?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Is 22, 19-23
- Sal 137
- Rom 11-33-36
- Mt 16, 13-20
La liturgia nos propone vivir como experiencia de fe, como Dios nunca deja de mostrarnos su generosidad y siempre nos ha protegido; hoy nos invita a que vivamos este regalo disponiendo nuestro corazón para seguir experimentando su misericordia y su amor.
La primera lectura esa una muestra de esa protección del Señor, pues como preludio de la proclamación del evangelio, pues como Dios en el pasado cuidó de su pueblo, ahora por medio de Pedro, cuida de la Iglesia. Lo que se dice de Eleacin, es la profecía de lo hace después con Pedro y con nuestro Papa Francisco en este tiempo. “Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro”
Con el Salmista damos gracias por su fidelidad y su amor que perdura eternamente y no nos abandona.
La segunda lectura nos revela que el hombre por muy inteligente y sabio que se crea, jamás podrá penetrar los pensamientos de Dios. Podrá sí, conocer de la voluntad de Dios, gracias a la invocación y a la acción del Espíritu Santo, que hagamos voluntariamente cada día.
Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! Qué impenetrables son tus designios e incomprensibles sus caminos!
Un deseo sublime, será querer siempre conocer a Dios y buscar hacerlo cada día. Jesús es la clave, está en la Biblia. Es su Palabra la que nos da el conocimiento y su Espíritu quien nos da la luz: “porque el Espíritu del Señor repleta el universo y mantiene su unidad”.
Aspiremos a saber más de Jesús, si queremos alcanzar la sabiduría verdadera y por añadidura poder adquirir el conocimiento de las cosas. No en vano, Jesús quiso preguntar a sus discípulos, a sus apóstoles, a sus cercanos y seguidores: “y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo?”. Esta misma pregunta, debe resonar junto a las respuestas, cada día, en nuestras mentes. Sin olvidar meditar todo en nuestro corazón.
El tiempo de la pandemia nos prepara y nos da la oportunidad, así como el tiempo suficiente para adentrarnos en el misterio de la encarnación de Cristo, de su presencia. Para conocer a ese Jesús que pasó por este mundo haciendo el bien, y que está siempre dispuesto a continuar su obra entre nosotros.
Afirma Fray Juan Carlos Gonzalez, la lectura continuada del Evangelio según San Mateo en este ciclo A, nos lleva hoy a las proximidades de Cesarea de Filipo donde Jesús lanza a sus discípulos una pregunta importante y decisiva: “¿quién decís que soy?”… Esa pregunta va dirigida a nosotros hoy. Es un dardo directo a nuestro corazón que Jesús nos lanza como a sus primeros discípulos. ¿Qué respuesta vamos a dar? Jesús no quiere una respuesta académica ni intelectual ni de simple catecismo, prefiere que le demos hoy una respuesta vital. “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” tiene que ser una respuesta que brote desde dentro de nuestro corazón, desde esa vivencia esencial y profunda del mesianismo de Jesús como experiencia vital de su misericordia y de su amor por cada uno de nosotros. Una respuesta que signifique la experiencia en la propia vida de aquello que Pablo dice a los gálatas: “Me amó hasta entregarse por mí”.
Fray Henry en la Homilia nos explica que el contexto que lleva a Jesus a esta pregunta es el siguiente: Jesús nota que el proyecto del Señor no está resultando como debería: la gente lo busca sobretodo por sus milagros. Los discípulos se refieren a El como otro de los profetas (probablemente lo conciben como un salvador político). Y oye de el comentarios horribles, palabras ofensivas, comelon, loco, endemoniado, alcahueta (anda con prostitutas), agitador político, etc.
Lo más triste nos dice es que la imagen de Jesús ha seguido siendo manoseada a través de la historia y también en nuestro tiempo.
En el texto de hoy se nos presenta como casi una pregunta incómoda que nos cuestiona la vida. Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?…Y ustedes quién dicen que soy Yo?
Nosotros también deberíamos ser incomodos cuestionantes ante los demás, Que nuestro estilo de vida, incomode y cuestione a los demás; así sabremos que estamos siguiendo el ejemplo del Señor.
“Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18.Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”
Recordemos que Dios cambiaba el nombre de una persona y le daba uno nuevo, generalmente era para establecer una nueva identidad. En el nuevo testamento, Jesús cambió el nombre de Simón, que significa “Dios ha escuchado”, por el de “Pedro”, que significa “piedra”, cuando por primera vez lo llamó para que fuera Su discípulo (Juan 1:42). Fue Pedro quien declaró que Jesús era “el Mesías, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Jesús le respondió, “Simón, hijo de Jonás”, diciendo que él había sido bendecido porque Dios le reveló la identidad de Jesús como Mesías. Luego, Jesús se refirió a él como “Pedro” y dijo que la declaración de Pedro era la base, o la “roca” sobre la cual Él edificaría Su iglesia (Mateo 16:17-18).
El Papa Francisco, nos explica; …”En la Biblia este nombre, “piedra”, está referido a Dios. Jesús lo atribuye a Simón, no por sus cualidades o sus méritos humanos, sino por su fe genuina y firme, que le viene de lo alto.
En el Evangelio de hoy, Jesús siente en su corazón una gran alegría, porque reconoce en Simón la mano del Padre, la acción del Espíritu Santo. Reconoce que Dios Padre ha dado a Simón una fe fiable, sobre la cual Él, Jesús, podrá edificar su Iglesia, es decir su comunidad. Es decir, todos nosotros. Todos nosotros.
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p data-removefontsize=”true” data-originalcomputedfontsize=”16″>Jesús tiene el propósito de dar vida a su Iglesia, un pueblo fundado ya no en su descendencia, sino en la fe, es decir, en la relación con Él mismo, una relación de amor y de confianza…”
Palabra de Vida Mes de agosto
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? (Romanos 8,35
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.