- Is 66, 18-21
- Sal 116
- Heb 12, 5-7. 11-13
- Lc 13, 22-30
La liturgia de hoy nos invita a meditar sobre el mayor deseo del cristiano, la salvación y, entonces nos insta a detenernos, hacer una pausa y preguntarnos: ¿qué esperamos? ¿qué buscamos? ¿qué estamos haciendo? ¿está en nuestro horizonte la posibilidad del final de la vida y lo que vendrá después? En definitiva nos lleva a reflexionar acerca de la Salvación.
Al respecto, la profecía de Isaías, es quizá uno de los textos más bellos del cuerpo profético. Se anuncia una salvación universal, no solo para el pueblo de Israel sino para todos los pueblos de la tierra. ¡Y esto es maravilloso! Ese es el Dios en el que creemos los cristianos: un Dios que quiere la salvación de todos los pueblos, sin distinción.
Si tenemos la plena convicción de esto, entonces, no podemos quedarnos tranquilos, quietos o acomodados en nuestros respectivos lugares “de confort”, sino hacer realidad la invitación del Papa Francisco: “ser iglesia en salida…” porque queremos compartir la alegría de la salvación, la experiencia del amor misericordioso del Dios de Jesús, la profunda convicción de ser hermanos y hermanas de todos.
El brevísimo salmo de hoy -paradójicamente- es una permanente exhortación a la misión, la evangelización, la predicación, a la pastoral en todas sus formas y posibilidades. Es el bajo continuo que siempre debemos escuchar en todas nuestras celebraciones, oraciones, reuniones, o encuentros.
Con el texto a los Hebreos Nos habla que cuando el Señor nos corrige, tiene el propósito de ayudarnos a crecer en: fe, carácter, relaciones. Nunca es para destrozarnos. Su disciplina siempre será para nuestro provecho, es decir después que pasemos la disciplina, nos encontraremos con una persona totalmente diferente. Pero también es para ayudarnos a que salgamos del camino errado en el que nos encontrábamos y nos volvamos a él; recordarnos que no somos maquinas, somos seres humanos y Dios usa las circunstancias de la vida, para formarnos a la imagen de su Hijo. Animo y vamos para adelante. Permite que Dios continúe su perfecto plan en su vida. No te rebeles en contra de tu hacedor.
Con el texto del evangelio seguimos confrontándonos, ¿serán pocos los que se salven?”. Esta pregunta nos la seguimos haciendo muchos; teólogos, estudiosos, funcionarios, camareros, albañiles, amas de casa, analfabetos y personas de todas las condiciones sociales, intelectuales y de cualquier edad …; la respuesta no se puede dar a manera de receta, nos decía Fray Marco. La respuesta de Jesús es pedagógica: “esfuércense” y esta respuesta debe ser acogida libre, consciente y personalmente y responder de manera responsable.
La salvación del alma es una realidad en cuanto don de Dios, pero para quienes aún no hemos traspasado las lindes de la muerte es tan solo una posibilidad. ¡Salvarnos o condenarnos!, es decir, aceptar o rechazar la oferta del amor de Dios por toda la eternidad.
La puerta angosta, es la puerta de la salvación, según las categorías humanas y la puerta ancha es la de la salvación, según la categoría de Dios, la deferencia la da nuestra lucha contra la tentación, por eso la puerta es estrecha y de parte de Dios su Misericordia, por eso la puerta es ancha.
“Jesús, afirma el Papa Francisco, quiere que sus interlocutores entiendan que no es cuestión de número, cuántos se salvarán, no importa saber cuántos, sino que lo importante es que todos sepan cuál es el camino que conduce a la salvación… Pero, ¿dónde está la puerta? ¿Cómo es la puerta? ¿Quién es la puerta? Jesús mismo es la puerta. Lo dice Él en el Evangelio de Juan: “Yo soy la puerta” (Jn 10, 9). Él nos conduce a la comunión con el Padre, donde encontramos amor, comprensión y protección. Pero, ¿por qué esta puerta es estrecha?… Es una puerta estrecha no porque sea opresiva; sino porque nos exige restringir y contener nuestro orgullo y nuestro miedo, para abrirnos con el corazón humilde y confiado a Él, reconociéndonos pecadores, necesitados de su perdón.”
Estamos llamados a ser puertas para otros, abiertas, soñadoras , dadoras de vida y de bienestar, para los demás ; somos libres para tornar la mirada del alma al Salvador, y somos también libres para obstinarnos en su rechazo. Preguntémonos, ¿somos puertas que conducen a la salvación?
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe.com
- Apuntes Homilia Fray Marco.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://www.socibiblia.org/post/hebreos-12-5-13-la-disciplina-de-dios/3875
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/08/21/dichosa-puerta-estrecha/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.