- Eclo 14, 1-2. 5-7. 12-16. 26-30
- Sal 33
- Gal 4, 4-7
- Jn 19, 25-27
[contact-form][contact-field label=”Nombre” type=”name” required=”true” /][contact-field label=”Correo electrónico” type=”email” required=”true” /][contact-field label=”Web” type=”url” /][contact-field label=”Mensaje” type=”textarea” /][/contact-form]
Hoy en esta Solemnidad a Nuestra Madre, el Señor en la liturgia nos invita al igual que ella a reconocernos pequeños y confiar en Dios lo que nos permite tomar conciencia de su cercanía que nos sostiene y nos impulsa a vivir nuestra fe.
Como fruto de esta celebración de Nuestra Patrona la Virgen de Los Ángeles se nos recuerda la importancia de la solidaridad y el compromiso eficaz, entre otras actitudes que debemos practicar.
En la primera lectura hemos podido experimentar como Dios ha querido realizar su salvación a través de un pueblo y para este pueblo envía la Sabiduría como un faro iluminador. Entonces y ahora seguimos necesitando la Sabiduría de Dios que es a la vez un don y una experiencia.
La presencia de la Sabiduría-Palabra no es temporal ni intermitente. Es más bien estable y permanente. La imagen “echar raíces” sugiere esta seguridad y continuidad. Habita en medio del pueblo y para siempre. El pueblo de Israel pudo gozar de este don. Y ahora, en nuestro tiempo en que todo parece provisional recibimos un mensaje consolador y exigente que denuncia y urge. La Sabiduría echa raíces profundas en la Iglesia y en los creyentes. Podemos recurrir a ella en los avatares y situaciones difíciles y complejas de la vida. Está ahí, cerca, caminando codo a codo con nosotros. Es necesario abrirse, hacerle espacio, habituarse a contemplarla. Ella no se va y es siempre luz. Y nuestro mundo la necesita.
El texto de los Galatas nos indica que Dios el Padre envió a Dios el Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley. María era una mujer judía, “para redimir, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos”. Dios tuvo un doble propósito: (1) Rescatar a los que se encontraban bajo la ley. Ellos eran como niños, bajo la ley. Es que la ley nunca convirtió a nadie en un hijo de Dios; y (2), que ellos pudieran recibir la adopción como hijos.
Cabe aclarar que la costumbre romana en tiempos del apóstol Pablo era la de adoptar al propio hijo de una persona. Recordemos lo que hablamos antes sobre la ceremonia de la “toga virilis”, en la que se adoptaba al hijo mayor de edad de la familia. La palabra adopción corresponde al término griego “huiothesia”, que significa “colocar como hijo”. Un creyente es pues colocado en la familia de Dios como un hijo adulto, mayor de edad, capaz de comprender la verdad divina y así poder como hijos de Dios poder clamar ¡Abba!, pues por miedo de Jesucristo somos sus hijos y herederos por voluntad de Dios. Todo esto gracias al Sí de María, ese Sí que da también al pie de la Cruz, como acabamos de leer en el evangelio.
Nos explica el Papa Francisco: “Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: “He ahí a tu madre”. Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la “mujer” se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, y los ama como los amaba Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría.”
Hoy Nuestra Madre desde el Santuario de la Virgen de Los Ángeles, nos dice como el Salmista: “Vengan y escúchenme, hijos míos, les voy a decir cómo amar a Dios…”
Bibliografia:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/3-1-2016/comentario-biblico/gerardo-sanchez-mielgo/
- https://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=608
- https://es.catholic.net/op/articulos/49091/cat/330/ahi-tienes-a-tu-madre.html#modal
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.