https://youtu.be/VY1x9gUsJeY
- Apoc 11, 19; 12, 1-6. 10
- Sal 44
- 1 Cor 15, 20,27
- Lc 1, 39-56
Al celebrar hoy la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen al cielo, la Palabra de Dios nos nos permite contemplar a María Santísima como el gran modelo a seguir para alcanzar la santidad y la vida perfecta.
En el texto a los Corintios, podríamos decir muchas cosas que Pablo sugiere, en este momento nos concentraremos a lo que él le llama “primicia” (aparchê), no en el sentido temporal, sino de plenitud. En Cristo es en quien Dios ha manifestado de verdad lo que nos espera a sus hijos. Él es el nuevo Adán, en él se resuelve el drama de la humanidad; por eso es desde aquí desde donde debe arrancar la verdadera teología de la Asunción, es decir, de la resurrección de María. Porque la Asunción no es otra cosa que la resurrección, que tiene en la de Cristo su eficiencia y su modelo; lo mismo que sucederá con nosotros.
En el texto del Apocalipsis, el símbolo del cielo, apocalíptico desde luego, es el de la nueva comunidad, la Iglesia liberada y redimida por Dios que engendra hijos a los que les espera una vida nueva más allá de la historia. También María es “hija” de esa Iglesia liberada y salvada que vive como nosotros, siente con nosotros y es resucitada como nosotros, aunque sea madre de nuestro Salvador. Y por eso es también “madre” nuestra.
La solemnidad de la Asunción, la tomamos, por eso, como una invitación a elevar la mirada al cielo y contemplar “una gran señal” que nos ofrece Dios para que contemplemos el triunfo definitivo de Cristo. En la Virgen María, elevada en cuerpo y alma a los cielos, “porque el Poderoso ha hecho obras grandes” en ella, podemos contemplar la glorificación del cuerpo, un adelanto de la resurrección de la carne. Por ello es una señal que engendra esperanza. Podemos tener esa mirada para podernos situar en esta vida. “Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva” (Benedicto XVI, Spes salvi, 2). Mirar hacia una esperanza de algo que nos promete Dios y que por eso mismo es lo más importante de lo que está en nuestro horizonte. Vivir la vida con esa tensión escatológica y no dejar de mirar al cielo desde donde se nos ofrece una señal grande y segura.
Se nos da una esperanza fiable, con la que podemos afrontar nuestro presente, aunque sea difícil. En la vida de los primeros cristianos fue determinante haber recibido como don una esperanza fiable que les permite saber que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío (cf. Benedicto XVI, Spes salvi, 1-2). Una esperanza que me hace vivir con serenidad y alegría, sabiendo que mi vida “acaba bien”, sin tener miedo a las tempestades de la vida con las que hay que convivir ¡Se nos ha dado una señal cierta en el Cielo! ¡Una Mujer! ¡María coronada por doce estrellas! Los momentos difíciles pasarán. Se nos otorga una nueva esperanza, que actúa en nuestra vida diaria y, al mismo tiempo, se proyecta más allá de la muerte: «Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que ya vivamos ya muramos, somos del Señor» (Rm 14,7-8).
Nuestra concepción del tiempo debe estar impregnada de esa esperanza, no hay una fuerza, un destino ciego. Hoy se nos da de nuevo una gran señal en el cielo que nos ayuda a mirar a nuestro hogar definitivo, María, nuestra Madre. “Hoy sabréis que vendrá el Señor y nos salvará y mañana contemplaréis su gloria” (Ex 16, 6-7). ¡Mis ojos verán su gloria! ¿A qué tememos? ¡Hoy sabréis vendrá! ¡Y mañana contemplaremos su gloria! En una homilía que no llegó a pronunciar, pero sí fue publicada, Benedicto XVI en Cuatro Vientos dentro de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid el año 2011 nos animaba a no tener miedo. “No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su nombre en toda la tierra”.
María es el Arca de la Nueva Alianza, signo de la presencia de Dios en medio de su pueblo, signo de la victoria definitiva del Dios con nosotros. María es dichosa porque cumpliendo la Palabra de Dios, siendo la esclava del Señor, en Ella se ha cumplido esta Palabra: la promesa de la gloria. Y ha sido coronada como Reina de cielos y tierra y pasa de esclava a Reina y así nos muestra el camino y la meta, como vemos en el Salmo.
Nos explica el Papa Francisco: “¿Qué significa ese cántico de María (el Magnificat que acabamos de leer en el evangelio) ¿Cuál es su sentido? Ella no busca hacer una crónica del tiempo, no es una periodista, sino decirnos algo mucho más importante: que Dios, a través de ella, ha inaugurado un punto de inflexión en la historia, ha establecido definitivamente un nuevo orden de las cosas. Ella, pequeña y humilde, ha sido elevada y ―lo celebramos hoy― llevada a la gloria del Cielo, mientras que los poderosos del mundo están destinados a quedarse con las manos vacías. Piensen en la parábola de aquel hombre rico que tenía frente a su puerta a un mendigo, Lázaro. ¿Cómo terminó? Con las manos vacías. La Virgen, en otras palabras, anuncia un cambio radical, una inversión de valores. Al hablar con Isabel, mientras lleva a Jesús en su vientre, anticipa lo que dirá su Hijo, cuando proclame bienaventurados a los pobres y a los humildes y haga una advertencia a los ricos y a los que confían en su propia autosuficiencia. La Virgen, por tanto, profetiza con este cántico, con esta plegaria: profetiza que no son el poder, el éxito y el dinero, los que prevalecen, sino que prevalecen el servicio, la humildad y el amor. Y mirándola en la gloria, comprendemos que el verdadero poder es el servicio ―no olvidemos esto: el verdadero poder es el servicio― y reinar significa amar. Y que este es el camino al Cielo.
Entonces mirémonos a nosotros mismos y preguntémonos: ¿esa inversión anunciada por María toca mi vida? ¿Creo que amar es reinar y que servir es poder? ¿Creo que la meta de mi vida es el cielo, es el paraíso? ¿O me preocupo solo de pasarlo bien aquí, me preocupo solo de las cosas terrenales y materiales? Es más, al observar los acontecimientos del mundo, ¿me dejo atrapar por el pesimismo o, como la Virgen, soy capaz de distinguir la obra de Dios que, a través de la mansedumbre y la pequeñez, realiza grandes cosas? Hermanos y hermanas, María hoy canta la esperanza y reaviva en nosotros la esperanza: en ella vemos la meta del camino. Ella es la primera creatura que, con todo su ser, en cuerpo y alma, atraviesa victoriosa la meta del Cielo. Ella nos muestra que el Cielo está al alcance de la mano. ¿Cómo es esto? Sí, el cielo está al alcance de la mano si tampoco nosotros cedemos al pecado, alabamos a Dios con humildad y servimos a los demás con generosidad. No hay que ceder al pecado. Pero alguno podría decir: “Pero, padre, yo soy débil”, ― “Pero el Señor siempre está cerca de ti, porque es misericordioso”. No te olvides de cuál es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura. Siempre cercano a nosotros con su estilo. Nuestra Madre, nos lleva de la mano, nos acompaña a la gloria, nos invita a alegrarnos pensando en el paraíso. Bendigamos a María con nuestra oración y pidámosle una mirada, capaz de vislumbrar el Cielo en la tierra.
Para seguir los pasos de María, que fue llevada al cielo, supliquemos, con la Oración de los Fieles, el auxilio de Dios diciendo: Condúcenos a los bienes eternos Señor. Y en Costa Rica que también celebramos el Día de las Madres, oremos para que ellas sigan motivándonos a proclamar la grandeza del Señor y para que nos reunamos un día en el Cielo con aquellas que salieron ya de este mundo.
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” En 13,13.
Fuentes.
- Folleto la Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=15-08-2023
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/15-8-2019/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/08/15/asuncion-una-senal-de-esperanza/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2022/documents/20220815-angelus.html
Palabra de Vida Mes de Agosto 2023
“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”. (Mateo 15, 28) https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.