- 2 Re 2, 1. 6-14
- Sal 30
- Mt 6, 1-6. 16-18
La liturgia de hoy nos lleva a reflexionar sobre la intención que hay detrás de nuestras acciones.
En la primera lectura, nos presenta el relato a Elías, profeta devorado por el celo de Dios, que le pasa el relevo a su discípulo y heredero espiritual Eliseo. Elías será “arrebatado en un torbellino” mientras caminaba conversando con Eliseo, que es signo del agrado de Dios: Dios estaba de su parte y lo lleva consigo. Su ascensión será un punto de esperanza en la historia de Israel.
Eliseo ha mostrado una gran fidelidad y lealtad a su maestro, al que se negó a abandonar pese a la insistencia de Elías. A la pregunta de Elías: “Pídeme lo que quieras”, Eliseo le pide los dos tercios de su espíritu; los dos tercios era lo que le correspondía en herencia al primogénito: Eliseo, con esta petición quiere ser reconocido como el principal heredero espiritual de Elías. Es una petición difícil, ya que el espíritu profético no se transmite, viene de Dios y será Dios quien dará a conocer que la petición ha sido escuchada, concediéndole ver la partida de Elías. El cambio de sus propios vestidos por el manto de Elías representa la investidura profética que acaba de tener lugar.
El salmo hoy invita a la confianza en Dios, amigo fiel que no abandona al justo en los momentos de angustia
El texto del evangelio nos advierte: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos”. Ante estas palabras de Jesús, sería interesante el preguntarnos el motivo de nuestras acciones, ¿qué es lo que está detrás de nuestra caridad, de nuestro servicio? Muchas veces no tenemos una única intención noble en lo que hacemos. Realizamos el bien, porque nos parece que eso es bueno, pero inevitablemente se añaden (o se pueden añadir) otras intenciones. Y es que es triste que, dada la fragilidad de nuestra vida, muchas veces nos sintamos impulsados a servir o a hacer la caridad por motivos muy lejanos a la vida evangélic
El mensaje de Jesús, se trata de un consejo, hay que hacer bien el bien, pues el Señor, que conoce que no siempre nuestra intención es recta, nos anima a buscar una autenticidad espiritual que se manifieste en cada aspecto de nuestra vida, recordándonos que la verdadera recompensa de nuestras prácticas espirituales viene de una relación profunda y personal con Dios, más allá de cualquier reconocimiento humano. Y nos explica el Papa Francisco, “nos indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna. Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que aparentan: lo que cuenta no es la apariencia. El valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de lo que tenemos dentro.”
San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, en la Meditación de los tres binarios, nos deja un consejo que ayudará a discernir. Elegir y hacer las cosas como las querríamos hacer si estuviéramos a la hora de la muerte en la presencia del Señor. De este modo acertaremos siempre. Si después de hacer todo lo que debemos, de haber rectificado la intención, las cosas no salen bien, nos quedamos tranquilos, seguros de que hemos obrado bien, y de que de aquel mal el Señor sacará un gran bien».
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2014/documents/papa-francesco_20140305_omelia-ceneri.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=19-06-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/06/19/hacer-el-bien-el-bien/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de junio “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o que se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo” (Marcos 4, 26 – 27)
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.