—, la desplaza a las verdaderas cuestiones. Y son dos. Primero: no dejarse engañar por los falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Señor.
Este discurso de Jesús es siempre actual, también para nosotros que vivimos en el siglo XXI. Él nos repite: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre» (v. 8). Es una invitación al discernimiento, esta virtud cristiana de comprender dónde está el espíritu del Señor y dónde está el espíritu maligno. También hoy, en efecto, existen falsos «salvadores», que buscan sustituir a Jesús: líder de este mundo, santones, incluso brujos, personalidades que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos alerta: «¡No vayáis tras ellos!». «¡No vayáis tras ellos!».
El Señor nos ayuda incluso a no tener miedo: ante las guerras, las revoluciones, pero también ante las calamidades naturales, las epidemias, Jesús nos libera del fatalismo y de falsas visiones apocalípticas.
El segundo aspecto nos interpela precisamente como cristianos y como Iglesia: Jesús anuncia pruebas dolorosas y persecuciones que sus discípulos deberán sufrir, por su causa. Pero asegura: «Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá» (v. 18). Nos recuerda que estamos totalmente en las manos de Dios. Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más a Él, a la fuerza de su Espíritu y de su gracia…
Al final, Jesús hace una promesa que es garantía de victoria: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas» (v. 19). ¡Cuánta esperanza en estas palabras! Son una llamada a la esperanza y a la paciencia, a saber esperar los frutos seguros de la salvación, confiando en el sentido profundo de la vida y de la historia: las pruebas y las dificultades forman parte de un designio más grande; el Señor, dueño de la historia, conduce todo a su realización. A pesar de los desórdenes y los desastres que agitan el mundo, el designio de bondad y de misericordia de Dios se cumplirá. Y ésta es nuestra esperanza: andar así, por este camino, en el designio de Dios que se realizará. Es nuestra esperanza.
Este mensaje de Jesús nos hace reflexionar sobre nuestro presente y nos da la fuerza para afrontarlo con valentía y esperanza, en compañía de la Virgen, que siempre camina con nosotros.“
Terminemos con el Salmista diciendo: “Te doy gracias, Señor, de todo corazón y proclamo todas tus maravillas; me alegro y me regocijo contigo…”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://eltallerdelaserenidad.wordpress.com/2016/11/11/reflexion-al-evangelio-de-s-lucas-215-19-xxxiii-t-ordinario-ciclo-c/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/23-11-2013/
- https://catequesisenfamilia.es/catequesis-familiar/la-biblia/4250-evangelio-del-dia-no-os-dejeis-enganar.html
- https://www.google.co.cr/search?q=fiesta+januca+en+la+biblia&ie=UTF-8&oe=UTF-8&hl=es-cr&client=safari
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2022
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.