https://youtu.be/jPDyBcb7a8E
- Is 26, 7-9. 12. 16.19
- Sal 101
- Mt 11, 28-30
La liturgia de hoy esta llena de palabras de esperanza en la que el Señor nos muestra su Amor y Misericordia y nos muestro el consuelo que alegra a nuestro corazón. Así en la primera lectura desde el inicio nos indica que “la senda del justo es recta porque tú Señor , allanas el camino… Tu nos darás La Paz.” Y con en el Salmo decimos le decimos que el “tiene Misericordia con nosotros” como nos lo muestra en el evangelio cuando nos indica que El es “manso y humilde de corazón”, y en El encontraremos descanso” pues El nos brinda un yugo suave y un carga ligera.
Cuánto hace falta hoy en nuestra vida , que tengamos más a menudo esta experiencia que nos platica Isaías, y que ha sido la experiencia de todos los santos, de todos los que han buscado con un corazón sincero al Señor.
Hoy recibimos la invitación a vivir esta experiencia. Deja, por un momento, el ruido de tu actividad, cierra las puertas de tu cuarto y, en el silencio del corazón, encontrarás a Jesús. Recuerda que la Palabra de Vida de este mes nos indica que «solo una cosa es necesaria» (Lc 10, 42) Acoger y vivir su Palabra.
“Ansiando tu nombre y tu recuerdo.” nos dice el profeta. Su Nombre porque en El está la salvación. Ansiar es desear intensamente, como cuando nos falta el aire y buscamos que llene nuestros pulmones.l está la salvación. Su recuerdo, porque la vida se centra en él. No en vano, en los días finales de la Pascua, nos hablaba Jesús de la actividad del Espíritu: “Os recordará lo que os he dicho y os llevará al conocimiento de la verdad plena.” Y así nos empleamos y ocupamos nuestro tiempo en ansiar de noche y en nuestro interior madrugar por él y para él.
El deseo lleva a buscar y buscando con sinceridad, encontramos en torno nuestro los signos de este Reino iniciado ya. Para ello, el profeta Isaías marca unas actitudes y señala un norte que mantenga el rumbo de la vida y de las actuaciones: “en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos”. Para esperar ciertamente hay que creer y confiar. Sin fe no hay esperanza y tampoco espera, pues no tenemos nada que esperar. Si vacilamos en la fe o es poca, la esperanza es tan débil que al final, desesperamos de todo y de todos, hasta de Dios.
Y aplicando todo esto al quehacer de cada día, resulta que todo lo que hacemos quedará impregnado por la justicia de Dios, “porque tus juicios son luz de la tierra y aprenden la justicia los habitantes del orbe.” nos dice Isaías.
¿Cómo cala esta palabra en la propia existencia? Vivirla hacia adentro, para que se pueda comunicar algo que realmente merezca la pena.
Termina Isaías con palabras de júbilo y esperanza, reconociendo a Dios como Señor y dador de vida, aquél que es luz y paz.
Dejemos que Dios sea el centro de nuestra vida y digamos de corazón lo que nos dice Isaías en este cántico: “Mi alma te ansía de noche, mi espíritu madruga por ti”.
Señor, tú nos darás la paz en este día porque en ti confiamos.
También el Evangelista nos da hoy palabras de esperanza ante un mundo que ha decidido darle la espalda a Dios, ante un mundo hostil a lo cristiano y a los cristianos, escuchar de Jesús (que es quien nos habla en la liturgia o en la lectura personal de la Palabra), provoca consuelo, alegría y esperanzas en medio de las luchas cotidianas: «Venid a mí todos los que estáis fatigados (…), yo os daré descanso».
Nos explica el Papa Francisco: “Vemos que Jesús se dirige también a los “cansados y agobiados”. En efecto, Él se coloca entre ellos, porque es “manso y humilde de corazón” (v. 29): así se describe a sí mismo… Jesús dice que si vamos a Él, encontraremos alivio. El “alivio” que Cristo ofrece a los cansados y oprimidos no es un mero consuelo psicológico o una pródiga limosna, sino la alegría de los pobres evangelizados y constructores de la nueva humanidad: esto es el consuelo.”
Consuelo, porque estas palabras contienen la promesa del alivio que proviene del amor de Dios
Continua el Pontifice: “La alegría. La alegría que nos da Jesús. Es única. Es la alegría que Él mismo tiene.” Alegría, porque hacen que el corazón manifieste en la vida, la seguridad en la fe de esa promesa. Esperanzas, porque caminando, en un mundo así de resuelto contra Dios y nosotros, los que creemos en Cristo sabemos que no todo acaba con un fin, sino que muchos “fines” fueron “principios” de cosas mucho mejores, como lo mostró su propia resurrección.
Nuestro fin, para principio de novedades en el amor de Dios, es estarse siempre con Cristo. Nuestra meta es ir indefectiblemente al amor de Cristo, “yugo” de una ley que no se basa en la limitada capacidad de los voluntarismos humanos, sino en la eterna voluntad salvadora de Dios.
“Venid a mí” Esta es la invitación que hace el corazón de Jesús a toda la humanidad. Porque tanto amó Dios al mundo que, en la plenitud de los tiempos envió a su hijo amado, Jesús, a este mundo para que todos los hombres pueden encontrar en él la salvación y la paz. Viene a nosotros para que nosotros vayamos a él.
Así es, Jesús el que ha salido del Padre viene a los hombres, llama a sus puertas, busca a los perdidos, y pide insistentemente a aquellos que lo escuchan: “venid a mí”.
Lamentablemente cuando estamos cansados y agobiados tendemos a intentar solucionar las cosas por nosotros mismos. El resultado es evidente, terminamos más cansados y agobiados. Lejos de reconocer con humildad que necesitamos ser ayudados, por Dios y los hermanos, solemos encerrarnos en nuestra autosuficiencia que en esos momentos resulta fatídica.
Jesús ha venido hacer todo lo contrario. En sentido estricto ha venido a arrimar el hombro, más aún a cargar sobre su hombro con nosotros y nuestras cruces. Mientras todos los demás dicen y no hacen; Jesús calla y actúa.
“El error, cuando las cosas van mal, nos indica el Papa Francisco, es permanecer donde se está… Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino la angustia del corazón; no nos quita la cruz, sino que la lleva con nosotros. Y con Él cada peso se hace ligero (cf. v. 30) porque Él es el descanso que buscamos”
Terminemos diciéndole al Señor con el Salmista: “Tu, Señor, reinas para siempre y tu fama pasa de generación en generación.”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Píldorasdefe.com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-7-2014/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/07/14/venid-a-mi-2/
- https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
«Solo una cosa es necesaria» (Lc 10, 42) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.