- Gen 1, 20-24a
- Sal 8
- Mc 7, 1-13
Hoy en la liturgia el señor inicia hablándonos en el Salmo : ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?»— El Papa Francisco, afirma que “…esto expresa «la admiración ante de la ternura, del amor de Dios: ¿por qué tú te comportas así con nosotros? No somos nada, pero tú eres grande.. La respuesta se encuentra en la primer lectura que cuenta el pasaje de la creación.
Dios da todo al hombre. Y la creación del hombre y de la mujer es la coronación de toda la creación del mundo, es el final». Pero, se preguntó, «¿qué nos da Dios» para hacernos decir en el Salmo: «qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?».
«…Nos ha dado el ADN, es decir que nos ha hecho hijos, nos ha creado a su imagen, a su imagen y semejanza, como Él». Y, añadió «que se le parezca mucho o poco, es hijo: ha recibido la identidad». Se trata de una unión que permanece.
El mismo Jesús, por otro lado, «nos ha enseñado cómo un padre sabe esperar a los hijos». En definitiva, Dios «nos ha dado esta identidad de hijos». Incluso podemos decir: «Somos “como dioses” porque somos hijos de Dios». Y Dios «está contento, porque tiene en la tierra un hijo, como tiene otro en el Cielo. Está feliz el Señor: “Es muy bueno”, se dice a sí mismo».
Hemos sido creados a su imagen y semejanza. Nos ha dado el don de la tierra, de la creación: “¡Todo es vuestro, pero para llevarlo adelante, para cuidarlo, no para destruirlo!”». Y «esto se hace con el trabajo: el trabajo es un don de Dios y cuando una persona no tiene trabajo, se siente sin dignidad, le falta algo que viene de Dios». Finalmente Dios «nos ha dado el amor: el amor que empieza aquí, en el hombre y en la mujer».
Por eso, concluyó, «damos las gracias al Señor por estos tres regalos que nos ha dado: la identidad, el don-tarea y el amor. Y pedimos la gracia de custodiar esta identidad de hijos, de trabajar en el don que nos ha dado y llevar adelante con nuestro trabajo este don, y la gracia de aprender cada día a amar más».
Y estos tres regalos tienen relación con lo que Jesus, nos confronta con el texto del evangelio, la incongruencia con que muchas veces vivimos la fe.
¿Habremos pensado alguna vez lo que nosotros podemos influir en los demás casi sin darnos cuenta? Vivimos en un mundo de relaciones; y no es porque ahora en nuestros tiempos parezca que eso destaca más, sino que por naturaleza estamos hechos para la relación, para el encuentro, para la comunicación.
Queremos quizá alguna vez vivir encerrados en nosotros mismos pero no olvidemos que vivimos rodeados de otros seres, otras personas, ya sea nuestra familia, compañeros de trabajo, los vecinos con los que convivimos en un mismo lugar, pero de alguna manera esa interrelación llega a todo ese mundo que nos rodea, aunque quizá ni nos conozcamos ni hayamos intercambiado una palabra alguna vez. Y eso hace que lo que hacemos y lo que vivimos tenga su repercusión en los demás, podemos ser ejemplo, podemos ser estímulo, simplemente caminamos los unos junto a los otros, pero también podemos influir negativamente.
Es por eso que el Señor vuelve a hacernos una llamada seria a la conversión, a querer SER UNO CON ÉL, y renunciar a tanto ritualismo que ocasiona vacío en nuestros corazones; no soporta el culto litúrgico cuando este no va acorde con el verdadero culto: el del corazón. Porque el corazón de Dios es el Amor, y quiere ser amado plenamente por cada uno de nosotros en nuestros corazones
Este es el núcleo de la Palabra que el Señor nos regala hoy: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí». Es decir, el Señor desea ser amado de todo corazón. No le agrada ser solamente una parte de nuestro corazón.
Cuando vaciamos la fe del contenido del amor estamos practicando una religión sin Dios. Un culto vacío. Jesús impregnó cada palabra, cada gesto milagroso de la misericordia y compasión de Dios. No podemos caminar a ciegas sin el contenido de la fe. Puesto que estaremos dando tumbos sin un rumbo claro en el seguimiento de Cristo.
Al Dios del cielo y de la tierra que nos creó a su imagen y semejanza se encomendó en nuestras manos el universo entero, pidámosles con la Oración de los Fieles, para que todos nosotros evitemos toda separación ingrata entre la fe que profesamos y la vida cotidiana que realizamos.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2017/documents/papa-francesco-cotidie_20170207_cuestion-de-adn.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://es.catholic.net/op/articulos/12870/las-tradiciones-de-los-fariseos.html#google_vignette
- http://la-semilla-de-cada-dia.blogspot.com/2019/10/vivamos-de-forma-congruente-nuestra-fe.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://es.catholic.net/op/articulos/77120/cat/737/este-pueblo-me-honra-con-los-labios-pero-su-corazon-esta-lejos-de-mi.html#modal
Palabra de Vida Mes Febrero. Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (Primera carta a los tesalonicenses 5, 21 https://ciudadnueva.com.ar/febrero-2025/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.