“El Señor les ha dado a ustedes el poder”, nos dice la primera lectura de hoy. Cristo ha dado a cada seguidor su poder y autoridad. Él nos ha dado todas las herramientas para que nos apropiemos de ellas. El poder del cristiano se basa en arrebatar la verdad que conquisto Jesús para entregárnosla y que conjuntamente con él gobernemos sobre la tierra.
Y es que como nos comenta Fray Antonio Bueno Espinar O.P., desde el momento en el que ser humano es creado por Dios y lo hace a imagen suya, le da la capacidad de regirse y regir a otros. Pero no puede hacerse de cualquier manera, sino que ha de aprender y para ello, se le indica que “escuche”, “entienda” y “aprenda”. Y es necesario hacerlo por ese orden.
Jesús estaba diciendo que el que está en nosotros es más grande que el que está en el mundo. Su poder es mayor que el poder del enemigo. Cuando hay un conflicto frontal entre el poder del enemigo y el poder de Dios, el poder del enemigo perderá cada vez.
En la declaración de Pablo en 1 Corintios 4:19-20, podemos entender el poder que tenemos como creyentes. Pablo dice en estos versículos que él viene a Corinto para ver a los maestros que están allí, y no viene para oír sus palabras, sino que viene para ver el poder en sus vidas, “porque el reino de Dios no es palabras, sino poder”.
Esta lectura debe llevarnos a meditar en cómo estamos usando el “poder”, y de los dones que Dios nos ha dado. Nuestro compromiso con la Palabra y las verdades de Dios, o con la instrucción expositiva de la verdad de Dios, es vivir esas verdades, lo cual nos llevan a entender el poder de Dios.
El Papa Francisco al explicarlos el texto del evangelio nos dice que “este pasaje, por así decir, divide el mundo en dos: quien no da las gracias y quien da las gracias; quien toma todo como si se le debiera, y quien acoge todo como don, como gracia. El Catecismo escribe: «Todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias» (n. 2638). La oración de acción de gracias comienza siempre desde aquí: del reconocerse precedidos por la gracia. Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido amados antes de que aprendiéramos a amar; hemos sido deseados antes de que en nuestro corazón surgiera un deseo. Si miramos la vida así, entonces el “gracias” se convierte en el motivo conductor de nuestras jornadas.”
El P. Conrad J. MARTÍ i Martí OFM , no invita a meditar: ¿Imitamos al leproso curado, que vuelve a Jesús para darle gracias? De hecho, sólo «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios» (Lc 17,15). Jesús echa de menos a los otros nueve: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?» (Lc 17,17). San Agustín dejó la siguiente sentencia: «‘Gracias a Dios’: no hay nada que uno puede decir con mayor brevedad (…) ni hacer con mayor utilidad que estas palabras». Por tanto, nosotros, ¿cómo agradecemos a Jesús el gran don de la vida, propia y de la familia; la gracia de la fe, la santa Eucaristía, el perdón de los pecados…? ¿No nos pasa alguna vez que no le damos gracias por la Eucaristía, aun a pesar de participar frecuentemente en ella? La Eucaristía es —no lo dudemos— nuestra mejor vivencia de cada día.
Hoy que celebramos a San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia que con la predicación trató de inculcar a los fieles el profundo mensaje de la vida bautismal. Combatió la herejía, organizó la liturgia, embelleció las basílicas, renovó la vida monástica.
Propenso a cierto método exegético, desarrollado sobre todo por San Agustín, con las predicaciones litúrgicas sabe conducir a sus fieles, de la realidad histórica (ordo rerum) de la vida de Jesús a una inteligencia más profunda, y a la ejemplaridad de unos hechos (gesta) efectuados de una vez y para siempre. En cuanto a su cristocentrismo, por una parte defiende con energía el dogma del único Cristo en dos naturalezas, tesis fundamental de Calcedonia, y de modo particular la encarnación, mientras que, por otra, no deja de hablar de Cristo, Señor y Salvador.
Pues pidámosle con la Oración Colecta, su intercesión para permanecer firmes en la verdad y gozar de una paz estable.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.