- 2 Mac 12, 43-46
- Sal 102
- 1 Cor 15,20-24. 25-28
- Lc 23, 44-46. 50. 52-53; 24, 1-6
Este día conmemoramos a todos los fieles que han fallecido. La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud en celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna.
El cristiano no puede tener una mentalidad fatalista frente a la muerte; la muerte es la puerta que nos abre el cielo y el cielo, es la vida eterna vivida en plenitud frente a Dios y al lado de quienes más nos importan y amamos. El cristiano no teme la muerte porque sabe que existe la vida plena, la vida perfecta que no acaba ni se agota. Jesús ve la vida eterna como un banquete en el que todos gozamos de la presencia y cercanía de Dios que nos atiende y sirve los mejores manjares, por eso la Eucaristía, como comida, banquete y convivio es un anticipo del cielo, pero el pan ya no lo ofrecerá el sacerdote sino Jesús mismol
El cristiano está llamado a la vida que Jesús nos ganó con su muerte y por eso no tememos la enfermedad y la muerte porque sabemos que, después de padecer un poco, tendremos como recompensa lo que el corazón humano anhela en lo más profundo: vivir por siempre y ser felices sin medida.
En la segunda lectura, Pablo hace algunas precisiones comparativas entre Adán y Cristo, para poner de manifiesto que si ser descendientes de Adán implica necesariamente la muerte, y especialmente la muerte como negatividad, el creer en Cristo nos introduce en la dinámica de la vida verdadera, que la podríamos expresar así: no hemos nacido para la muerte, sino para la vida. Dios, en Cristo como primicia, nos ha revelado que su creación es tan positiva, que no caeremos nunca en la nada, aunque tengamos que pasar por la muerte; la hermana muerte nos lleva, necesariamente, a la vida que el Creador nos regala.
El Evangelio que hoy nos recuerda los momentos centrales de nuestra fe cristiana: tu muerte y tu resurrección. Esto nos lleva a reflexionar acerca de que puede ser que ya nos hayamos acostumbrado a estos hechos tan importantes de nuestra vida y por eso no le demos la trascendencia que tienen en nuestro acontecer religioso. Entonces saquemos unos minutos de nuestro tiempo para meditar: ¡Verdaderamente moriste y resucitaste por mí! No es una fábula, un invento o un mito. Es una realidad. Eres el Dios que me amó hasta el extremo de dar la vida por mí.
Ante tal grandiosidad de amor, no podríamos sino orar al Señor para agradecerle tanto Amor, pues como nos dice el Salmista: “El Señor es compasivo y misericordioso.
Por eso el Papa Francisco nos insta a que “no olvidemos las obras de misericordia espirituales: aconsejar a los que dudan, enseñar a los ignorantes, advertir a los pecadores, consolar a los afligidos, perdonar las ofensas, soportar pacientemente a las personas molestas, rezar a Dios por los vivos y los difuntos. Como ven, la misericordia no es “buenismo”, ni un mero sentimentalismo. Aquí se demuestra la autenticidad de nuestro ser discípulos de Jesús, de nuestra credibilidad como cristianos en el mundo de hoy.»
Bibliografia:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=02-11-2022
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/23-11-2014/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://es.catholic.net/op/articulos/63660/cat/330/el-amor-es-mas-fuerte-que-la-muerte.html#modal
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2022
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.