?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/r3c21ROplI4
- Hech 10, 34a.37-43
- Sal 117
- Col 3,1-4
- Jn 20, 1-9
Este domingo le da sentido a todos los domingos, y nos hace proclamar a viva voz, la victoria de nuestro Salvador. Somos cristianos porque creemos que Jesus ha resucitado y está en medio de nosotros..
Celebremos con júbilo este día de fiesta, porque Cristo el Cordero pascual, ha sido inmolado. El es el cordero sin pecado que ha salvado a sus ovejas.
Esto celebramos en cada Eucaristia. El Emérito Papa Benedicto XVI, no explica: “…Al Gólgota y a la «hora» de la muerte en la cruz –escribe el querido Juan Pablo II en la encíclica «Ecclesia de Eucharistia»— «vuelve espiritualmente todo presbítero que celebra la Santa Misa, junto con la comunidad cristiana que participa en ella» (n. 4). La Eucaristía es por tanto el memorial de todo el misterio pascual: pasión, muerte, descenso a los infiernos, resurrección y ascensión al cielo, y la Cruz es la manifestación impactante del acto de amor infinito con el que el Hijo de Dios ha salvado al hombre y al mundo del pecado y de la muerte. Por este motivo, el signo de la Cruz es el gesto fundamental de la oración del cristiano. Hacerse el signo de la Cruz es pronunciar un «sí» visible y publico a quien murió por nosotros y resucitó, al Dios que en la humildad y debilidad de su amor es el Omnipotente, más fuerte que toda la potencia y la inteligencia del mundo.
Después de la consagración, la asamblea de los fieles, consciente de estar ante la presencia real de Cristo crucificado y resucitado, hace esta aclamación: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!». Con los ojos de la fe la comunidad reconoce a Jesús vivo con los signos de su pasión y, junto a Tomás, llena de maravilla, puede repetir: «Señor mío y Dios mío» (Juan 20, 28). La Eucaristía es misterio de muerte y de gloria como la Cruz, que no es un incidente en el camino, sino el pasaje por el que Cristo entró en su gloria y reconcilió a la humanidad entera, derrotando toda enemistad…
María, presente en el Calvario ante la Cruz, está también con la Iglesia y como Madre de la Iglesia, en cada una de nuestras celebraciones eucarísticas (Cf. encíclica «Ecclesia de Eucharistia», 57). Por este motivo, nadie mejor que ella nos puede enseñar a comprender y a vivir con fe y amor la santa Misa, uniéndonos al sacrificio redentor de Cristo. Cuando recibimos la santa comunión, como María y unidos a ella, nos abrazamos al madero que Jesús con su amor ha transformado en instrumento de salvación y pronunciamos nuestro «amén», nuestro «sí» al Amor crucificado y resucitado.”
Entonces la Pascua debemos vivirla , no como espectadores, somos los destinatarios de este Buena Nueva, pues comuniquemos la bajo estas cuatro primicias:
-Jesus es más fuerte que la muerte, la Resurrección hace de nosotros personas nuevas. Hemos sido salvados.
– Nos han abierto hoy las puertas de la vida eterna. Él quiere darte vida abundante y vida en plenitud. Quiere que resucitemos aquí y ahora a la vida espiritual.
– Fe y esperanza son básicas para obtener la vida eterna. La novedad que trae la Resurrección se logra palpar haciendo de nuestra vida cotidiana “una masa nueva”, destinada a ser el pan de la nueva creación.
– La gran muerte se origina por el pecado. En la Oración Colecta de hoy, pedimos “resucitar también en la luz de la vida eterna. Y la lectura de los Hechos, nos indica: “El nos mando predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime que cuantos creen en él reciben, por su medio el perdón de los pecados”.
Celebremos con júbilo hoy, y en cada Eucaristia, reunidos ante el altar, que Cristo se hace vida en el pan y el vino para alimentar nuestra fe y hacernos testigos de la Pascua.
Mes de abril
Evangeliza en todo el mundo
Planta algunas semillas de fe especialmente entre tus amigos y familiares. Con tu testimonio de conversión podrás sembrar esperanza y amor en el prójimo, no te olvides que debes ser reflejo del amor, perdón y compasión del Señor.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.