Yo envío mi mensajero para que prepare el camino
https://youtu.be/8pd75a9MKhU
- Is 54, 1-10
- Sal 29
- Lc 7, 24-30
Al fin y al cabo, esperar y preparar la venida del Señor, ¿qué sentimientos puede provocar sino de alegría? Si estamos convencidos de que viene a nosotros aquel que nos trae la salvación y la vida, ¿cómo podríamos no sentir una alegría profunda, presente en todas las fibras de nuestro ser?
Por eso, esta primera parte de la preparación para la celebración de la Navidad, se cierra en el texto del evangelio, con este elogio de Jesús para san Juan Bautista. En éste nos hace ver que no obstante que Juan fue uno de los personajes más importantes y grandes del AT, todos nosotros somos aun más. Esto es esencialmente porque nosotros somos habitados por el Espiritual Santo, por ello, si Juan fue un mensajero enviado por Dios para preparar la llegada del Mesías, cada cristiano es no sólo un enviado sino la manifestación de ese Mesías. Es por eso que nuestras palabras, nuestras obras y toda nuestra vida ha de ser un reflejo del Evangelio.
Vivamos y pensemos de tal modo que esta Navidad muchos hermanos puedan tener un encuentro vivo con Jesús. Seamos como san Juan el medio que Dios use para preparar el camino por el cual él pueda entrar al corazón de todos y cada uno de los hombres.
La primera lectura trae a colación una de las cualidades de la Verdad: la misericordia con la que el Señor responde a nuestra ignominia y pecado. Igual que con Noé, se arrepiente de haber hecho daño a la humanidad. Tiene grandes esperanzas pese a las pruebas sistemáticas de andar nosotros descarriados.
Afirma Fray Emilio Garcia Alvarez O.P. que este tipo de pasajes del AT revelan a un Dios que es cercano a su pueblo, profundamente amante del mismo, comprensivo con sus múltiples deslices, dispuesto siempre a reanudar una relación que él mismo inauguró y que mantiene a pesar de todo. La respuesta por parte del pueblo nos la ofrece el salmo responsorial: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”. El salmista es consciente del beneficio recibido y prorrumpe en una alabanza sincera al Dios liberador. Incluso invita al resto del pueblo a hacer otro tanto, porque ese Dios, que se ha mostrado lleno de enojo en muchos momentos, es sobre todo un Dios misericordioso: “Su cólera dura un instante, su bondad, de por vida”.
Ante un Dios así, ¿qué otra actitud cabe, sino la del agradecimiento, la alabanza y la lealtad? Textos como este animan a cultivar una relación frecuente con él de confianza, de intimidad y de docilidad, que pueda también contagiarse a otros, a aquellos sobre todo que piensan en un Dios severo, o lejano, desentendido del mundo e indiferente a su suerte.
Hoy, al comentar el texto del Evangelio, nos dice el Rev Rev. D. Carles ELÍAS i, que por tres veces, Jesucristo nos pregunta: «¿Qué salisteis a ver en el desierto?»; «¿Qué salisteis a ver, si no?»; «Entonces, ¿qué salisteis a ver?» (Lc 7,24.25.26).
Hoy parece como si Jesús quisiera deshacer de nosotros el afán por la curiosidad estéril, la suficiencia de los fariseos y maestros de la Ley que menospreciaban el plan de Dios sobre ellos, rechazando la llamada de Juan (cf. Lc 7,30). “Saber de Dios” solamente no salva; hay que conocerlo, amarlo y seguirlo; es necesaria una respuesta desde dentro, sincera, humilde, agradecida.
«Reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan» (Lc 7,29): viene ahora la salvación. Como predicaba san Juan Crisóstomo, ahora viene no el tiempo de ser examinados, sino el tiempo del perdón. Hoy y ahora es el momento, Dios está cerca, cada vez más cerca de nosotros, porque es bueno, porque es justo y nos conoce a fondo, y por eso lleno de amor que perdona; porque espera cada tarde nuestro retorno de hijos hacia el hogar, para abrazarnos.
Y nos regala su perdón y su presencia; rompe toda distancia con nosotros; llama a nuestra puerta. Humilde, paciente, ahora llama a tu corazón: en tu desierto, en tu soledad, en tu fracaso, en tu incapacidad, quiere que veas su amor.
Hemos de salir de nuestras comodidades y lujos para enfrentarnos con la realidad tal como es: distraídos por el consumo y el egoísmo, hemos olvidado qué espera Dios de nosotros. Desea nuestro amor, nos quiere para Él. Nos quiere verdaderamente pobres y sencillos, para podernos dar noticia de lo que, a pesar de todo, todavía esperamos: —Estoy contigo, no tengas miedo, confía en mí.
Entrando en nuestro interior, digamos ahora con voz reposada: —Señor, tú que conoces cómo soy y me aceptas, ábreme el corazón en tu presencia; quiero aceptar tu amor, quiero acogerte ahora que vienes, en el silencio y en la paz.
Roguemos al Señor, con la Oración Colecta, que con su Venida Salvadora, colme de alegría a estos indignos hijos suyos, que estamos afligidos a causa de nuestras culpas.
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2021
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Se-ñor!» (Lc 1, 45) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.