https://youtu.be/ttS-jf3bq1Q
- Dn 9, 4-10
- Sal 78
- Lc 6, 36-38
La liturgia de hoy nos debe llevar a reflexionar sobre nuestros pecados y la misericordia de Dios para así transformar nuestra vida de tal modo que podamos dar un testimonio coherente con la vida de Jesús.
Debemos para ello, reconocer que uno de los grandes problemas con los que se enfrenta la conversión es el reconocer, desde lo más profundo de nuestro corazón, que somos pecadores.
Y es que no es fácil reconocer que somos débiles y, por ello, generalmente buscamos EXCUSAR nuestras culpas y esto hace que sea difícil salir de nuestro pecado o superar nuestras debilidades.
La oración de Daniel nos pone un poco en evidencia a todos por su humildad y sinceridad. El profeta reconoce, no sólo el pecado personal, sino el colectivo. Él sabe que el destierro que padecen es el fruto de su pecado, pero al mismo tiempo sabe que su Dios es un Dios de misericordia.
La Biblia de Jerusalén traduce que el profeta “derramó” su oración, es decir, se vació de sí mismo para ponerse, en nombre de su pueblo, humilde y pecador, ante Quien es, por un lado “grande y terrible” y, por otro, fiel, leal y además “compasivo y perdona”.
No sigamos enmascarando o justificando nuestro pecado y debilidad, seamos honestos con nosotros mismos y declaremos delante de Dios y de su ministro nuestra debilidad.
Dios tiene razones más que suficientes para apartarnos de su amor. Así lo reconoce Daniel, pero, a pesar de todo, espera con el corazón encogido, una vez más el perdón generoso de Quien todo lo puede. Y es que las “razones” de Dios son el Amor y la Compasión, las cualidades de un Padre que nos ha dado la vida y acepta nuestras limitaciones y contradicciones. Dios es amor, y por ese amor nos perdonará, pero más aún, esta acción es la que nos permitirá superar nuestro pecado y vivir de continuo en la gracia y el amor de Dios.
En el espíritu de esta lectura y el salmo. San Lucas nos ofrece lo que pudiéramos denominar “un salto de calidad” en la revelación de Dios a los hombres. No se trata solo de reconocer con humildad nuestro pecado y esperar la misericordia de Quien nos quiere incondicionalmente. Jesús invita a vivir ya en la realidad del Reino de Dios con nuestra propia vida.
El Papa Francisco, al explicarnos el texto del Evangelio afirma que: “Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo” (v. 36). No se trata de un lema de impacto, sino de un compromiso de vida. Si observamos la historia de la salvación, vemos que toda la revelación de Dios es un incesante e incansable amor por los hombres: Dios es como un padre o como una madre que ama con amor infinito y lo derrama con generosidad sobre cada criatura. La muerte de Jesús en la cruz es la culminación de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor tan grande que sólo Dios puede realizarlo. Es evidente que, comparado con este amor que no tiene medidas, nuestro amor siempre será insuficiente. Pero, cuando Jesús nos pide que seamos misericordiosos como el Padre, ¡no piensa en la cantidad! Él pide a sus discípulos convertirse en signo, canales, testigos de su misericordia.
Y aquí es donde debemos confrontarnos pues cuántas horas oyendo hablar de la autoestima, cuántos libros publicados, y escuchar conferencias y consejos sobre aprender a quererse? Si bien es cierro, es muy útil, cuántas veces lo usamos para justificar conciencias, admitir actos y actitudes que nos incomodan “un poco”?; pero cuando nos encontramos con una vida que está en la basura, que objetivamente no tiene un agarradero donde cogerse, porque día tras día ha ido perdiendo a su familia, a sus amigos e incluso a sí mismo y que ha llegado a ser una sombra de su pasado, de nada sirve decirles que se quieran, pues no quisieran su estado ni para su peor enemigo.
Lo que tienen que hacer, es sentirse queridas, no por lo que tiene, sino por quiénes son. Y es cuando es útil traer a nuestra realidad que tenemos a Dios en nuestras manos y lo comulgamos todos los días, pero seguimos “enganchados” al bienestar con repugnancia a la cruz, Recibimos el perdón de Dios y lo comunicamos en nombre de toda la Iglesia, pero seguimos intentando robar de los demás prestigios o prebendas …
“Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados… pues estamos agotados”. No es falta de autoestima ni complejo de culpa, es la realidad: Dios nos quiere, aunque seamos pecadores … “nuestro Dios es compasivo y perdona”; no se enorgullece del pecado de sus hijos, pero seguimos siendo sus hijos.
¿A quién vamos a condenar?, ¿A quién vamos a juzgar? ¿A quién vamos a medir? ¿A quién no vamos a perdonar?
Cuando Cristo dice «no juzguéis» no está prohibiendo el ejercicio de nuestra capacidad de discernimiento, ni tampoco se dice que tengamos que aprobar todo lo que hace nuestro hermano. Lo que Él prohíbe es atribuir una intención mala a la persona que actúa de esa manera. Solamente Dios conoce qué hay en el corazón de la persona. «El hombre mira las apariencias pero el Señor mira el corazón» (1Sam 16,7). Por tanto, juzgar es una prerrogativa de Dios, prerrogativa que nosotros le usurpamos cuando juzgamos a nuestro hermano.
Volvamos a la Palabra de Vida de este mes que nos insta a poner en practica: “«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12)
Lo importante en el Cristianismo es el amor: «Como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn 13,34). Este amor es derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo (cf. Rom 5,5). En la Eucaristía, Cristo nos entrega Su Corazón como un don y así nosotros podemos amar a cada uno con Su Corazón y ser misericordiosos tal como el Padre del Cielo es misericordioso.
Bibliografia
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/14/saber-querer/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.