https://youtu.be/ZIOX69KHewY
- Apoc 14, 14-19
- Sal 95
- Lc 21, 9-11
”Reina el Señor”, nos dice el Salmo y creo que es la misión por la que nos deberíamos ocupar, en lugar de dar cabida a tanta alarma que suelen despertar, entre los que no se dejan arrebatar por la esperanza del Señor, y entonces viven preocupados en cuándo y cómo será el fin del mundo. Los cristianos tenemos la meta puesta en hacer bien la tarea que El nos encomendó: Amar al prójimo viendo en ellos el rostro mismo de Dios.
En todo su contexto, el capítulo 14 del Apocalipsis, nos habla de todos los problemas que tienen que enfrentar los cristianos a fin de mantenerse fieles hasta el final y recibir la gloria prometida. La profecía está articulada a los dos elementos comunes de la agricultura judía: el trigo y la uva.
Las dos cosechas se refieren a lo mismo: el pueblo santo de Dios, los que se han mantenido fieles, y por ello están ya listos para la cosecha (referidos, sin lugar a dudas, a los 144,000 de los que viene haciendo referencia). Éstos serán llevados al cielo, figura de la cosecha del trigo, pero, antes de ello, tendrán que haber dado testimonio con su propia sangre, figura de la cosecha del vino (no olvidemos que estamos en el contexto de una de las más sangrientas persecuciones por las que pasó la Iglesia).
Una cosa es cierta, no es fácil mantenerse fiel en medio de un mundo que, si bien no se nos persigue con espadas, lo hace de formas más sofisticadas y muchas veces, más efectivas, pues se esconde en lo que hemos llamado el “riesgo de la normalidad”. ¿Seremos capaces de testificar, en medio de este mundo, nuestra “pertenencia” a Cristo?
Afirma el Papa Francisco: “Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre”. Es una invitación al discernimiento. Esta virtud cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, también brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: “¡No los sigan!”. “¡No los sigan!”
La enseñanza de Jesús es siempre actual. Hoy para nosotros también. Vivamos el discernimiento, virtud nada fácil de practicar pero imprescindible ante la realidad que nos está tocando vivir. Que ella nos ayude a descubrir por dónde anda el Espíritu de Jesús y los “espíritus del mal” hoy. Que sepamos “leer los signos de los tiempos” Que ilumine los caminos por dónde nos invita a transitar, con la seguridad inquebrantable que aunque no le veamos, ni le sintamos, Jesús sigue caminando en medio de nuestra humanidad y haciendo “Historia de Salvación”en ella.
Nosotros, discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús, escuchamos sus palabras y, haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He aquí que nos dice: «Estad alerta, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice Aquel que ha venido a dar testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que son de la verdad escuchan su voz.
Y he aquí también que nos asevera: «El fin no es inmediato» (Lc 21,9). Lo cual quiere decir, por un lado, que disponemos de un tiempo de salvación y que nos conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en cualquier caso, vendrá el fin. Sí, Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los muertos», tal como profesamos en el Credo.
En esta memoria de Santa Cecilia, patrona de los músicos, sería bueno que queden resonando estas palabras de Jesús: “que no os engañe nadie”, y me gustaría que no perdiésemos el oido crítico, que pudiésemos escuchar desde nuestra consciencia y no engañarnos o ser engañados por el pensamiento dominante que es profundamente anticristiano por materialista.
Porque de la música podríamos saltar al mundo de las ideas y de la opinión, y allí cual cantata de Bach el pensamiento cristiano resuena como reliquia de un tiempo pasado. O al mundo del amor, y la propuesta cristiana es tan actual como los motetes eucarístico de Victoria o Guerrero. Sentados y en calma (tal vez demasiado pedir para la posmodernidad) reconoceríamos su valor, incluso su hermosura, pero nos resultan tan antiguos…
Pidámosle hoy a Santa Cecilia patrona de los músicos que no se apague en nuestra sociedad la música del cielo, que no tiene nada que ver con las esferas de Pitágoras, cuya música es el silencio, ni con las músicas celestiales que popularmente atribuimos a los sueños, sino con la expresión más sublime del ser humano, la música del amor de Dios.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/10454/cat/331/no-se-dejen-enganar.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-11-2022
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/11/22/que-nadie-os-engane/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2022
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.