?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Iss 66, 18-21
- Sal 116
- Heb 12, 5-7. 11-13
- Lc 13, 22-30
La liturgia de hoy nos confronta con nuestra concepción acerca de qué es la felicidad, y es que como humanos caemos en la tentación del mundo de felicidad que dista mucho de los caminos que el Señor nos ofrece para alcanzarla. En los textos que hoy meditamos, encontramos una invitación a mantenernos firmes donde se halla la verdadera felicidad: en la puerta estrecha que es Cristo. Bien nos indica el padre Yepes en el audio, esta puerta es la Cruz que conlleva, humildad, abnegación, entrega, servicio y sacrificio. Por eso, solo el que es capaz a morir a sí mismo, es decir a sus inclinaciones al mundo, al hedonismo y al egoísmo, es capaz de encontrar la salvación.
Esta es una invitación radical a optar por creerle al Señor, como profesamos en el l Credo. Y siguiendo con nuestra formación sobre la Eucaristia hoy reflexionaremos precisamente en esa primera parte del Credo. El Catecismo de la Iglesia Católica (176-183) nos dice: “…La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras. La fe es un don sobrenatural de Dios.
Para creer, el hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu Santo. “Creer” es un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la dignidad de la persona humana. La fe es necesaria para la salvación. El Señor mismo lo afirma: “El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará” (Mc 16,16). La fe […] es un gusto anticipado del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura” (S. Tomás de A., Compendium theologiae, 1,2). Creer” entraña, una doble referencia: a la persona y a la verdad; a la verdad por confianza en la persona que la atestigua.No debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo. “Creer” es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la Madre de todos los creyentes. “Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre” (San Cipriano de Cartago, De Ecclesiae catholicae unitate, 6: PL 4,503A). Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la Palabra de Dios escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia […] para ser creídas como divinamente reveladas” (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 20).
Si nos fijamos bien en todo lo que creemos nos vamos a dar cuenta de lo importante que es Dios y de como nos amó tanto que nos entregó a su Hijo Jesús para salvarnos. Se quedó con nosotros en la Iglesia, nos perdona y nos promete volver a venir.
“Jesús, nos dice el Papa Francisco en su reflexión sobre el evangelio de hoy, ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga más. No es un fuego de artificio, no es un flash. No, es una luz serena que dura siempre y nos da paz. Así es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús.
Cierto, la puerta de Jesús es una puerta estrecha, no por ser una sala de tortura. No, no es por eso. Sino porque nos pide abrir nuestro corazón a Jesús, reconocernos pecadores, necesitados de su salvación, de su perdón, de su amor, de tener la humildad de acoger su misericordia y dejarnos renovar por Él”. Esforcemonos pues, por entrar por esa puerta que es Jesus y nos conduce a la salvación.
Mes de agosto
Organizate
Realiza obras de caridad Ayuda a personas necesitadas, practicando obras de caridad, sobre todo a las personas necesitadas de afectos, recuerda que también son tus hermanos. Organiza, con amigos o hermanos de fe, visitas periódicas a ancianatos y hospitales, llevándoles la lectura del Evangelio del día y ¿por qué no, la Celebración de la Palabra?
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.