https://youtu.be/pQe4ejDr-IM
- Sam 7, 4-5. 12-14.16
- Sal 88
- Rom 4, 13. 16-18.22
- Mt 1.16. 18-21. 24 o bien Lc 2, 41-45
Las lecturas en esta solemnidad de san José nos introducen de lleno en el proyecto de alianza que Dios tiene preparado para su Pueblo Santo. Dios se revela en la historia de la salvación. De hecho, Jesucristo, se encarna, se hace uno de nosotros. Del pueblo de Israel, de la descendencia de David, Jesucristo viene a tocar la realidad concreta del gozo y del sufrimiento que experimenta la humanidad.
Dios mismo quiere plantar su morada en medio del pueblo de su heredad. Ya no son las voces de los profetas las que anuncian lo que Dios demanda al pueblo de Israel, sino que, con su venida al acontecer humano, Jesucristo nos ha hecho el templo donde mora el Espíritu Santo. Así, Dios mismo va a ir entretejiendo su historia de ternura con cada uno de nosotros, pueblo elegido, porque Cristo se ha injertado en lo nuestro.
El Salmista nos invita a experimentar la confianza en esa fidelidad de Dios quien a través de la dinastía davídica, Jesús se vincula en este plan de Dios, ese el amor salvifico de Dios por toda la humanidad, a través de José.
Y la segunda lectura, nos lleva a reflexionar como por su confianza en el Señor, Abraham fue capaz de abandonar las falsas ideas que existían acerca de Dios, y por eso Pablo, emplea esa figura patriarcal para enseñarle a los romanos, y hoy a nosotros, a dejar de lado la idea de merecer la salvación y aceptar que es un don inmerecido.
Y el evangelio nos permite fijarnos en las muchas virtudes de José, pero principalmente en la confianza con la que el Patriarca se adhiere al Plan de Dios, mostrando que el Señor es quien lleva adelante la obra de salvación y que sólo uniéndonosla a El podremos tener parte en su Reino.
El Papa Francisco se refiere a esta Solemnidad en la Catequesis del 16 de febrero: “… para entender lo que significa el título de San José como Patrono de la Iglesia, los Evangelios nos dan la clave de lectura más correcta. “De hecho, al final de cada historia que ve a José como protagonista – precisó el Pontífice – el Evangelio anota que él toma consigo al Niño y a su madre y hace lo que Dios le ha ordenado (cfr Mt 1,24; 2,14.21). Resalta así el hecho de que José tiene la tarea de proteger a Jesús y a María”. En este sentido, el Papa comentando la Patris corde, 5 señaló que, José es su principal custodio: «De hecho, Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe».
“En el plan de la salvación no se puede separar el Hijo de la Madre, de aquella que avanzó «en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz», como nos recuerda el Concilio Vaticano II (Lumen gentium, 58)”
Indicó el Papa Francisco, podemos decir que Jesús, María y José son en un cierto sentido el núcleo primordial de la Iglesia. “Jesús es hombre y Dios; María la primera discípula es la Madre; y José el custodio”. Y también nosotros «debemos preguntarnos siempre si estamos protegiendo con todas nuestras fuerzas a Jesús y María, que están misteriosamente confiados a nuestra responsabilidad, a nuestro cuidado, a nuestra custodia». El Hijo del Altísimo vino al mundo en una condición de gran debilidad. Quiso tener necesidad de ser defendido, protegido, cuidado. Dios se ha fiado de José, como hizo María, que en él ha encontrado el esposo que la ha amado y respetado y siempre ha cuidado de ella y del Niño. En este sentido, precisó el Papa, «san José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María».
“José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre”
San José protector de todos los necesitados, agregó el Santo Padre, toda persona que tenga hambre y sed, todo extranjero, toda persona sin ropa, todo enfermo, todo preso es el “Niño” que José custodia. Por esto, afirmó el Pontífice, San José es invocado como protector de todos los necesitados, de los exiliados, de los afligidos, y también de los moribundos. Y también nosotros debemos aprender de José a “custodiar” estos bienes: amar al Niño y a su madre; amar los Sacramentos y al pueblo de Dios; amar a los pobres y nuestra parroquia. Amarnos los unos a los otros, cuidar del otro. Cada una de estas realidades es siempre el Niño y su madre.
“Este Niño es Aquel que dirá: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40)”
El Santo Padre también dijo que, hoy es común criticar a la Iglesia, subrayar las incoherencias, los pecados, que en realidad son nuestras incoherencias, nuestros pecados, porque desde siempre la Iglesia es un pueblo de pecadores que encuentran la misericordia de Dios. Preguntémonos si, en el fondo del corazón, nosotros amamos a la Iglesia. De hecho, solo el amor nos hace capaces de decir plenamente la verdad, de forma no parcial; de decir lo que está mal, pero también de reconocer todo el bien y la santidad que están presentes en ella, a partir precisamente de Jesús y de María.
“Amar a la Iglesia, cuidar a la Iglesia y caminar con la Iglesia. La Iglesia somos todos y no solo un grupito. Cuidarnos los unos a los otros, cuidarnos reciprocamente”
Asimismo, el Papa Francisco animó a pedir la intercesión de San José en los momentos más difíciles de sus vidas y de sus comunidades. “Allí donde nuestros errores se convierten en escándalo, pidamos a San José tener la valentía de hacer verdad, pedir perdón y empezar de nuevo humildemente. Allí donde la persecución impide que el Evangelio sea anunciado, pidamos a San José la fuerza y la paciencia de saber soportar abusos y sufrimientos por amor al Evangelio. Allí donde los medios materiales y humanos escasean y nos hacen experimentar la pobreza, sobre todo cuando estamos llamados a servir a los últimos, los indefensos, los huérfanos, los enfermos, los descartados de la sociedad, recemos a San José para que haya para nosotros Providencia”.
“¡Cuántos santos se han dirigido a él! ¡Cuántas personas en la historia de la Iglesia han encontrado en él un patrono, un custodio, un padre!”
Hoy, nos invita la Iglesia a contemplar la amable figura del santo Patriarca. Elegido por Dios y por María, José vivió como todos nosotros entre penas y alegrías. Hemos de mirar cualquiera de sus acciones con especial interés. Aprenderemos siempre de él. Nos conviene ponernos en su piel para imitarle, pues así lograremos responder, como él, al querer divino.
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2022-02/papa-francisco-audiencia-general-catequesis-san-jose-conclusion.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.