?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Gen 13, 2. 5-18
- Sal 14
- Mt 7, 6. 12-14
Sagrado Corazón de Jesus, en vos confío porque sé que me amas.
En la lectura del Génesis vemos a Abrán y Lot, tío y sobrino con sus inmensas riquezas, tanto que no cabían juntos. Abrán dijo a Lot no haya disputas entre nosotros. El prefirió dar a su hermano la preferencia al escoger adonde quería ir. Su corazón era desprendido de los bienes materiales, nada valía la pena como para enemistarse con su hermano, fomenta la paz y las buenas relaciones entre ellos, nada le importa porque tiene puesta su confianza en Dios que le hizo una promesa que ahora le reafirma: “Toda la tierra que abarques con tu mirada te la daré a ti y a tus descendientes”.
Por otro lado, vemos a Lot, que posiblemente como cualquiera de nosotros al darnos a escoger, escogemos lo mejor, tierras regadas para los sembríos, parecían un jardín, se deja llevar por su instinto de supervivencia. Nunca se hubiera imaginado que su deseo de lo mejor llevaría a la destrucción al tener unos vecinos que pecaban gravemente contra el Señor. Cuando fue destruida Sodoma y Gomorra, si Abrán no hubiera intercedido, Lot hubiera perecido, perdió a su esposa, que terminó como estatua de sal, al mirar atrás, perdió sus bienes tan numerosos; le quedaron sus hijas. Así también nos puede pasar a nosotros tantas veces fascinados por los lujos, comodidades, tantas conciencias vendidas por dinero haciendo sobornos, tantas personas esclavizadas en vicios; situaciones de las cuales difícilmente se puede salir. Hemos de vivir dignamente, sobre todo como Abran, sin poner la confianza en nosotros mismos ni en lo que tenemos, nuestra confianza debe estar en Dios; busquemos su bendición como Abran, nuestro padre en la fe.
El Salmo nos indica pasos prácticos para poder hospedarnos en la Tienda del Señor, estar en su casa, estar con Él que consiste en “tratar a los demás como quieres que te traten a ti” y mejor aún, “amar como Cristo nos amó”.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! El Evangelio de hoy nos presenta dos partes: “No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros”. Esta perícopa hemos de situarla en el contexto del Evangelio de San Mateo que escribe para una comunidad judía. La enseñanza que podemos recoger es que hemos de discernir con sabiduría el modo de entregar el don de la gracia que hemos recibido para que sea acogido con respeto y dignidad. Es necesario, como nos dice el Padre Yepes en el audio, tener el corazón preparado para escuchar y acoger la Palabra de Dios como alimento necesario.
La segunda parte del evangelio de hoy nos habla de entrar por la puerta estrecha. Aquí se refleja lo que vimos entre Abran y Lot. La puerta espaciosa es como el vergel que escogió Lot.
La puerta por la que entramos al redil del Señor es estrecha. El filo entre lo mundano y lo espiritual es muy angosto, y vivir de acuerdo a los valores y la Voluntad de Dios, implica muchas veces, dificultades, renuncias y sacrificio. ¿Qué podemos hacer para entrar por allí? Definitivamente solo el estar en sintonía con el Señor nos puede ayudar a seguir por este camino y confiar.
Es igual, que la puerta se agrande o que nosotros nos achiquemos, pero lo más importante es que somos nosotros quienes tenemos de quererlo y buscarlo.
Que seamos muchos o mejor, que seamos “todos” quienes queramos entrar.
¿En quién he puesto mi confianza?
¿En qué experimento que la puerta es estrecha para mI?
El Papa nos responde: “…Jesús nos dice que hay una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Y esa puerta es el mismo Jesús (Cfr. Jn 10, 9). Él es la puerta. Él es el pasaje para la salvación. Él nos conduce al Padre.
Y la puerta que es Jesús jamás está cerrada, esta puerta jamás está cerrada. Está abierta siempre y a todos sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios…. Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de atravesar la puerta de la fe en Jesús, de dejarlo entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga jamás…”
Mes de junio
Sirve a los demás como a ti mismo
Conviértete en un mayordomo de tu propia vida. Trátate con cariño, eres un hijo de Dios. Alimenta tu alma y espíritu con cosas sanas y sírvete del mejor plato: el Amor de Dios.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.