https://youtu.be/C6ClNg0KdmA
- Hch 12,24-13,5
- Sal 66
- Jn 12,44-50
“Yo he venido al mundo como luz”, nos dice el Señor en la Liturgia de hoy, y sin duda alguna habitar en ella es entregar nuestra vida en sus manos, lo que nos llevará por el camino de la Salvación. Por eso con el Salmista repetimos: “Que te alaben, Señor, todos los pueblos . Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero” Esta fue la luz que por medio del Espíritu Santo, impulsó a Saulo y Bernabé a cumplir la misión que el Señor les dijo tenía destinada para ellos y partieron hacia Salamina y anunciaron la palabra de Dios.
El Espíritu Santo desde el día de nuestro bautismo nos ENVÍA y espera de nosotros una respuesta generosa como la de Saulo y Bernabé. Entonces meditemos: ¿Será que hoy en día la Palabra de Dios se propaga y se vive? ¿Podemos decir que la Palabra de Dios cunde y se propaga cuando vemos en nuestro medio “cristiano” gobiernos e instituciones en donde la práctica de la corrupción es común y corriente, cuando en nuestras empresas existen con frecuencia injusticias laborales, cuando en nuestras oficinas, en vez de rendir el 100% buscamos la manera de dar lo menos posible?
Es, pues, necesario que cada uno de nosotros tome un claro compromiso, no sólo en la vivencia del Evangelio, sino en la misión de hacerlo conocer a los demás, de manera que todas estas situaciones de pecado puedan ser eliminadas.
Jesús mismo, la luz, afirma el Papa Francisco dice: “Anímate, déjate iluminar, déjate ver lo que tienes dentro, porque yo he venido a sacarte, a salvarte. Yo no te condeno. Yo te salvo” (v. 47). El Señor nos salva de las tinieblas que tenemos dentro, de las tinieblas de la vida cotidiana, de la vida social, de la vida política, de la vida nacional, internacional… Hay tanta oscuridad dentro. Y el Señor nos salva.”
Él es la luz que nos permite conocer la verdad de lo que somos y a lo que estamos llamados. La persona y enseñanza de Jesús nos muestran el camino para no perdernos “en tinieblas”. Pero no podemos olvidar que hay “otras luces” que nos “indican sendas peligrosas que llevan a alegrías y satisfacciones efímeras. Hoy, en muchas manifestaciones de la cultura dominante se registra gran indiferencia y superficialidad.
Al dejarnos guiar por esas otras luces rechazamos sus palabras. Y esto tiene sus consecuencias: nos deja en tinieblas para acertar con nuestro verdadero bien. Con nuestra libertad disponemos de nosotros mismos, por eso es tan seria la cuestión sobre la libertad. Sólo la Verdad nos hace verdaderamente libres (cf. Jn 8, 32) y adhiriéndonos a esa Verdad, que es Cristo, nuestra libertad crece. La gracia pide nuestra cooperación. Como recordaba Benedicto XVI, “la libertad debe ser conquistada para el bien una y otra vez” (Encíclica “Spes salvi” 24). Dios nos ha dado la libertad para que le amemos. El amor es lo que hace que la libertad se ponga en movimiento y la libertad crece en la misma medida en que amamos.
Entonces, nos indica el Papa Francisco, “si tendemos a pensar, a menudo en estas otras luces , no encontraremos un muro, no, encontraremos una salida, porque Jesús mismo dice que Él es la luz, y también: “Vine al mundo no para condenar al mundo, sino para salvar al mundo” (cf. Jn 12,46-47). Jesús mismo, la luz, dice: “Ten valor: déjate iluminar, déjate ver por lo que tienes dentro, porque soy yo quien te lleva adelante, para salvarte. No te condeno. Yo te salvo” Hay muchas tinieblas interiores. Y el Señor nos salva. Pero nos pide que las veamos primero; tener el valor de ver nuestras tinieblas para que la luz del Señor entre y nos salve.” Porque, continuando con el texto de San Juan, nos indica que “El que cree en mi, no cree en mi, sino en aquel que me ha enviado” . Aceptar a Jesús, entonces, es creer, ver, escuchar al Padre, significa no estar en tinieblas, obedecer el mandato de vida eterna. Bien nos viene la amonestación de san Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (…). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».
En este tiempo de resurrección, Jesús ha llenado de luz nuestro corazón asegurándonos que gracias a él también nosotros vamos a vencer a la muerte y poder resucitar a una vida de total felicidad. También el Padre nos resucitará a nosotros: “Si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los resucitará con él”. Nuestro destino es la vida y no la muerte.
Bibliografía:
- PildorasdeFe.com
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/05/11/dejarnos-iluminar-por-cristo/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Mayo 2022
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros» (Jn 13, 34) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/05/01/mayo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.