La liturgia hoy nos propone La meditación de dos personas: María y Ana que tienen muchas cosas en común.
Muchos teólogos la ven como un modelo de María, y hay muchas formas en que los teólogos entienden el Antiguo Testamento como una preconfiguración, preparación y promesa que se cumple en el Nuevo Testamento. Así que mirar a Ana como un modelo de María significa que la estamos mirando en el Antiguo Testamento como un presagio de quien es María (en quien se convertirá) en el Nuevo Testamento. Veamos algunos ejemplos:
En primer lugar, Ana, como María más tarde, da a luz un hijo por medios milagrosos. Es una mujer devota que se encomienda a la oración cuando está angustiada. Su interacción con el sacerdote Elí también es similar al encuentro de María con el ángel Gabriel del que escuchamos esta mañana.
Elí le dice a Ana después de su oración en el templo: “Ve en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido”. Y la respuesta de Ana a Elí es ” Que tu sierva encuentre gracia ante tus ojos”, que es similar a la de María “Yo soy la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Ahora bien, aunque Ana está hablándole al profeta Eli aquí, y la respuesta de María está orientada hacia el ángel Gabriel, ambos se ven a sí mismos como servidores de Dios y humildemente comprender su papel de ser una parte de una misión más amplia de salvación.
Por ende, sus roles en las escrituras están también centrados alrededor de la maternidad porque su deseo y aceptación de ser madres es fundamental para la salvación; a través de los gritos de auxilio de Ana y del consentimiento de María, ambas fueron colaboradoras de la voluntad divina de Dios, participando activamente en la historia de la salvación.
La fe y el desprendimiento de estos dos grandes creyentes son el prototipo de los de María que entregará a Jesús, su hijo al servicio del Padre.
Nos explica el Papa Francisco que: “en el “sí” de María está el “sí” de toda la historia de la salvación y ahí comienza el último “sí” del hombre y de Dios: ahí Dios recrea, como en el principio con un “sí” hizo el mundo y el hombre, esa hermosa creación: con este “sí” yo vengo para hacer tu voluntad, y de una manera más maravillosa recrea el mundo, nos recrea a todos nosotros. Es el “sí” de Dios que nos santifica, que nos hacer ir hacia adelante en Jesucristo. Por eso, hoy es el día justo para dar gracias al Señor y preguntarnos: ¿soy hombre o mujer del “sí” o soy hombre o mujer del “no”? O ¿soy hombre o mujer que miro un poco hacia otro lado, para no responder? Que el Señor nos dé la gracia de entrar en este camino de hombres y mujeres que han sido capaces de decir el sí.”
Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.
Santa María lo tiene claro, su lotería es Dios, su salvador. No merezco ese premio, soy menos que nada, como si fuera una esclava, pero Dios se ha fijado en mi. ¿Sabes que Dios también se ha fijado en ti y te ha mirado por tu nombre? No dirás que no tienes autentica suerte.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Tu y yo somos de esas generaciones que siguen felicitando cada día a la Virgen. Y la misericordia de Dios se sigue derramando sobre nosotros, día tras día, momento tras momento… ¡menos mal!
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Hoy le pido al Señor que nos haga humildes, hambrientos y pobres. Que no me ponga yo en el lugar de Dios, que no me pueda mi soberbia. El mundo se levanta contra Dios ojalá yo me humille a os pies del Sagrario.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
Acuérdate de tu misericordia Señor. Auxílianos que falta nos hace, no te olvides de nosotros.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Que vuelva contigo a tu casa María. Allí donde estás tu y donde está Dios. A Nazaret, a Belén, a Egipto, al pesebre, a la cruz. Contigo siempre para saber que la respuesta siempre y sólo es Dios.
Gracias Madre por tu entrega. Dentro de dos días celebraremos la alegría del nacimiento de tu Hijo Jesús.
Con la Antifona de la O (Rey), oramos: “Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/12/22/la-respuesta-solo-dios/
- https://liturgiapapal.org/index.php/manual-de-liturgia/m%C3%BAsica-lit%C3%BArgica/395-las-ant%C3%ADfonas-de-la-o.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-12-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.