https://youtu.be/S74anh9ydqc
- 1 Sam 1,24.28
- 1 Sam 2
- Lc 1, 46-56
Hoy la liturgia nos invita a seguir exaltando la figura de María y a aprender de ella la disposición a colaborar con los planes del Señor y a glorificarlo con nuestro testimonio. Así también en la primera lectura hemos podido apreciar el ejemplo de Ana, quien en agradecimiento por el milagro de la vida de Samuel, lo consagra al Señor de por vida.
Podríamos estarnos preguntando: ¿Qué es lo que pronuncia María en el Magnificat?, ¿un diálogo?, ¿un monólogo? Afirma el Papa Francisco que “es un himno de alabanza y exultación por las grandes cosas que el Señor ha realizado en ella, pero María va más allá: contempla la obra de Dios a lo largo de la historia de su pueblo.”
Es la estupefacción absoluta de quien está agradecido por un regalo inconcebible. Porque es inconcebible dar a luz a quien es la misma luz, de dónde toda inocencia y felicidad nacen. María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49).
Continua el Pontífice, “la Virgen, profetiza con este cántico, con esta plegaria: profetiza que no son el poder, el éxito y el dinero, los que prevalecen, sino que prevalecen el servicio, la humildad y el amor. Y mirándola en la gloria, comprendemos que el verdadero poder es el servicio –no olvidemos esto: el verdadero poder es el servicio– y reinar significa amar. Y que este es el camino al Cielo. Este es.”
Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.
En un golpe de vista María entiende lo que a Dostoieski le costó toda su vida, que los seres humanos hemos recibido la comprensión secreta de nuestro anclaje en otro mundo, y que del sentimiento íntimo de esta relación nace la alegría.
María ya no tiene más cometido que custodiar una alegría absoluta que se le regaló.
Entonces, concluye el Papa, “mirémonos a nosotros mismos y podemos preguntarnos: ¿esa inversión anunciada por María toca mi vida? ¿Creo que amar es reinar y que servir es poder? ¿Creo que la meta de mi vida es el cielo, es el paraíso? Pasarlo bien aquí. ¿O solo me preocupan las cosas terrenales y materiales? Es más, al observar los acontecimientos del mundo, ¿me dejo atrapar por el pesimismo o, como la Virgen, soy capaz de distinguir la obra de Dios que, a través de la mansedumbre y la pequeñez, realiza grandes cosas?
Hermanos y hermanas, hoy María canta la esperanza y reaviva en nosotros la esperanza. María hoy canta la esperanza y reaviva en nosotros la esperanza: en ella vemos la meta del camino. Ella es la primera creatura que, con todo su ser, en cuerpo y alma, atraviesa victoriosa la meta del Cielo. Ella nos muestra que el Cielo está al alcance de la mano. ¿Cómo es esto? Sí, el cielo está al alcance de la mano si también nosotros no cedemos al pecado, alabamos a Dios con humildad y servimos a los demás con generosidad. No hay que ceder al pecado. Pero alguno podría decir: “Pero, padre, yo soy débil”, “Pero el Señor siempre te está cerca, porque es misericordioso”. No te olvides de cuál es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura. Siempre cercano a nosotros con su estilo. Nuestra Madre, nos lleva de la mano, nos acompaña a la gloria, nos invita a alegrarnos pensando en el paraíso. Bendigamos a María con nuestra oración y pidámosle una mirada, capaz de vislumbrar el Cielo en la tierra.”
Estamos llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de purificación. Hoy es María quien nos enseña el mejor camino. Meditar la oración de nuestra Madre —queriendo hacerla nuestra— nos ayudará a ser más humildes. Santa María nos ayudará si se lo pedimos con confianza.
Ojalá aprendamos a estar atentos para la bendición, para el bien decir a Dios y de Dios, a las personas y a todo lo creado por Dios. Cuando miramos la realidad desde el querer y hacer de Dios, percibimos la bondad de todo lo que Dios ha hecho, y provoca en nosotros con fuerza y ternura la alabanza y la bendición y como nos dice el Salmista nuestro corazón se alegra en el Señor y en El nos sentimos fuertes y seguros.
Bibliografía:
- Folleto la Misa de cada día
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-12-2022
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/12/22/una-explosion-absoluta-de-alegria/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.zenit.org/2022/08/15/papa-francisco-explica-oracion-mariana-del-magnificat-en-angelus-especial-en-dia-de-la-asuncion-de-la-virgen/
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2022
“Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna” (Isaías 26, 4) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Dciembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.