- 2 Cor 4, 7-15
- Sal 125
- Mt 20, 20-28
Celebramos hoy la fiesta de Santiago Apóstol, uno de los 12 discípulos de Jesús y hermano de Juan. Ambos hermanos fueron llamados por Jesús para seguirlo cuando se encontraban arreglando las redes en lago de Genesaret para pescar. Jesús le puso el sobrenombre de “Boanerge”, que significa “hijo del trueno”. Fue martirizado en Jerusalén y su tumba fue trasladada, según la Tradición, por los cruzados en la Edad Media a España, a Santiago de Compostela. Por esta razón, es el patrón de España.
San Pablo nos subraya, en la liturgia de hoy la realidad del ser humano: el ser humano porta la vida y la muerte, lleva la luz y la oscuridad del misterio de la vida humana. Somos complejos, somos difíciles de entender a nosotros mismos. No nos entendemos. A veces, somos lo mejor de nosotros mismos y, otras veces, somos lo peor de nosotros mismos. Pero Pablo quiere poner de manifiesto que lo mejor de nosotros mismos lo llevamos en vasijas de barro, es decir, lo llevamos mezclado con lo peor de nosotros mismos. Y es juntamente en esta mezcla donde tiene lugar la fuerza extraordinaria de Dios. La fuerza de Dios, el Espíritu de Dios, el tesoro de Dios se realiza a pesar de nuestra debilidad. Es en la debilidad donde Dios despliega todo su poder. Es en la debilidad de la cruz, en la sangre derramada de los mártires, donde Dios muestra todo su poderío: Amor, puro Amor. El Amor es la fuerza de Dios en medio de la debilidad, de la basura e inmundicia humana, de la porquería humana.
“estamos afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados” Pablo parecía estar presionado como si le faltara espacio o tiempo para predicar, pero aún tenía lugar o tiempo para predicar el evangelio. Había una lucha cuerpo a cuerpo, pero aún podía recurrir a Dios. Y quedaba claro que si no hubiera sido por la intervención de Dios, estas aflicciones habrían anulado el servicio cristiano de Pablo y a él como persona.
Dijo que estaba “perplejo o en apuros”, que no podía encontrar una salida, una vía
“Perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos”.
Es decir que había sido perseguido por sus enemigos, pero que no fue superado por ellos. En su carta a los Filipenses, capítulo 1, versículo 12, dijo: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han contribuido más bien al progreso del evangelio. De tal manera que en todo el pretorio y entre todos los demás se ha hecho evidente que estoy preso por causa de Cristo”. Aun cuando él se encontraba en una prisión, siempre pudo decir que el Señor estuvo a su lado.
Y luego dijo que habían sido, “derribados, pero no destruidos“. Esto es algo tremendo. El había sido derribado, el enemigo lo había golpeado, lo había derribado pero no lo pudo destruir, no le habían vencido.
Esta es nuestra esperanza: el Amor es capaz de brillar en medio de mundicia humana. Y esta, es también nuestra de la fe, lo que creemos y por eso, esto es lo único que predicamos: el Amor: “También nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros”
En el evangelio, nos explica el Papa Francisco: “Frente a los que luchan por alcanzar el poder y el éxito, para hacerse ver, frente a los que quieren ser reconocidos por sus propios méritos y trabajos, los discípulos están llamados a hacer lo contrario. Por eso les advierte: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”. Con estas palabras señala que en la comunidad cristiana el modelo de autoridad es el servicio.” También en ocasiones nosotros, como Santiago y Juan en aquel momento, cuando Cristo quiere decirnos algo importante o darnos una gracia especial, nos enredamos en nuestros pensamientos egoístas, y no escuchamos todo aquello que Jesús quiere decirnos. Jesús aprovecha la provocación de la madre de Santiago y de Juan para enseñar a sus discípulos cuál debe de ser la regla de gobierno entre ellos: No es la imposición
El que quiera ser el primero, que sea el último. Jesús ama a los humildes, a los sencillos, a los que son como niños. El que es sencillo nunca desea el primer puesto para sí, sino para los demás. Vivamos estos días de preparación para la Semana Santa esta virtud de la sencillez y la humildad para que Cristo vea en nuestros corazones la ternura de un niño
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
«Solo una cosa es necesaria» (Lc 10, 42) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.