https://youtu.be/UeWIGtVi0JY
- Apoc 11, 4-12
- Sal 143
- Lc 20, 27-40
El Señor nos enseña hoy que nuestra vida, dolores y sufrimientos, acabarán un día cuando vayamos ante la presencia del Padre.
En el Salmo 65, 16. Aclamación antes del Evangelio nos dice: “Vengan a escuchar y les contaré todo lo que ha hecho el Señor por mí” Por tanto, hoy, les invito como reflexión de la liturgia, a dialogar con El.
“Señor Jesús: me imagino que muchas veces tuviste que reprochar al pueblo judío su incredulidad, por no entender bien las Escrituras. Lo hiciste, por ejemplo, con los discípulos de Emaús.
Ahora les reclamas lo mismo a los saduceos, quienes negaban la resurrección de los muertos. A unos y otros les costaba aceptar la resurrección.
Y es que no resulta fácil, se necesita fe, porque la experiencia de los hombres ante la muerte dificulta creer en que se pueda recuperar la vida. Pero tú eres la resurrección y la vida, el que cree en ti no morirá para siempre.
Nosotros debemos creer en todas las Escrituras. No tendría sentido aceptar algunas cosas y otras no. Porque creemos no por la luz natural de la razón, sino por la autoridad de Dios que revela, el cual no puede engañarse ni engañarnos. Tú eres la Palabra viva, y el Espíritu Santo se encarga de enseñarnos todas las cosas.
En este día les invito que escuchemos a Jesús decirnos: ven, obedéceme, abandónate en mí y confía, que yo te llenaré de mi misericordia y te resucitaré en el último día.
Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven, porque yo fui enviado al mundo para que todo el que crea en mí tenga vida eterna.
Yo he sido enviado al mundo para rescatar a los hombres de la muerte, para darles vida.
Yo soy la resurrección y la vida. El que crea en mí, aunque muera vivirá.
Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. El que me conoce a mí conoce también a mi Padre.
Yo soy tu único Maestro, y yo te enseñaré todas las cosas. Pero luego debes meditarlas con mi Madre, en tu corazón, para que el Espíritu Santo te recuerde todas las cosas, y tú las enseñes y las hagas vida, llevando estas enseñanzas a todas las naciones, para que me conozcan, llevándome a ellos con mi Palabra a través de tu boca, y que mi misericordia llegue a ellos a través de tus obras de misericordia, para que, el que no crea que el Padre está en mí, crea al menos por las obras, porque el Padre, que permanece en mí, es el que realiza las obras.
Todos los cabellos de tu cabeza están contados, y yo amo cada célula de tu cuerpo y cada poro de tu piel. Eres mío en cuerpo y en alma para siempre, y yo te resucitaré en el último día, para que contemples a mis ángeles en el cielo, y contemples mi cuerpo glorioso, para que tú, por mi misericordia, vivas como los ángeles en el cielo, que constantemente ven el rostro de Dios.
Pero ahora vives en un cuerpo mortal, que tiene miserias, tentaciones, debilidades, fragilidad, para que, tomando conciencia de tu pequeñez, se forme tu carácter y se fortalezca tu voluntad, para entregarte todos los días unido a mí en mi único y eterno sacrificio, para morir al mundo por mí, conmigo y en mí, para vivir en mi resurrección por mí, conmigo y en mí.
Aprende a morir todos los días al mundo, para resucitar en mí, porque al final, los que se salven serán más que ángeles, porque serán como los ángeles del cielo, que no se casan ni necesitan bienes terrenos, pero además también son hijos de Dios, y recibirán la resurrección, no solo del alma, sino también del cuerpo, para que participen de la gloria de Dios en alma y en cuerpo, como yo, que les merece la filiación divina que yo he conseguido para ustedes, con mi pasión y muerte, y con mi resurrección.
Aprende que, para participar de mi gloria en la vida eterna, yo he conseguido para ti participar de mi gloria primero en esta vida terrena, muriendo al mundo cada día, renunciando a ti mismo para tomar tu cruz y seguirme, para seguir mi camino, y que aprendas a vivir y a permanecer en mí, como yo vivo y permanezco en ti.
Así, yo te resucitaré también para la vida eterna.
Obedéceme, abandónate en mi misericordia y confía en mí, para que seas siempre morada, porque el lobo está al acecho y tú eres un cordero suculento, pero que yo he puesto bajo el resguardo de mi Madre, bajo el cuidado de mis ángeles y mis santos, y bajo mi protección, y te doy mi misericordia para fortalecer tu fe y aumentar tu deseo de cielo, tu anhelo de eternidad; pero sobre todo tu amor, para que el celo por mi casa te devore, y vivas tu ministerio en santidad, muriendo al mundo cada día, viviendo en medio del mundo en la gloria de mi resurrección, haciendo mis obras, siendo ejemplo para alcanzar con todas las almas mi eternidad; porque ¿de qué te sirve ganar el mundo entero si arruinas tu vida?
Yo quiero que descanses en mí, en la seguridad de mi amor por ti, porque mi yugo es suave y mi carga ligera. Continúa caminando y construyendo mis obras.
Yo obedezco en todo a mi Madre, y a ti nunca te faltará el vino si haces lo que yo te digo.
Yo te digo: tú acompañas a mi Madre al pie de mi cruz, y no hay honor más grande.”
La resurrección de los muertos al final de los tiempos es una de las verdades de fe que nos motivan a luchar en esta vida.
Jesús dice que seremos como los ángeles e hijos de Dios, para jamás morir. Y a mí me gusta pensar en que veré a Cristo resucitado como Rey de reyes y Señor de señores, a quien deseo servir en esta vida, como soldado fiel, cerrando filas en torno a Él, para conseguir la victoria.
Y hoy veo a Jesús, en la Sagrada Eucaristía, como pan vivo, prenda de la gloria futura.
Ayúdame, Madre, a tener siempre la fe que se necesita para entender las Escrituras, Palabra viva de Dios, y así poder transmitir bien el mensaje de salvación a todas las almas.
Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu Corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Biliografia:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://xn--lacompaiademaria-dub.com/2022/11/18/vivir-para-siempre-creer-en-la-palabra-viva-lc-20-27-40-3/
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2022
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.