https://youtu.be/qQVMP7r44Kw
- 1 Re 11, 29-32; 12, 19
- Sal 80
- Mc 7, 31-37
La infidelidad siempre tiene consecuencias negativas en la vida del hombre, es la lección de la liturgia de hoy, esto nos lleva a ser sordos espirituales y mudos para evangelizar o dar un buen consejo. El Señor nos dice “Effetá! – ¡Ábrete!»
Cuando, seducidos por el pecado, olvidamos nuestra alianza bautismal y nos enrolamos en la vida mundana, nuestra vida se divide de la misma manera que se dividió el reino de Israel, y como producto de esta división se pierde la paz y la armonía interior, lo que tarde o temprano terminará por extinguir en nosotros la felicidad. Y es que, como diría Jesús, no podemos servir a dos amos, pues con alguno de ellos se quedará mal.
En esta lectura del 1º Libro de los Reyes vemos al profeta Ajías de Silo realizar un gesto simbólico “rasgó su manto nuevo”, para predecir la división del pueblo de Israel “voy a desgarrarle el reino a Salomón”. Esto fue debido a la conducta errada del rey al final de su vida; pero no sólo por él, tampoco el pueblo hizo lo que el Señor quería, de ahí la queja de Dios que leemos en el salmo que hoy se proclama: “mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer”, y su deseo manifestado: “ojalá me escuchase mi pueblo”.
Acabamos de leer en el evangelio de hoy la curación de un sordo mundo, y como nos explica el Papa Francisco: “Ese hombre no podía hablar porque no podía oír. Jesús, de hecho, para curar la causa de su malestar, primero le pone los dedos en los oídos, luego en la boca, pero antes en los oídos. Todos tenemos oídos, pero muchas veces no somos capaces de escuchar. ¿Por qué? Hermanos y hermanas, hay de hecho una sordera interior, que hoy podemos pedir a Jesús que toque y sane. Y esta sordera interior es peor que la física, porque es la sordera del corazón. Atrapados por las prisas, por mil cosas que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a quien nos habla. Corremos el riesgo de volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a quienes necesitan ser escuchados: pienso en los hijos, en los jóvenes, en los ancianos, en muchos que no necesitan tanto palabras y sermones, sino ser escuchados. Preguntémonos: ¿cómo va mi escucha? ¿Me dejo tocar por la vida de las personas, sé dedicar tiempo a los que están cerca de mí para escuchar?”
Pero este Evangelio nos habla también de nosotros: a menudo nosotros estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles e inhóspitas. Incluso las relaciones humanas más elementales a veces crean realidades incapaces de apertura recíproca: la pareja cerrada, la familia cerrada, el grupo cerrado, la parroquia cerrada, la patria cerrada… Y esto no es de Dios. Esto es nuestro, es nuestro pecado.
Sin embargo, en el origen de nuestra vida cristiana, en el Bautismo, están precisamente aquel gesto y aquella palabra de Jesús: «¡Effetá! – ¡Ábrete!». Y el milagro se cumplió: hemos sido curados de la sordera del egoísmo y del mutismo de la cerrazón y del pecado y hemos sido incorporados en la gran familia de la Iglesia; podemos escuchar a Dios que nos habla y comunicar su Palabra a cuantos no la han escuchado nunca o a quien la ha olvidado y sepultado bajo las espinas de las preocupaciones y de los engaños del mundo.
Y nos podemos preguntar ¿Cómo hacer para revertir esta situación, es decir, cómo hacer para que el pueblo, para que nosotros mismos escuchemos la voz del Señor y así vivir unidos? San Josemaría nos ofrece el secreto para conseguirlo: «Haz lo que debas y está en lo que haces».
La única solución, radica entonces, en que Dios mismo nos abra el oído. Nos lo dice también la Escritura por medio del profeta Isaías, “cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor Dios me ha abierto el oído”. Por tanto la solución sólo puede venir del mismo Dios, y para ello al llegar “la plenitud de los tiempos” se hizo uno de nosotros.
Bibligrafía
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/02/10/asi-se-habla/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.