?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Col 3, 1-11
- Sal 144
- Lc 6, 20-26
La primera lectura que hoy meditamos, comienza con una afirmación rotunda de Pablo: “…Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba donde está Cristo…” Algo extremadamente importante, fundamental para nuestra vida. Y que él da por hecho, de tal modo que tenemos la impresión de que no necesita explicar nada. De ahí pasa directamente a “sacar las consecuencias” que esa realidad tiene para nuestra vida.
Y me pregunto sobre nuestra conciencia de “haber resucitado”, de estar viviendo “ya” una vida nueva a la que nos ha dado acceso Cristo Jesús.
Y me temo que, globalmente, no se nos nota mucho que somos resucitados. Quizá nos ocurre que sobrepasa de tal manera lo imaginable que no nos atrevemos a “dejarnos invadir” por el torrente de la vida plena del resucitado. Es como si fuera demasiado bueno, y por supuesto inalcanzable, para nosotros.
Sin embargo, la “traducción” que Pablo nos ofrece de lo que significa aspirar a los bienes de arriba y dar muerte a lo terreno nos muestra cosas muy interesantes. Lo “terreno” no es nuestra condición de criaturas, ni nada de lo bueno que se hace presente en nuestras vidas. Leemos con atención la lista de las cosas que se nos invita a abandonar y seguro que hay acuerdo en que ninguna de ellas constituye un “bien terreno”. Más bien son presencia del mal y del sufrimiento para los otros y para nosotros mismos.
¿Cómo liberarnos de todo ello? No hay recetas. Pablo nos dice que nos revistamos del hombre nuevo. Que sepamos aventurarnos en esa “dimensión” en la que ya no hay distinción entre los seres humanos (sí diferencias) porque es Cristo quien está en todos. Y aceptarlo supone elegir para nuestra vida el camino del amor, como Él nos mostró y para eso nos ofrece hoy el evangelio las bienaventuranzas, lista de valores contrarios totalmente a los que el mundo nos ofrece, pero necesarios, como nos dice el padre Yepes en el audio, para abrir nuestro corazón y dejarnos llenar de fe y confiar en el Señor. También nos muestra los cuatro “ayes” de las consecuencias de seguir escuchando y priorizando los valores del mundo como camino de nuestra vida.
“…Las Bienaventuranzas enseñadas por Jesús a los apóstoles y a la multitud reunida sobre la colina junto al mar de Galilea “son el camino a la santidad y a la felicidad”, nos dice el Papa Francisco.
…El camino para alcanzar la verdadera felicidad, el camino que conduce al Cielo -dijo Francisco- es un camino difícil de comprender, porque va contra la corriente, pero el Señor nos dice que quien va por este camino es feliz, y que tarde o temprano se convierte en una persona feliz”…
Concluye el Papa Francisco, “…este es el camino de la santidad, y es el camino mismo de la felicidad. Es el camino que recorrió Jesús, y aún más, es Él mismo este camino: quien camina con Él y pasa a través de Él entra en la vida, en la vida eterna. Pidamos al Señor la gracia de ser personas sencillas y humildes, la gracia de saber llorar, la gracia de ser mansos, la gracia de trabajar por la justicia y la paz, y sobre todo la gracia de dejarnos perdonar por Dios para convertirnos en instrumentos de su misericordia.”
Mes de septiembre
Confesarse
/Confiésate y empieza de Nuevo. La confesión es un Sacramento de sanación ¿Por qué no lo aprovechas para un nuevo comienzo, dejando atrás los rencores y dolores del pasado?. La confesión de ta el impulso a una nueva vida, el Señor te lo ha regalado para que te acerques a Él limpio y renovado.p>
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.