?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Eclo 15, 16-21
- Sal 118
- 1 Cor 2, 6-10
- Mt 5, 17-37
La liturgia de hoy nos muestra como Dios nos muestra su sabiduría divina, parte del proyecto del Amor del Padre para la humanidad que conduce hacia la gloria y palabra que es fuente de vida y de la que nos alimentamos a través de la Eucaristía.
Muchas veces, como nos indica la primera lectura, no sabemos cómo actuar , es entonces que a pesar de ser personas libres, Dios nos ofrece los mandamientos como camino para alcanzar la vida verdadera y así experimentar “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni la mente del hombre pudo siquiera haberlo imaginado, son las que Dios ha preparado para los que le aman, como vemos en la carta a los Corintios.
“Dichoso el que cumple la Voluntad del Señor, el salmista, nos indica así, la felicidad que alcanza el hombre cuando es fiel a los mandatos del Señor.
Complementando nuestra reflexión de hoy el evangelio nos dice el Padre Yepes, nos presenta características de la Ley de Dios que la hacen única:
- Es sabia, nos permite distinguir el bien y el mal
- Es eterna, sus palabras no pasarán
- Es universal, aplicable a todos los hombres porque apunta a iluminar la hondura, la profundidad del corazón humano
- Es paradójica, aunque no lo parece al final salimos con bendición
- Oculta a la simple mirada humana
- Perfecta; conduce a La Paz, la sana Ivón y la plenitud.
Siguiendo con la formación sobre el Sacramento de la Eucaristía, hoy comentaremos la última frase del Credo. “ Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro” CC 998-1019.
Nos dice el Papa Francisco; “Cada vez que nos encontramos ante nuestra muerte, o a aquella de una persona querida, sentimos que nuestra fe es puesta a la prueba. Surgen todas nuestras dudas, toda nuestra fragilidad, y nos preguntamos: “¿De verdad existirá la vida después de la muerte? ¿Podré todavía ver y abrazar a las personas que he amado?”
Cristo resucitó con su propio cuerpo, pero no volvió a una vida terrenal, su cuerpo era ya un cuerpo glorioso, un cuerpo incorruptible, un cuerpo que ya no estaba sujeto al tiempo y al espacio. Por esto, podía aparecer y desaparecer en los lugares, pero a la vez, seguía siendo un cuerpo humano que podía beber y comer.
Dios nos ama a nosotros como seres humanos en cuerpo y en alma. Al resucitar a la vida, vamos a tener un gran gozo en cuerpo y en alma. En Cristo, “todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora” (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Filipenses 3, 21).
Con la muerte se experimenta una separación real de cuerpo y alma. El cuerpo del hombre continúa un proceso de corrupción –como cualquier materia viva– mientras que su alma va al encuentro de Dios. Esta alma estará esperando reunirse con su cuerpo glorificado. Con la resurrección, nuestros cuerpos quedarán incorruptibles y volverán a unirse con nuestras almas.
Como consecuencia del pecado original, el hombre debe sufrir “la muerte corporal, de la que el hombre se habría liberado, si no hubiera pecado” (GS 18).
Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la posibilidad de la salvación.
Nos podemos preguntar: ¿cómo resucitarán los muertos? ¿cuándo resucitarán?
El “cómo” no lo podemos entender con la razón, solamente con la fe. Nos puede ayudar a acercarnos a este gran misterio nuestra participación en la Eucaristía que nos da ya, un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo. El pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía.
El “cuándo” será en “el fin del mundo” (LG 48). El último día, el fin del mundo, los hombres no sabemos cuándo va a ser, sólo Dios lo sabe.
Si es verdad que Cristo nos resucitará en “el último día”, también lo es, en cierto modo, que nosotros ya hemos resucitado con Cristo. En efecto, gracias al Espíritu Santo, la vida cristiana en la tierra es, desde ahora, una participación en la muerte y en la Resurrección de Cristo:
«Sepultados con él en el Bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que le resucitó de entre los muertos […] Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios» (Col 2, 12; 3, 1).
Unidos a Cristo por el Bautismo, los creyentes participan ya realmente en la vida celestial de Cristo resucitado (cf. Flp 3, 20), pero esta vida permanece “escondida […] con Cristo en Dios” (Col 3, 3) “Con él nos ha resucitado y hecho sentar en los cielos con Cristo Jesús” (Ef 2, 6). Alimentados en la Eucaristía con su Cuerpo, nosotros pertenecemos ya al Cuerpo de Cristo. Cuando resucitemos en el último día también nos “manifestaremos con él llenos de gloria” (Col 3, 4).
Mes de Febrero
Intención de oración universal
Escuchar los gritos de los migrantes.
Recemos para que el clamor de los hermanos migrantes víctimas del tráfico criminal sea escuchado y considerado.
Palabra de Vida .
“Creo, ayúdame porque tengo poca fe’” (Marcos 9, 24)
El Evangelio presenta una paradoja: reconocer nuestra debilidad, los límites y las fragilidades como punto de partida para entrar en relación con Dios y participar con él en la tarea más grande, la fraternidad universal.
Dios confía en el hombre y no actúa sino con su contribución, su libre sí.
Creer y sentirse mirados y amados por Dios es saber que toda oración nuestra, toda palabra o gesto, todo advenimiento triste, alegre o indiferente, toda enfermedad… todo es visto por Dios. Y si Dios es amor, la confianza en él es la lógica consecuencia.
Y luego, a fuerza de amar, nuestra fe se volverá inquebrantable, muy sólida. No solo creeremos en su amor, sino que lo sentiremos de manera tangible en nuestro ánimo y veremos realizarse ‘milagros’ a nuestro alrededor”.
https://ciudadnueva.com.ar/febrero-2020/.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.