Feria Mayor de Adviento.
https://youtu.be/P4T4fERHZ2M
- 2 Sam 7, 1,5.8-12. 14-16
- Sal 88
- Lc 1, 67-79
La liturgia de hoy nos sigue preparando para el gran acontecimiento que esta noche vamos a celebrar, pues hoy como hace más de dos mil años, Cristo viene a nacer a nuestro corazón. Él, como dice el evangelio, cumple su promesa, mostrándonos su misericordia, para sacarnos de las tinieblas en que vivimos y guiarnos por el camino de la paz. Él viene para ser luz y para dar paz. Él es la estrella que brilla en medio de la oscuridad de nuestro caminar por esta vida. Pero para encontrar esa luz, debemos apagar todo lo que nos impide ver la estrella de Belén que nos guía a Él. Y para encontrar esa paz, debemos salir del barullo y ruido de la ciudad, para encontrarlo en una cueva.
El Papa Francisco nos indica que la alegría y los cambios que la llegada de un hijo genera en las familias: “Es algo extraordinario, que lo cambia todo, que pone en movimiento energías impensables y nos hace superar la fatiga, la incomodidad y las noches de insomnio, porque trae una felicidad indescriptible, ante la cual ya nada pesa”.
Seguidamente, hizo el paralelo con la celebración del nacimiento del niño Jesús: “el nacimiento de Jesús es la novedad que cada año nos permite nacer interiormente de nuevo y encontrar en Él la fuerza para afrontar cada prueba”, afirmó el Papa.
Este capítulo 7 del 2 Libro de Samuel, finaliza con la oración de David y su alabanza. El Pacto de Dios con David, hace que este capítulo sea uno de los grandes capítulos de la Biblia. El mensaje de la Biblia desde este punto en adelante, se apoya en la promesa que Dios le hizo aquí a David. David anhelaba profundamente edificar el Templo para alojar el arca de Dios, y hasta el profeta estaba de acuerdo con él en su plan. Pero Dios apareció más tarde a Natán para corregirle, porque Dios no permitiría que David edificara el templo, porque David era un hombre de guerra que había derramado mucha sangre. Dios reconoció el mérito de su anhelo, y prometió en cierto sentido y en su momento, edificar una casa a David. Dios prometió que un rey y un reino vendría del linaje de David, como lo expresan los versículos 12, 13 y 16. Ahora, no solo se refería a Salomón, sino también a Cristo, descendiente de David, y a Su reino eterno. Dios confirmó esto con un pacto. Dijo Dios en el Salmo 88: “No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mi. Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo”. Ahora, David comprendió que un rey nacería de su linaje, el cual sería más que un hombre.
Afirma el Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents, que el Evangelio recoge el canto de alabanza de Zacarías después del nacimiento de su hijo. En su primera parte, el padre de Juan da gracias a Dios, y en la segunda sus ojos miran hacia el futuro. Todo él rezuma alegría y esperanza al reconocer la acción salvadora de Dios con Israel, que culmina en la venida del mismo Dios encarnado, preparada por el hijo de Zacarías.
Ya sabemos que Zacarías había sido castigado por Dios a causa de su incredulidad. Pero ahora, cuando la acción divina es del todo manifiesta en su propia carne —pues recupera el habla— exclama aquello que hasta entonces no podía decir si no era con el corazón; y bien cierto que lo decía: «Bendito el Señor Dios de Israel…» (Lc 1,68). ¡Cuántas veces vemos oscuras las cosas, negativas, de manera pesimista! Si tuviésemos la visión sobrenatural de los hechos que muestra Zacarías en el Canto del Benedictus, viviríamos con alegría y esperanza de una manera estable.
«El Señor ya está cerca; el Señor ya está aquí». El padre del precursor es consciente de que la venida del Mesías es, sobre todo, luz. Una luz que ilumina a los que viven en la oscuridad, bajo las sombras de la muerte, es decir, ¡a nosotros! ¡Ojalá que nos demos cuenta con plena conciencia de que el Niño Jesús viene a iluminar nuestras vidas, viene a guiarnos, a señalarnos por dónde hemos de andar…! ¡Ojalá que nos dejáramos guiar por sus ilusiones, por aquellas esperanzas que pone en nosotros!
Jesús es el “Señor” (cf. Lc 1,68.76), pero también es el “Salvador” (cf. Lc 1,69). Estas dos confesiones (atribuciones) que Zacarías hace a Dios, tan cercanas a la noche de la Navidad, siempre me han sorprendido, porque son precisamente las mismas que el Ángel del Señor asignará a Jesús en su anuncio a los pastores y que podremos escuchar con emoción esta misma noche en la Misa de Nochebuena. ¡Y es que quien nace es Dios!
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2021
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Se-ñor!» (Lc 1, 45) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.