https://youtu.be/8UFwK7wjrRE
- Is 7, 10-14
- Sal 39
- Heb 10, 4-10
- Lc 1, 26-38
La liturgia de hoy nos muestra como vivir cumpliendo la Voluntad de Dios, como afirma el Salmista: “Aquí estoy Señor para hacer Tu Voluntad”; Jesús nos mostró el Camino, nos abrió el camino hacia la Salvación, pues como dice el texto de los Hebreos, “Cristo, suprime los antiguos sacrificios , para establecer el nuevo. Y en virtud de est voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todos.”
El texto de Isaías, no ilustra: “El Señor mismo les dará una señal…”La fiesta que hoy celebramos conlleva un doble ocultamiento. El primero y más impresionante consiste en que el sol se convierte en una pequeña bombilla; Aquél que es eterno e inmenso asume una diminuta naturaleza creada. El salto del infinito más absoluto al finito más pequeño e indefenso en el seno de María.
La experiencia de infinito más accesible a todos es contemplar las estrellas en una noche despejada y lejos de la civilización; y tumbado en el suelo te dejas abrazar por el universo que contemplas, los millones y millones de estrellas, su frío aspecto, su imponente lejanía. Ese abismo te hace consciente al mismo tiempo de tu propia pequeñez, de vivir en algo mucho menor que un grano de arena flotando en el aire. Y experimentas el abismo de finitud de tu propia vida: eres una criatura realmente pequeña y breve, un instante imperceptible al lado de aquellos gigantes luminosos infinitamente lejanos que llevan millones y millones de años allí.
Hablemos del segundo ocultamiento, que nos es mucho más accesible, aunque no menos impresionante. Me refiero al momento mismo de la concepción. La Virgen María dijo que sí al anuncio del ángel: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Entonces, por obra y gracia del Espíritu Santo, el Verbo de Dios se hizo carne en las entrañas de la humilde nazarena. Así estableció su morada en la tierra: en un óvulo fecundado en el seno de María.
Es un momento invisible al ojo humano, muy oculto. Incluso para la mujer que concibe, ese momento exacto en que aparece una nueva persona en su seno resulta desconocido. En María se produjo en el instante mismo de su «sí». Pero el resto de mujeres no conocen el instante exacto de la concepción, aunque en realidad sí lo haya. Se manejan fechas aproximadas, pero en los días posteriores a la relación conyugal sólo a través de la tecnología actual se podría detectar el momento exacto de la fecundación.
Todos los seres humanos hemos tenido un comienzo así: venimos a la existencia en el momento de la concepción. El instante antes de esa concepción no somos nada; pero tras la concepción, ya lo somos todo. En Jesús el proceso tiene un movimiento inverso: el instante antes lo es Todo infinito; el instante después, disminuye infinitamente hasta el tamaño de un óvulo fecundado.
Dios espera una respuesta libre, y “La llena de gracia”, representando a todos los necesitados de Redención, responde: “génoitó”, hágase! Desde hoy ha quedado María libremente unida a la Obra de su Hijo, hoy comienza su Mediación. Desde hoy es Madre de los que son uno en Cristo (cf. Gal 3,28).
Benedicto XVI decía en una entrevista: «Conviene fomentar la valentía de tomar decisiones definitivas, que en realidad son las únicas que permiten crecer, caminar hacia adelante y lograr algo importante en la vida, son las únicas que no destruyen la libertad, sino que le indican la justa dirección en el espacio. Tener el valor de dar este salto —por así decir— a algo definitivo, acogiendo así plenamente la vida, es algo que me alegraría poder comunicar». María: ¡he aquí un ejemplo!
Tampoco San José queda al margen de los planes de Dios: él tiene que aceptar recibir a su esposa y dar nombre al Niño (cf. Mt 1,20s): Jesua, “el Señor salva”. Y lo hace. ¡Otro ejemplo!
La Anunciación revela también a la Trinidad: el Padre envía al Hijo, encarnado por obra del Espíritu Santo. Y la lglesia canta: «La Palabra Eterna toma hoy carne por nosotros». Su obra redentora —Navidad, Viernes Santo, Pascua— está presente en esta semilla. Él es Emmanuel, «Dios con nosotros» (Is 7,15). ¡Alégrate humanidad!
Concluyo con estas palabras del Papa Francisco: “la salvación que Dios nos regala es una invitación para formar parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse; es el primero en decir “sí” a nuestra vida. Él siempre va primero, es el primero a decir “sí” a nuestra historia, y quiere que también digamos “sí” junto a Él. Él siempre nos primerea. Es primero. Y así sorprendió a María y la invito a formar parte de esta historia de amor (…). sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia. Le podemos decir con confianza de hijos: María, la influencer de Dios”.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/03/25/25-marzo-anunciacion-del-senor-solemnidad/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=25-03-2023
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2023
“ Vivan como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad,justicia y verdad» (Ef 5, 8-9) | https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/PV-03-2023_doble.doc
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.