?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/ul4W8ilDsrU
- Amos 7, 12-15
- Sal 84
- Ef 1, 3-14
- Mc 6, 7-13
“La gran libertad de Dios al donarse a nosotros constituye un desafío y una exhortación a modificar nuestras actitudes y nuestras relaciones. Es la invitación que nos dirige Jesús hoy, nos explica el Papa Francisco. Él nos llama a no pensar según las categorías de «amigo/enemigo», «nosotros/ellos», «quien está dentro/quien está fuera», «mío/tuyo», sino para ir más allá, a abrir el corazón para poder reconocer su presencia y la acción de Dios también en ambientes insólitos e imprevisibles y en personas que forman parte de nuestro círculo.”
Amós, nacido en el Reino del Sur hacia el año 750, comienza a hablar en nombre de Dios en el Reino de Norte, anunciando el castigo de Dios que se avecina (la destrucción del reino) y es recriminado por Amasías, sacerdote del santuario de Betel, que es el santuario nacional, controlado por el rey (el reino del norte tiene su culto y sus sacerdotes, independientes de Jerusalén).
Existe el gremio de los profetas, también “oficiales”, ligados a los templos, pero Amós no pertenece a él, y habla al pueblo anunciado el castigo de Dios por sus pecados y la destrucción del reino. Los sacerdotes oficiales rechazan al profeta no oficial, que no forma parte de los colegios de profetas, sino que habla porque Dios lo ha elegido.
Es frecuente en los profetas esta condición de “marginales”. No son sacerdotes, ni pertenecen a los colegios de profetas reconocidos. Son elegidos por Dios gratuitamente, sacados de sus oficios y llamados a anunciar la Palabra. Y es más frecuente aún que sean ellos los que comunican la verdadera Palabra de Dios, mientras los profetas que lo son por oficio no lo hacen.
Amós recrimina al pueblo y al rey sus pecados y les anuncia el castigo. El sacerdote oficial lo denuncia al rey, pues no puede tolerar que en el templo real se proclame una doctrina tan peligrosa (para el profeta y para él mismo, responsable del templo) pero (es un rasgo de delicadeza de Amasías) avisa al profeta para que huya y salve su vida.
El texto plantea un delicado problema, presente en las religiones y sobre todo en las religiones que tienen algo de oficial: molestar al pueblo o al rey, aun diciendo palabras verdaderas, incluso Palabra de Dios, puede ser un delito, conlleva un riesgo. En la Iglesia tenemos centenares de casos que lo demuestran.
Tal fue también, conviene no olvidarlo, la situación de Jesús, innovador de lo que se entendía como Palabra de Dios, sin ninguna autoridad personal reconocida por sus estudios o por su status, crítico de fariseos y doctores y asesinado finalmente por los legítimos sacerdotes del Templo.
Hoy, en Espíritu Santo nos revela, a través de la carta a los Efesios que se lee en la Misa, que Dios nos ha elegido en su Hijo para que seamos santos y nos ha elegido “antes de la constitución del mundo. La llamada no es “improvisada”, sino que forma parte del designio eterno de Dios, pues a los que predestinó, también los llamó (Rm 8, 30). En la vocación de cada uno se ha dado esa elección divina. Primero nos ha elegido y después nos ha creado para cumplir esa llamada. La elección precede a nuestra existencia, es más, determina la razón de ser de nuestra existencia. Algo de enorme trascendencia, porque el origen de la elección y la llamada no está en ningún merecimiento por nuestra parte, sino en la bondad y el amor de Dios por cada hombre. Dios nuestro Padre antes de crearnos nos ha elegido y sólo después nos ha creado con todos los dones y cualidades necesarias para poder realizar en nuestra vida esa elección “ser santos e irreprochables ante El por el amor”. Por tanto, sólo a la luz de esta llamada y elección adquieren pleno sentido los dones que Dios nos ha dado. Sólo tiene sentido que los empleemos al servicio de esa elección y vocación. Por esto mismo, lo más humano, lo más humano, el camino de nuestra felicidad, el sentido de nuestra existencia es corresponder a esa llamada divina.
Las lecturas de este domingo, nos comenta Fr. Edgar Amado D. Toledo Ledezma, OP, nos invitan a comunicar, compartir, anunciar lo que hemos recibido gratuitamente como discípulos y misioneros de Jesús. Quizá una de las razones por las que mucha gente no conoce el Evangelio de Jesús o tiene una idea distorsionada del mismo o se muestra indiferente sea por nuestra falta de “evangelización”. Evangelización entendida como la comunicación gozosa de la Buena Noticia, no tanto con palabras rebuscadas y difíciles sino con sencillez y profundidad, pero también con la belleza del testimonio personal y comunitario. Estamos invitados e invitadas a renovar nuestro compromiso, don y tarea de todo bautizado: anunciar con alegría el Evangelio que trae la vida verdadera.
Eln el Evangelio vemos que Jesús envía a los Doce, de dos en dos, a predicar. Hasta ahora han acompañado al Maestro por los caminos de Galilea, pero ha llegado la hora de comenzar la difusión del Evangelio, la Buena Nueva: la noticia de que nuestro Padre Dios nos ama con un amor infinito y que nos ha traído a la vida para hacernos felices por toda la eternidad. Esta noticia es para todos. Nadie ha de quedar al margen de la enseñanza liberadora de Jesús. Nadie queda excluido del Amor de Dios. Es necesario llegar hasta el último rincón del mundo. Hay que anunciar el gozo de la salvación plena y universal, por medio de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros, muerto y resucitado y presente activamente en la Iglesia.
Palabra de Vida Mes de Julio 2021
“Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9, 22) . https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.