?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/Frh4eGpV43U
- Hch 9, 26-31
- Sal 21
- 1 Jn 3, 18- 24
- Jn 15, 1-8
La vocación cristiana consiste en dar los frutos que quiere Cristo, es decir, lo que vemos que Él hace y dice. Maestro de nuestras almas y Señor propio de nuestras vidas, le damos la autoridad moral que tiene como Dios eterno. Y aprendemos de Él hasta los más mínimos detalles para conocer de primera mano cuáles son los frutos que quiere que demos sus discípulos.
San Juan, en la segunda lectura, indica el mayor fruto de todos: “un amor de verdad y con obras”. Es el principal de los mandamientos, y a la vez el mejor fundamento de una vida lograda y plena. Al fin y al cabo, hemos sido creados para amar y ser amados. Lo de ser ingeniero o herpetólogo pasa a un segundo plano.
Pero el razonamiento puede esconder una trampa mortal: reducir a Cristo a un modelo ético, es decir, un personaje al que podamos imitar. Y al intentar conseguirlo, en numerosas ocasiones nos toparemos con nuestras dificultades y, por supuesto, con nuestros pecados.
Y es que el asunto tiene truco. Lo explica hoy Cristo a las mil maravillas cuando se define a sí mismo como vid y a nosotros como sarmientos. Aunque nuestro camino es un discipulado, el modo de realizarse en nosotros la identificación con Cristo no va por la vía de la imitación de sus actos, ni tampoco por la vía del conocimiento doctrinal (dos elementos importantes), sino por la vía de la elevación que produce en nosotros la gracia que nos da. Cristo es la vid y nosotros el esqueje que toma la savia de la vid para dar frutos.
El truco, poco visible pero evidente, es que las obras santas las hace Cristo en nosotros, es decir, a través de la gracia que constantemente nos da. Esa es la savia. Aunque Tomás de Kempis escribió el bestseller “La imitación de Cristo”, centra la tarea, más que en la mera imitación moral, en aprender a vivir “con Cristo, por él y en él”, es decir, de su presencia y de su gracia… ¡de su savia!
Ganamos muchos enteros cuando aprendemos a no medirnos con nuestros éxitos o fracasos en la vida espiritual. ¡Tantas veces no son ni lo uno ni lo otro…!
Un detalle divertido de las travesuras que obra la gracia divina y los cambiazos que puede obrar en las personas: a veces se trata de conversiones increíbles. Es decir, que “no son creíbles”. Y por eso tenían pánico a San Pablo. Pasó de demonio a ángel. Y eso, en la naturaleza no se da. Sólo la gracia puede realizarlo.
Nos explica el Papa Francisco que el permanecer e al que se refiere el evangelio, no es pasivo, ni nos mantiene en estado de reposo. “El “permanecer en Él” que Jesús nos propone es una permanencia activa, y también recíproco. ¿Por qué? Porque sin la vid los sarmientos no pueden hacer nada, necesitan la savia para crecer y dar fruto; pero también la vid necesita los sarmientos, porque los frutos no brotan del tronco del árbol. Es una necesidad recíproca, es una permanencia recíproca para dar fruto”.
Palabra de Vida Mes de Mayo 2021
«Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Jn 4, 16) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
? ?
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia