- Apoc 11, 19. 12. 1-6. 10
- Sal 44
- 1 Cor 15, 20-27
- Lc 1, 39-56
Toda la liturgia de hoy, está centrada en la Victoria del Hijo y la Madre, y nos invita a vivir una espranza firme y una alegría siempre presente en nuestra vida, incluso cuando el dolor nos visita.
Con ocasión de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María que la Iglesia celebra cada año el 15 de agosto, el Papa Francisco invocó la protección maternal de la Virgen para que nos acompañe “en este tiempo de peregrinación que aún debemos vivir aquí en la tierra” e invitó a dirigirse a la Virgen María para que “nos conduzca a la salvación.
Si, como María, recordamos las maravillas que el Señor realiza, si al menos una vez al día lo magnificamos, entonces damos un gran paso adelante. El corazón se dilatará, la alegría aumentará”, advirtió el Papa.
En esta línea, el Santo Padre aconsejó: “pidamos a la Virgen, puerta del Cielo, la gracia de iniciar cada día alzando la mirada hacia el cielo, hacia Dios, para decirle: ¡Gracias!”.
Muchas veces miramos, medimos y valoramos nuestra vida desde la óptica del pecado. Somos pecadores y para ser santos hace falta violentar nuestra naturaleza. Así, los sinceros, los piadosos, los castos, los sufridos, los generosos, los honrados, los que aman la pobreza, etc., se convierten en “los raros.” Y, claro está, ¡nadie quiere ser raro!
Ciertamente sería absurdo negar la existencia del pecado, pero, en la Virgen, Dios nos demuestra quiénes somos realmente, y a qué estamos llamados. Lo “raro” es el pecado, nace del príncipe de la mentira y es, por tanto, radicalmente falso, una ilusión. Por mucho que abunde, por mucho que nos rodee o nos oprima: ¡es una mentira!
Santa María es la prueba palpable de quienes realmente somos, lo otro: ¡Mentira! Pero, si alguna vez nos dejamos engañar y vivimos en un mundo de ilusión, buscamos la misericordia entrañable, palpable y real que brota del costado de Cristo y nos entregamos en el sacramento de la confesión … “saltaremos de gozo” y repetiremos: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador …”
Acabamos de leer en la primera lectura: “Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo”. Esta victoria del Señor Jesucristo que canta el libro del Apocalipsis es la que se verifica también en la Asunción de su Madre, María, a los cielos.
Nos está tocando vivir tiempos que poco antes de este presente aciago nos parecía imposible. Las amenazas del mal, siempre presente con sus poderosas fuerzas destructoras, se nos impone obstinadamente en forma de pandemia, de guerra, de injusticias lacerantes, de desprecio a la dignidad del ser humano…. Los horizontes de futuro no acaban de ser tranquilizadores del todo. Sigue siendo cierto que nuestras confortables inmanencias se tambalean.
Y, sin embargo, en comunión con el Señor Jesucristo y con la Virgen María, tan estrechamente unida a Él, en su triunfo sobre el mal, nos invitan al gozo, a la alegría, a la esperanza.
También San Pablo en el texto a los Corintios, se hace eco de esta misma victoria pascual de Cristo que ilumina la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos.
“Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador…” ¡Qué regalo más hermoso nos devuelve hoy el cielo con el canto de María, hecho Palabra de Dios! En este canto del Magnificat, hallamos los indicios para aprender cómo se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, y llegar a responder como Ella al regalo que nos hace Dios en su Hijo, a través de su Santa Madre: para ser un regalo de Dios para el mundo, y mañana un regalo de nuestra humanidad a Dios, siguiendo el ejemplo de María, que nos precede en esta glorificación a la que estamos destinados.
Quiera Ella, la Virgen María, ser hoy, y siempre, inspiración para cada uno de nosotros, haciendo posible que nuestra vida, también cuando el dolor nos oprima, ser luz de alegría y de inquebrantable esperanza; de forma muy particular para quienes más se sienten amenazados por las adversidades de la vida. Y con particular intensidad, en tantos jóvenes que se sienten encerrados en callejones oscuros, peligroso y destructivos. Brille para todos la luz de la esperanza que la humilde y extraordinariamente única, mujer de Nazaret, Madre de Dios y Madre nuestra, hoy nos ofrece en su Asunción a los cielos y en su canto de las maravillas realizadas por Dios en Ella, y en favor de los más aplastados por la impiedad de la historia.
Bibliografia:
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-sugiere-dirigir-la-mirada-a-la-virgen-para-que-nos-conduzca-a-la-salvacion-97253
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/08/15/es-posible-el-amor/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.