https://youtu.be/-XPXz-eNlo0
- Sab 19. 16. 19-2
- Sal 15
- Gal 5, 1. 13-18
- Lc 79, 51-62
Iniciamos la meditación de hoy pidiéndole al Señor con el Salmista que nos enseñe en camino de la vida y con la Oración Colecta que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad, que no proteja, nos aconseje y siguiendo con el salmo que nos sacie de gozo en su presencia y de alegría perpetua junto a El.
Y que la liturgia de hoy nos va a recordar que por nuestra condición de bautizados hemos recibido un llamado de Dios que debemos aceptar y al cual debemos responder con esa fidelidad a la alianza, como nos muestra la primera lectura, con que Eliseo predicó a los hombres y así darle un nuevo sentido a la vía desgastada en la que estaba instalado.
“Cristo nos ha liberado para que seamos libres.” Vemos, también, como las lecturas de este domingo, tienen como hilo conductor el de la libertad, pero en su vertiente más auténtica, la decisión por la propia forma de vivir, el tomar estado que decían los maestros espirituales del XVI, elegir en definitiva quien quiero ser, que se manifiesta de forma inopinable en lo que hago.
Con San Pablo y la definición de la libertad como esclavitud en el amor, vemos cómo el relato de la vocación de Eliseo, y el breve fragmento del evangelio de Lucas que la liturgia nos propone hoy se muestran como cristalinas respuestas al desafío de la libertad para el ser humano.
Cuando Elías llama a Eliseo con un gesto sencillo como es ponerle el manto, Eliseo, rompe con su vida y se pone a su servicio. Es ciertamente un expresión de locura, o mejor una expresión de libertad. El sacrificio con el que certifica su cambio de vida, ponerse en camino queda sellado en la comida con los suyos, signo verdaderamente profético de la entrega de la vida, de la opción por la esclavitud en el amor.
En la segunda lectura, San Pablo en su carta a los Gálatas, habla de la libertad como la esclavitud del amor. Ser libre no significa no estar atado, no vincularse, eso es imposible para el ser humano, porque habiendo sido creado a imagen de Dios, necesariamente se manifiesta y desarrolla en relación, en diálogo, en comunión. Nadie puede alcanzar su mejor versión aislándose completamente de los demás, es simplemente imposible. Pero aislarse de los demás no significa sólo no relacionarse, incluye también servirse de ellos o usarlos, cualquier tipo de relación que no se mueve en las coordenadas del amor verdadero no responde a la libertad y a la esencia del ser humano.
En el relato de Lucas, ocurre algo similar. En un primer lugar es Jesús el que toma una decisión trascendental en su vida, que podría pasar desapercibida: «Tomó la decisión de ir a Jerusalén». No es algo irreflexivo, no ha decidido ir de vacaciones, no, Jesús en esa decisión está asumiendo todo lo que implica en su destino Jerusalén, está asumiendo su propio futuro, está haciendo realidad su vocación de servicio, ha optado, él también, por la esclavitud del amor.
Y desde su libre decisión le salen diferentes personas al encuentro en el camino, paradigma de lo que a nosotros nos pasa, de nuestras reacciones, cuando en la puerta de la vida nos encontramos con su invitación a la libertad. La reacción de Santiago y Juan imponer a los demás lo que es bueno.
“Quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de los Cielos” El peso del pasado, el apego a lo material, la necesidad de seguridad… en definitiva todo aquello que nos esclaviza, que no nos deja ser verdaderamente libres, que no nos deja vivir en clave de libertad: esclavos del amor.
Para concluir, podríamos quedarnos con la duda de si alguno de los tres personajes del evangelio de hoy al final siguió a Jesús, pero no es la cuestión relevante, sino la de nuestro comienzo: a ti personalmente, tras lo reflexionado hasta ahora, ¿te merece la pena seguir a Jesús? No está de más recordar que muchos, sin conocer a Cristo, le siguen y le han seguido a lo largo de la historia porque su proyecto vital, sus razones vitales, su conciencia interna, su yo, su libertad, coincide con la de Jesús.
“La decisión de Jesús, afirma el Papa Francisco, es radical y total, y los que le siguen están llamados a afrontarla… En efecto, Jesús ha dejado la casa familiar y ha renunciado a toda seguridad para anunciar el Reino de Dios a las ovejas perdidas, su pueblo. Así, Jesús nos mostró a sus discípulos que nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino la de viajar de un lugar a otro para predicar la buena nueva.”
Evangelizar es tarea de todos, aunque de modo diferente. Para algunos será acudir a muchos países donde aún no conocen a Jesús. A otros, en cambio, les corresponde evangelizar a su alrededor. Preguntémonos, por ejemplo, si quienes nos rodean saben y viven las verdades fundamentales de nuestra fe. Todos podemos y debemos apoyar, con nuestra oración, sacrificio y acción, la labor misionera, además del testimonio de nuestro perdón y comprensión para con los demás.
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe.com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/06/26/prohibido-el-uso-de-la-palabra-libertad/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Junio 2022
«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2) https://www.focolare.org/espana/es/news/category/parola-di-vita/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.